EN UN detenido análisis sobre el comportamiento del sector de la infraestructura en el país y especialmente a las empresas dedicadas a la energía, la firma calificadora Moody’s, ve un mayor grado de incertidumbre.
Señala, en general, que la mejora de las condiciones hidrológicas está aliviando la presión sobre la red eléctrica colombiana, pero las tasas de interés persistentemente altas frenarán el incremento de la calidad crediticia de los proveedores de energía.
Dice el informe que las empresas colombianas se están preparando para mayores costos de la energía a medida que los suministros de gas natural se reducen y el país gira hacia costosas importaciones de gas natural licuado (GNL).
La presión sobre la calidad crediticia corporativa no se manifestará de inmediato, pero con el tiempo, el aumento de los gastos energéticos amenazará a sectores importantes de la economía, en particular el sector energético.
Indica el análisis, que “el sector energético de Colombia está lidiando con la disminución de las reservas de gas natural, al mismo tiempo que aumenta la demanda y ciertas decisiones políticas restringen los nuevos esfuerzos de exploración”.
Estrategias
Considera Moody’s que el país está adoptando medidas inmediatas y estrategias a largo plazo para mitigar estos riesgos, pero los planes de seguridad energética y transición a las energías renovables de Colombia son muy inciertos para los inversores, a pesar de los esfuerzos del gobierno por priorizar una ambiciosa legislación sobre energías limpias.
Insiste la firma que “las condiciones hidrológicas están mejorando, aliviando las presiones operativas y financieras sobre el sistema eléctrico del país, y esperamos que la demanda de electricidad siga siendo fuerte en 2024-25.
Sin embargo, con los intereses altos durante ese periodo, reducirán las ganancias relacionadas con la energía hidroeléctrica.
Moody’s señala que “la dependencia de Colombia de la generación hidroeléctrica hace que su sector eléctrico sea muy vulnerable a los riesgos climáticos físicos, pero unas lluvias más intensas de lo normal debido a un fenómeno de La Niña beneficiarían a la generación hidroeléctrica, aliviando la dependencia de la red de combustibles no renovables al menos en los próximos meses”.
Por otra parte, la demanda de electricidad seguirá siendo fuerte hasta 2024-25, y el sistema debe aumentar la capacidad de generación para satisfacer esta demanda en expansión en un entorno de tasas de interés aún altas.
Las empresas colombianas se preparan para afrontar mayores costos de la energía a medida que se reducen los suministros de gas natural y el país se orienta hacia importaciones costosas de gas natural licuado (GNL).
Reservas gas
El sector energético de Colombia se enfrenta a unas reservas de gas natural cada vez más reducidas, al tiempo que aumenta la demanda y ciertas decisiones políticas restringen los nuevos esfuerzos de exploración. El gas natural desempeña un papel vital en la matriz energética de Colombia, contribuyendo significativamente a los ingresos fiscales y al PIB del país.
Pero la suspensión de nuevos contratos de exploración de hidrocarburos por parte de Colombia y su prohibición de la fracturación hidráulica, o fracking, empeora los riesgos de la creciente demanda de gas natural del país. Colombia tenía reservas de gas para apenas 6,1 años a diciembre de 2023 y seguirán disminuyendo hasta 2026-27.
Si no se producen nuevos suministros, el Gobierno colombiano tendría que actuar rápidamente para reforzar su infraestructura de transporte, o se arriesgaría a una escasez tan pronto como en 2027.
Los suministros de gas natural están disminuyendo por razones estructurales, incluido el agotamiento progresivo de los principales yacimientos de gas, las nuevas reservas subdesarrolladas que sofocan el potencial de producción y la disminución de la exploración de hidrocarburos.
Mientras tanto, la demanda de gas aumentará un modesto 0,4% anual hasta 2032, pero luego aumentará al 1,5% anual durante 2032-38, según la UPME, la unidad federal de planificación minera y energética de Colombia. La demanda alcanzará los 1.223 MMBTU/día en diciembre de 2038, en comparación con un consumo estimado de 1.061 en 2023.