China registró el viernes el crecimiento económico más bajo en un año y medio, en momentos en que el país lucha por apuntalar su economía en medio de un débil consumo y una persistente crisis inmobiliaria.
El producto interno bruto "subió 4,6% el tercer trimestre", indicó la Oficina Nacional de Estadística (ONE) en un comunicado, en el cual atribuyó la desaceleración a un "entorno externo complicado y severo (...), así como a los nuevos problemas de desarrollo económico interno".
No obstante, la ONE sostuvo que el comportamiento económico chino en los tres primeros trimestres del año fue "generalmente estable".
La cifra es ligeramente inferior al 4,7% de avance del trimestre anterior, y el más lento desde 2023, cuando el gigante asiático salía de sus estrictas medidas restrictivas contra el covid-19.
Aun así, fue ligeramente superior al 4,5% proyectado por analistas consultados por la AFP.
Poco antes del anuncio del viernes, los principales bancos chinos anunciaron un corte en sus tasas de interés para depósitos en yuanes por segunda vez en el año.
China ha anunciado en las últimas semanas un conjunto de medidas para estimular a la segunda mayor economía del mundo, con miras a alcanzar un crecimiento de 5% este año.
Las disposiciones inicialmente provocaron euforia en los mercados, pero el optimismo declinó ante la falta de cifras específicas del monto que invertirá el gobierno en el estímulo.
Uno de los principales problemas que arrastra China es la crisis de su sector inmobiliario, que fue un motor económico y ahora arrastra una deuda masiva.
La mayoría de las medidas de estímulo anunciadas en la última semana se han dirigido a esa área de la economía.
Pekín está "tratando de convencer con más ruido que otra cosa sobre la estabilización del mercado inmobiliario", comentó en una nota Stephen Innes, de SPI Asset Management.
"Pero seamos honestos, el enredo inmobiliario chino no es algo que se puede arreglar con unos discursos y medias a medias", agregó Innes.