Pese a que la economía sigue mostrando signos de recuperación, todavía no ha recuperado la cifras que registraba antes de la pandemia con registros por encima del 3% y que permitían una mayor generación de empleo.
Un reciente análisis del BBVA Research, que, aunque registra tendencias incluso de 2% para este año y de 2,8% en 2025, la demanda interna podría ser el motor para que la economía crezca 2,0% este año, 2,8% en 2025 y 3,5% en 2026.
Según el análisis, la demanda interna podría crecer 2,8% en 2024, un 5,5% en 2025.
Mauricio Hernández, economista de BBVA Research, dice que “el consumo privado ha sido uno de los motores más importantes de esta fase de recuperación, con un notable aumento en el gasto en bienes durables, como automóviles y electrodomésticos, y semidurables, como pequeños electrodomésticos. Este comportamiento refleja las mejores condiciones financieras de los hogares”.
Además, se espera que el gasto en bienes siga acelerándose durante 2025, para luego estabilizarse en niveles más sostenibles en 2026. Mientras tanto, el consumo de servicios, aunque resiliente, ha comenzado a moderarse tras un ciclo expansivo significativo. Se proyecta que esta moderación cíclica continúe en 2025, con una recuperación más robusta prevista para 2026, impulsada por una mejora en las condiciones del mercado laboral y el inicio de un nuevo ciclo expansivo.
La dinámica del consumo privado continuará limitada por la fuerte carga financiera y en línea con el modesto desempeño sectorial en comercio, restaurantes, alojamiento y entretenimiento
Los intereses
Un factor que será clave para el crecimiento futuro son las condiciones financieras. La reducción de las tasas de interés y la desaceleración adicional de la inflación durante 2024 permitirán mejorar la capacidad adquisitiva de los hogares y las empresas, y son factores esenciales para explicar el crecimiento proyectado del PIB y el liderazgo de la demanda interna.
En este contexto, el Banco de la República ha adoptado una política de recortes graduales en las tasas de interés, acumulando una reducción de 275 puntos básicos a lo largo de 2024. Se espera que la tasa de política monetaria, que cerrará 2024 en torno al 8,5%, continúe descendiendo hasta alcanzar el 6,0% en 2025, y se mantenga en ese nivel en 2026.
En otras variables se proyecta que el empleo crezca un 1,7% en 2025 y un 2,0% en 2026, impulsado principalmente por la recuperación del empleo formal en el sector privado, lo que fortalecerá el consumo privado y brindará mayor estabilidad a los ingresos. En cuanto a la tasa de desempleo, se estima que cierre 2024 en torno al 10,2%, mejorando a 10,0% en 2025 y a 9,7% en 2026.
Inversión
La inversión en infraestructura, edificación no residencial y maquinaria será clave para sostener esta expansión. La infraestructura se verá impulsada por el mayor gasto de los gobiernos regionales y locales, mientras que la explotación minera seguirá aportando recursos. La edificación no residencial aprovechará la baja vacancia comercial y la recuperación económica, que impulsará la demanda de este tipo de construcciones.
“Finalmente, la inversión en maquinaria se recuperará a medida que la industria recobre dinamismo, apoyada por la recuperación del consumo de bienes y el actual alto uso de la capacidad instalada, lo que exigirá a las empresas aumentar su capacidad productiva para responder a la mayor demanda”, dice el informe.
En cuanto al tipo de cambio, se espera que transite entre $4.150 y $4.350 en los próximos dos años. Los determinantes del tipo de cambio serán: “en el corto plazo, la antesala al proceso electoral en los EE.UU., las tensiones por la discusión de temas fiscales en Colombia y el comportamiento relativo de la política monetaria entre EE.UU. y Colombia. Y, en el largo plazo, el deterioro del déficit en cuenta corriente, la tendencia bajista de los precios del petróleo, y el desbalance fiscal”, dice el informe.