"Colombia y el mundo entero está “sudando petróleo” | El Nuevo Siglo
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Lunes, 13 de Abril de 2020
Por Juan Camilo Restrepo

Las maratónicas reuniones virtuales que sostuvieron el fin de semana pasado los países miembros de la OPEP y los otros productores invitados, pusieron de presente la fragilidad por la que atraviesa el mercado internacional del crudo, casi tan frágil como la situación de salud pública en el mundo entero.

 

¿De qué se trataba?

 

Hace cosa de un mes, Arabia Saudita y Rusia se mostraron los dientes: se negaron cada una a reducir sus niveles de producción y se lanzaron a una pavorosa guerra comercial con bajos precios y altos volúmenes, con el argumento que ninguna estaba dispuesta a ceder participaciones de mercado y mucho menos en provecho de los Estados Unidos.

Un mes después estaban de vuelta. La caída dramática de los consumos de hidrocarburos como consecuencia de la desaceleración de la actividad económica que ya empieza a causar la pandemia del coronavirus, se calcula en un 30% de los consumos habituales. Con lo cual, si la producción mundial está bordeando los 100 millones de barriles al día, puede estimarse que al mundo le están sobrando cerca de 30 millones de barriles diarios.

La capacidad de almacenaje de estos sobrantes está al tope. Se está guardando crudo inclusive en los tanqueros que lo transportan. Y, naturalmente, los precios del crudo se han ido al suelo estrepitosamente. Ya empiezan a anunciarse quiebras de muchas empresas dedicadas al negocio de los hidrocarburos, comenzando por las de fracking en Estados Unidos cuyos costos de producción son los más altos de la industria.

Vimos, inclusive, en la semana que acaba de pasar, el espectáculo inédito de un Presidente de los Estados Unidos haciendo lobby para que se llegara a este acuerdo agónico en el seno de la OPEP para restringir la producción, cuando lo usual es ver a los Estados Unidos presionando en sentido contrario: es decir, para que se aumente la producción y bajen los precios. Ahora, fue a la inversa.

Fue tal el desespero de Trump que llegó a amenazar (según se supo presionado por las poderosas compañías petroleras norteamericanas) que si no se llegaba a un compromiso para reducir los volúmenes de producción en el grupo ampliado de la OPEP, elevaría los derechos aduaneros a los despachos de crudo que llegaran a los Estados Unidos. Los aranceles, como se sabe, es el arma comercial predilecta de Trump hasta el punto de que se le conoce como ‘Mr. Tariff’.

El compromiso que se alcanzó, y que según algunos expertos quedó pegado con “alas de cucaracha”, contempla reducciones de producción espaciadas en el tiempo para sustraerle al mercado 10 millones aproximadamente, dándosele un tratamiento preferencial a México luego de un gran forcejeo. Sin embargo: si al mercado le están sobrando 30 millones de barriles al día y se logró un compromiso para sustraerle solo 10, es evidente que el acuerdo quedó soportado sobre bases muy frágiles aún.

Hasta el momento de escribir este artículo, el mercado ha reaccionado muy tibiamente a los acuerdos. Si bien, parece haberse cortado la caída libre que traían, los precios siguen (para el Brent, por ejemplo, que es la calidad que más nos interesa en Colombia) en niveles cercanos a los US$30-31 el barril.

Dos conclusiones resultan relevantes para Colombia:

La primera, que nos espera un periodo largo de malos precios. Y que Ecopetrol, como la mayoría de las empresas petroleras del mundo, deberá reducir al máximo sus inversiones en exploración y explotación. De hecho, ya anunció una importante reducción en sus programas de inversión para este año y para el que viene. Ahora, la consigna preeminente es “cuidar la caja” como sea.

Y la segunda: que en la elaboración del nuevo Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) en el que ya está trabajando el Gobierno, pues el anterior quedó hecho trizas con el coronavirus y con la guerra de precios, lo mismo que en el presupuesto para la vigencia 2021, lo más prudente es trabajar con precios moderados del crudo para efectos fiscales.

Los precios del crudo, que apenas se lograron medio apuntalar durante las frenéticas reuniones virtuales de la OPEP el fin de semana pasado, no permiten optimismos desbordantes.