EN 2023 el consumo per cápita de leche en Colombia disminuyó en 1 litro, pasando de 152 litros a 151, lo que equivale a una reducción de 52,7 millones de litros en el año, posiblemente debido a la menor capacidad adquisitiva y cambios en los estilos de vida de la población. La FAO recomienda un consumo mínimo de 160 litros por habitante al año para una adecuada nutrición.
De acuerdo con un informe de Colanta, en el segundo semestre de 2023, el aumento en la producción de leche en Colombia, junto con las importaciones de leche en polvo y lactosuero, y la disminución en las compras de los consumidores, resultó en una acumulación significativa de leche que no pudo ser adquirida por el mercado nacional ni exportada debido a diferencias de precios con el mercado internacional.
Esto se reflejó principalmente en un incremento notable en el inventario nacional de leche en polvo, que pasó de 8.256 toneladas en enero a 20.723 toneladas en diciembre de 2023, representando un crecimiento del 151% y un valor aproximado de $456.000 millones.
Esta situación pone de manifiesto la necesidad de contar con infraestructura adecuada para absorber los excedentes de leche y evitar crisis profundas para los productores. En este sentido, Colanta durante sus 60 años, ha invertido en la construcción de plantas pulverizadoras de alta tecnología ubicadas en San Pedro (Antioquia), Planeta Rica (Córdoba) y Valledupar (Cesar) con capacidad de procesar 1,4 millones de litros/día de leche y en la producción de quesos madurados para procesar y almacenar los excedentes, garantizando así el abastecimiento de leche y productos lácteos de alta calidad, lo que contribuye a la seguridad alimentaria y la nutrición adecuada del país.
Por otro lado, en 2023, las importaciones de leche en polvo al país ascendieron a 51.097 toneladas, representando un volumen significativo que, sumado a la producción nacional, generó una sobreoferta en el mercado en el segundo semestre del año. Este incremento tuvo un impacto en varias regiones del país, donde algunas empresas se vieron obligadas a limitar o suspender la compra de leche a los productores, y en algunos casos, reducir los precios ofrecidos.