El incremento de las tasas de interés, combinado con el aumento de la inflación y el alto endeudamiento, podría pasar factura a las familias colombianas en 2023.
Así lo destaca Carlos Hernández, doctor en Economía de la Universidad de California y actual profesor de la Facultad de Administración de Los Andes, que compara la situación económica actual con anteriores crisis afrontadas por Colombia.
La afectación en los hogares ya se está viendo en las tasas de interés en los créditos de vivienda, que han aumentado en el último año, por lo que comprar es mucho más caro.
En la misma línea están las compras con tarjeta de crédito, cuyos intereses son más altos, al haber aumentado la tasa de usura a niveles que no se tenían desde hace unos 15 años; siendo la usura el nivel máximo de interés que puede cobrar una entidad financiera a sus clientes (en noviembre de 2022 es de 38,65%).
Con este panorama los hogares tendrán que “amarrarse el cinturón” e intentar no endeudarse. Explica Hernández que, como consecuencia, puede reducirse la compra de vivienda, afectando igualmente al sector financiero, que en el país, históricamente, está vinculado al de la construcción.
“Entonces eso le va a pegar también al sector financiero, aunque reitero que como los hogares no están endeudados como hace 20 años, no va a ser tan duro como entonces”.
Las crisis
Explica el experto que, en 1982, miles de familias colombianas perdieron sus ahorros durante la crisis financiera y en la de 1999 otras tantas perdieron sus casas. Hoy la economía está enfrentando el “coletazo” de la pandemia en el mundo, las tasas de interés internacionales están subiendo y aumenta la incertidumbre sobre la economía colombiana.
Hernández ha estudiado a profundidad la historia de las crisis financieras en Colombia y las resumió en tres capítulos de la “Enciclopedia de crisis financieras”, que será publicada el próximo año. Además, escribió un artículo sobre los malos manejos bancarios durante la crisis de los 80.
El experto explica aspectos fundamentales para entender el contexto y del panorama actual de nuestro país. Señala que, aunque actualmente no hay una crisis, sí hay una reducción del crecimiento económico y un aumento de las tasas de interés.
Analiza cómo se han vivido situaciones similares en Colombia. “En la crisis del 82 se subió la tasa de interés internacional y entonces dejaron de entrar capitales. La del 99 hizo que la gente ya no quisiera invertir en mercados emergentes”.
Pero el profesor también anota algunas diferencias que pueden dar tranquilidad: “Hoy el contexto económico internacional no es tan negativo como en 1929. Actualmente la regulación bancaria y el manejo de los bancos es mucho mejor que en los 80 y los hogares y las empresas no están endeudados como en la crisis de 1999”.
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El dólar
Respecto a la alta cotización del dólar, el economista explica que “está subiendo, en esencia, porque Colombia invierte más de lo que ahorra. A esto se le llama ‘déficit de cuenta corriente’, el cual es muy alto en el país (6%)”. Y señala la necesidad de conseguir como nación ese faltante, con el problema de que se hace más difícil con las altas tasas de interés internacionales y el riesgo que ven algunos inversionistas; así entran menos dólares al país y sube el precio.
“La subida del dólar y de las tasas de interés hará que la gente consuma e invierta menos que antes. Es inevitable: si no hay suficientes dólares para importar bienes y servicios, caen el consumo y la inversión que dependen de bienes importados”.
A esto hay que añadir otro elemento que afecta el precio de la divisa: la política del nuevo Gobierno respecto la exploración y exportación de petróleo. Por las exportaciones el país recibe dólares y si el mensaje al mercado es que se reducirá esa cantidad entrante, el precio del dólar sube.
“Las crisis económicas ocurren cuando el consumo y la inversión caen demasiado rápido. Eso pasó en 1999. Si, además, el Gobierno le pone trabas a la exploración y producción de petróleo, entrarán menos dólares y se acelerará la caída del consumo y la inversión”.
Esta situación también afecta a los hogares y a la industria nacional. Hernández explica que las empresas colombianas están en una cadena global de valor, es decir, que muchos de los insumos de lo producido son importados. Por tanto, lo producido sube con un mayor precio del dólar. Por esto el precio de los insumos va a subir y, por lo tanto, también el precio de lo que se produce.