Con un crecimiento estimado entre 1 % y 1,2 % para este año, el impacto para la economía colombiana fue duro, luego de registrar un aumento de 7,5 % desde la pandemia.
Esto significa que el producto interno bruto (PIB) disminuiría cerca del 7 %, dejando a su paso miles de empresas afectadas, alto desempleo, tasas de interés por las nubes y una inflación galopante que golpeó el bolsillo de la mayor parte de los colombianos.
Para Mauricio Hernández, economista de BBVA Research, “el bajo crecimiento económico también fue una consecuencia de la inusitada caída del sector de la construcción, tanto de las edificaciones, como de las obras civiles. Estas últimas, en particular, no compensaron el menor gasto del sector privado, como sí lo solían hacer en otros momentos de crisis o desaceleración de la economía colombiana”.
Bajo este panorama, BBVA Research espera que el crecimiento económico de Colombia se ubique en 1,2 % este año y en 1,5 % en 2024.
En términos de la inflación, se espera que el proceso de reducción continúe, para observar una variación del IPC cercana al 10 % a finales del año. Según las estimaciones, para diciembre estaría en 9,7 %
Por su parte, el economista jefe de Scotiabank, Sergio Olarte, dijo que “crecer entre +0,3 y -0,3 es sinónimo de que tenemos una economía estancada”. La tasa de crecimiento anual en lo que va corrido de año llega al 1 % frente al mismo periodo de 2022. Unos resultados que no hacen otra cosa que confirmar de forma global los números rojos mostrados a lo largo del año en sectores como la producción industrial, las exportaciones o las utilidades de las financieras.
Según el profesor Jorge Restrepo, de la Universidad Javeriana, el estancamiento deja al país muy cerca de una recesión técnica.
Con una preocupación adicional: la inversión, que es el motor del crecimiento futuro, va en franca caída.
Por su parte, el Banco Mundial prevé que la economía colombiana crezca apenas 1,5 % este año, mientras el Fondo Monetario Internacional estima que el PIB sería de 1,4 %.
Consumo
Por su parte, los investigadores de Corficolombiana estiman que en particular el consumo de los hogares crecerá 1,2 % anual este año. Dos tercios de los ingresos totales de los hogares vienen del mercado laboral y otro 25 % proviene, en conjunto, de transferencias, desembolsos de crédito, remesas, cesantías y rendimientos financieros.
La desaceleración del ingreso laboral agregado, entendido como el producto entre el salario medio y el número de ocupados, ha sido moderada hasta ahora, pues la creación de empleo ha compensado la pérdida de poder adquisitivo por la inflación.
En los últimos ciclos el empleo reaccionó a la desaceleración entre 1 y 7 meses después, con un rezago promedio de 3 meses. En esta línea, estimamos una tasa de desempleo promedio de 10,2 % en 2023
La segunda fuente de ingresos con mayor participación para los hogares son las transferencias gubernamentales. Al respecto, el Gobierno ha anunciado la ampliación de la cobertura y el monto de dichos programas en la transición hacia el programa de renta ciudadana. Este factor representa un motor importante para el consumo de los hogares con menores ingresos, especialmente en rubros asociados a la alimentación, el cuidado personal y la educación.
El crédito
Por su parte, los desembolsos crediticios son la tercera fuente más importante de ingresos de los hogares. Estos se están contrayendo desde hace un año y han permitido un desapalancamiento parcial, pues la carga financiera, aunque es inferior, se mantiene cerca de sus máximos históricos.
Lo anterior se ha reflejado en una menor adquisición de bienes durables, semidurables y compra de vivienda y, en el corto plazo, la colocación de crédito seguiría estando limitada.
La inversión
La apreciación cambiaria afectó las remesas en pesos, las cuales representan menos del 5 % de los ingresos totales, pero son muy importantes para los hogares de menores ingresos.
La inversión se contrajo secuencialmente en los últimos tres trimestres, reflejando incertidumbre regulatoria en sectores estratégicos e intensivos en capital (minas y canteras, construcción y energía) y un alto costo de uso del capital. Como resultado, la formación bruta de capital aún no recupera su nivel prepandemia. Anticipamos que la formación bruta de capital fijo se contraerá 2,4 % este año
No obstante, la inversión en Colombia se rezagó y la tasa de inversión como porcentaje del PIB es de las más bajas de la región, similar a los niveles de Brasil.
El gasto público aumentaría 2,4 % este año. Esta moderación responde principalmente a una elevada base estadística del primer semestre, periodo en el que en promedio el gasto público se expandió 6,6 % trimestralmente.
Cuentas externas
En materia de cuentas externas, las importaciones se contrajeron fuertemente en el segundo trimestre de 2023 debido, en buena parte, a la caída de la inversión en bienes de capital para la industria y la agricultura y equipo de transporte. Más recientemente, se han presentado correcciones en las compras externas de bienes de consumo.
En conjunto, ambos factores explican la contracción anticipada de 6,2 % en las importaciones este año. En contraste, las exportaciones crecerían 1,8 % este año, soportadas por unos precios favorables de materias primas y un buen ritmo de producción del segmento tradicional. A mediano plazo las perspectivas para este componente son inciertas.
Perspectiva de Inflación
Tras alcanzar su pico en marzo del 2023, la inflación viene desacelerándose de forma gradual y se anticipa que cerrará 2023 en 9,6 %
Frente a la región, Colombia registra una inflación más alta que sus pares, incluso en el componente núcleo. Por un lado, el ajuste en los precios de los combustibles le implica una carga adicional que algunos de estos países absorbieron durante el período de aumento de la inflación.
Por otro lado, el alto grado de indexación de la economía colombiana, sumado a la mayor resiliencia del consumo, han representado presiones adicionales para la inflación núcleo.
Para las cuentas externas se prevé una reducción del déficit en cuenta corriente como porcentaje del PIB de 6,2 % en 2022 a 3,7 % en 2023, impulsado por un menor desbalance comercial –principalmente un ajuste en las importaciones– y una moderación en los flujos de rentas factoriales.
La corrección en el desbalance comercial ha sido un patrón compartido con los demás pares regionales. En particular, el deterioro de la demanda interna favoreció la corrección del déficit externo en las principales economías latinoamericanas, lo cual compensó más que proporcionalmente la caída de las ventas externas ante los menores precios de los commodities de exportación.
A mediano plazo, la inversión extranjera directa (IED) sería menor ante la estabilización de los precios del petróleo por debajo de los 90 dólares por barril; sin embargo, estimamos que estos flujos financiarán completamente el déficit en cuenta corriente durante 2023
Tasa de política monetaria
Se espera que la tasa de interés de intervención cierre 2023 en 13,00 % (-25 puntos). Vale la pena mencionar que la tasa real continuará siendo muy contractiva el próximo año y, en consecuencia, la estimación de brecha del producto apunta a la eliminación de los excesos de capacidad a comienzos de 2024, lo cual propiciaría la continuación del ciclo de recortes.
Cuenta corriente
En cuanto al tipo de cambio, los contrapesos institucionales en el ámbito local y la corrección en el desbalance externo han contribuido en el cierre de la brecha del dólar frente a los pares regionales.
Finalmente, la menor corrección en los desbalances fiscales y externos representa un riesgo adicional en términos relativos frente a los pares regionales que podría impulsar el aumento en el tipo de cambio. En suma, el dólar podría cerrar el 2023 en un valor cercano a los $4.289.
Factores externos
Entre los factores externos, la incertidumbre sobre una recesión a finales de este o inicios del próximo año en EE.UU. mantendrá alta la aversión por activos de riesgo como las monedas latinoamericanas.
Sin embargo, se estima que los precios del petróleo se estabilizarán en niveles superiores a los 80 dólares por barril y ayudarán a contrarrestar las presiones de depreciación en el peso colombiano.
Por otra parte, el diferencial de tasas de interés frente a EE.UU. perderá atractivo en la medida en que Colombia avance en la senda de recortes de las tasas de interés a partir del próximo año y la Reserva Federal mantenga una política monetaria.