Gente. Los colombianos que inventaron fórmula para proteger las abejas | El Nuevo Siglo
Se estima que en Colombia la población de las abejas disminuye un 30 % o 40 % anualmente. / Foto: Universidad del Rosario


Jueves, 8 de Febrero de 2024
Redacción Economía

Cuando las abejas se exponen a los insecticidas, tienen problemas de aprendizaje, movimiento y ubicación. A raíz de esta problemática, un grupo de investigadores colombianos decidió crear una mezcla de moléculas que en pocos días brinda a los insectos voladores un impacto significativo en su supervivencia.

Según le dijo a EL NUEVO SIGLO Andre Josafat Riveros, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario y quien además lideró la investigación, la problemática del hambre, que actualmente suma más de 800 millones de personas alrededor del mundo, es una situación que se ha venido afrontando a través del incremento de alimentos y para ello el sector agrícola ha venido utilizado unos productos químicos que terminan no solo afectando a las plagas que dañan los cultivos, sino también a otras especies benéficas, como por ejemplo las abejas.

Debido a este panorama, en el 2027, para el biólogo y doctor en comportamiento y neurociencia, y cerca de 20 personas más que trabajan en la investigación, surgió una importante pregunta: ¿Cómo proteger a las abejas? Por suerte para las polinizadoras y el mundo en general, este cuestionamiento ya empieza a tener una respuesta, pues los avances en el trabajo de campo “se convirtieron en una piedra angular para la conservación de las cerca de veinte mil especies de abejas que existen”, aclaró Riveros.

Desde la Universidad del Rosario, el Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona de EE. UU. y con la participación de la Universidad Javeriana, se logró crear y además patentar una fórmula que protege la memoria de las abejas y otros polinizadores de los insecticidas.

De acuerdo con el líder de la investigación, el estudio centró su atención en los flavonoides, una serie de metabolitos secundarios derivados de las plantas que poseen propiedades protectoras, antioxidantes y antiinflamatorias, las que ya han mostrado sus beneficios en los seres humanos y por lo cual se hizo el tránsito hacia las abejas.

Según Riveros, varias de esas mezclas ya han sido exitosas contra algunas afectaciones que son producidas por los insecticidas, pues cabe resaltar que, cuando las abejas se exponen a dichos productos, tienen problemas de aprendizaje, movimiento, ubicación e incluso para tomar decisiones. Dicha situación afecta indirectamente las colmenas, pues estas están vinculadas estrechamente con la producción de los frutos que están soportando el sistema agrícola.

“Entre las alteraciones a los polinizadores por los insecticidas están la pérdida de memoria, la dificultad de aprendizaje, la disminución de la capacidad para la toma de decisiones, la disminución de las habilidades motoras y la capacidad de enfrentar enfermedades”, añadió el experto.

Aunque parecería extraño estudiar este tipo de comportamientos, en especial el de los animales, el profesor le explicó a EL NUEVO SIGLO que en realidad no es tan complejo, pues existe el conocimiento previo de que los pesticidas son diseñados para atacar el principal punto débil de los insectos, que en este caso es el cerebro, pues es el que controla su cuerpo. Así las cosas, lo que esas sustancias hacen es que van directamente a algunas regiones del órgano que maneja las diferentes capacidades de la especie, ya que, si “la plaga” tiene cualquier tipo de problema de salud, deja de ser una amenaza.

Un enemigo silencioso

El fipronil y el imidacloprid, neurotóxicos muy comunes en la agricultura, son, según Riveros, los principales causantes de estas afecciones, pues el número de abejas y otros polinizadores ha venido disminuyendo en el planeta y muchas de estas especies están perdiendo sus capacidades de aprendizaje, debido a los insecticidas.

“En otras palabras, tienes a una abeja que no sabe dónde están las flores, que si llega a ellas tal vez no recuerde en qué lugar está la colmena, sin suficiente fuerza para moverse entre las flores de manera eficiente y que no se pueda defender si se encuentra con virus u otros patógenos”, explicó el investigador.

Pero, ¿por qué es importante cuidar el aprendizaje y la memoria de las abejas? Según el experto, estas capacidades son fundamentales en la supervivencia de los insectos voladores, ya que cuando ellas salen a buscar su alimento en las flores, tienen en cuenta dos factores: los carbohidratos (néctar) y las proteínas (polen).

Así las cosas, luego de un día de búsqueda, las abejas necesitan aprender y recordar cuáles fueron esas buenas flores que les dieron el mejor néctar o polen, para volver a ellas. Por eso este invento es vital, dado que los polinizadores desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas naturales y en la producción de alimentos para la humanidad.

Caso de estudio y resultados

Tal y como relató Riveros, el estudio se enfocó en dos especies de polinizadores: la abeja melífera, 'Apis mellifera', conocida por la producción de miel, polen y demás, y, las abejorras de la especie 'Bombus impatiens'. No obstante, aunque estas son las protagonistas, el invento beneficiará la conservación de las abejas de todo el mundo.

Ahora bien, la mezcla precisa de moléculas, dosis que es fundamental para ser benéfico y no tóxico, fue proporcionada a las abejas en lo que los apicultores llaman ‘tortas’, una unión donde hubo polen, miel o jarabes combinados con el suplemento.

Bajo las condiciones experimentales hay dos grupos que a los investigadores les interesan mucho. Uno es el conjunto de abejas al que primero les dan el suplemento y posteriormente las exponen a los pesticidas, pues ellas les ayudan a evaluar si efectivamente el consumir la mezcla previa al producto químico les genera algún nivel de protección.

Y el segundo es la agrupación a las que solamente les dan el suplemento, pues esto les permite saber si la mezcla puede ser un problema futuro para ellas.

Así las cosas y según los resultados de la investigación, las abejas que fueron alimentadas con una dieta rica en flavonoides mostraron una notable protección frente a los efectos perjudiciales de los plaguicidas.

“Nuestros resultados evidencian que estos suplementos, diseñados a partir de derivados de las plantas, ejercen un efecto protector sobre el comportamiento y directamente sobre algunas partes del cerebro de las abejas, lo cual respalda el uso de estos para contrarrestar los efectos dañinos de los insecticidas”, señaló Riveros.

El experto añadió que luego de que las abejas consumieron flavonoides, experimentaron mejoras en su capacidad de aprendizaje, toma de decisiones y comportamiento motor, lo que sugiere que estos compuestos pueden ser clave para preservar su salud cognitiva. 

 

No a los pesticidas

“Este invento no es una invitación al uso de los pesticidas, pues podría interpretarse como: ‘si tenemos protegidas a las abejas, pues utilicemos pesticidas’, pero esto no hace parte de nuestra bandera; por el contrario, es la respuesta a un problema inmediato y grave que enfrentan los apicultores y la sociedad en general a causa de la gran importancia de las abejas”.