DE ACUERDO con la última encuesta del Banco de la República, este mes se evidenció una reducción de las expectativas de inflación y de las tasas de interés por parte de los analistas.
Con ello, el promedio de analistas ahora prevé una inflación para cierre de 2023 de 9%, coherente con una tasa de intervención del Emisor de fin de año de 12%.
En particular, entre mayo y junio, la expectativa de inflación total de cierre de 2023 se redujo en 20 puntos básicos y la del rubro sin alimentos lo hizo en 4 puntos después de la nueva sorpresa bajista de la inflación mensual de mayo.
De hecho, para el mes en curso el consenso de los analistas anticipa una nueva y contundente desaceleración de la inflación mensual al pasar de 0,43% a 0,37% como resultado de una nueva deflación mensual de alimentos (-0,2%) y de desaceleración del componente básico (0,5%).
Por otro lado, este mes se daría inicio al período de estabilidad de tasas por parte del Emisor, que iría hasta septiembre, lapso en el cual se daría inicio al ciclo de recortes.
Diferencias
Sin duda, la sorpresa bajista de la inflación en mayo fue una auténtica noticia positiva para los analistas, los agentes económicos y las autoridades. En efecto, la diferencia de 18 puntos básicos a la baja frente a lo esperado por el consenso de los encuestados por el Emisor, no se observaba desde noviembre del 2020, lo que refleja que las sorpresas al alza que se observaron en los registros anteriores parecen estar quedando en el pasado.
El reporte del Banco deja ver que “en este sentido es de esperar que en las próximas semanas habrá ajustes en los pronósticos de inflación del consenso de analistas. Sin embargo, destacamos que mientras la inflación anual total y la de alimentos mostraron una caída, el componente básico –sin alimentos– volvió a mostrar una nueva aceleración, al pasar de 11,51% en abril a 11,59%, explicado por la persistencia inflacionaria del componente de servicios y regulados”.
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Señalan, asimismo, que “el efecto de indexación sobre las tarifas de arriendo, que representan un 25% del total del IPC, permanecerán latentes en lo que queda del año. Por su parte, en el rubro de regulados, los mayores precios en bolsa de la electricidad ante los temores de los efectos de ‘El Niño’ seguirán presionando al alza los precios de la electricidad, a lo que se sumarían los continuos aumentos del precio de los combustibles, donde no se descartan incrementos del precio del diésel ante el abultado déficit del FEPC y la necesidad del Gobierno de sanear sus finanzas”.
Impactos
En ese sentido, a pesar de que no deja de ser una noticia altamente positiva para el país, “consideramos que es muy temprano para cantar victoria. Además de los argumentos esgrimidos, la potencial llegada del Fenómeno de ‘El Niño’ en el segundo semestre del año con una probabilidad del 90% según pronósticos, adicional a los efectos de la entrada en vigencia de los impuestos saludables a fin de año, podrían ralentizar o incluso revertir la tendencia favorable que ha venido exhibiendo el componente de alimentos en lo corrido del año”.
Por otra parte, un informe de Anif indica que “al incorporar los resultados, con una inflación de cierre de año entre el 6% y 8% para alimentos y básica alrededor del 10%, prevemos que la total finalizaría en un valor muy cercano 9%. Ante los determinantes ya mencionados, e incorporando las nuevas proyecciones del equipo técnico del Banco, se afianza el escenario de una decisión de estabilidad de tasas por parte de la Junta Directiva del Banco de la República en su reunión de política monetaria a finales del mes en transcurso. No obstante, la decisión dependerá de la lectura de los codirectores en relación a las métricas de inflación básica, que mostraron una virtual persistencia entre abril y mayo”.