LA REDUCCIÓN de la jornada laboral, que el próximo 15 de julio, disminuirá en una hora para pasar de 47 horas a 46 este año, podría complicar la generación de empleo ante el incremento de los costos para las empresas y afectar la productividad.
En efecto, esta medida, que se debe hacer por fuerza de la Ley 2101 de 2021 y que ya produjo una primera disminución el pasado 15 de julio de 2023, de 48 horas a 47 horas, fue criticada por analistas y gremios que consideran como inconveniente la medida sobre todo en la actual coyuntura del país y en que la economía está sobreaguando para mantener su crecimiento.
El experto Javier Almanza, coordinador del Área de Derecho Laboral y Seguridad social del consultorio jurídico la Universidad del Rosario, dijo a EL NUEVO SIGLO, sobre si eso afectará la generación de empleo, que “desde luego, algunos empleadores optarán por decir que no necesitan mayor personal para poder suplir algo en 42 horas. Pero el mayor problema va a ser para los pequeños y medianos empresarios, adicional a los otros problemas económicos que está atravesando el país”.
¿Y la planificación?
Señaló el analista que la medida “hay que mirarla desde varias aristas, desde el punto de vista del trabajador, del empleador y un tercer componente que es el entorno. Si bien es cierto la norma implementa un desmonte progresivo de la reducción de la jornada laboral, no estamos haciendo las adecuaciones necesarias. Automáticamente va a generar en este caso un mayor choque en el empleador, en el momento de tener que reducir innegablemente, la capacidad de contratación por una simple razón: si el ejercicio está en disminuir la jornada ordinaria de cada persona, automáticamente el empleador tendrá que ajustarse a ese número de horas para poder materializar su contratación y su producción”.
Asegura Almanza que el empleador “evidentemente puede eventualmente aumentar la contratación de tiempos parciales, es decir, no con contratos a término indefinido, o en su defecto contratar por turnos. Sin embargo, lo que busca toda reducción de la jornada laboral, es que exista un equilibrio entre la producción y la contratación. Pero en este momento nuestro sistema pensional, por ejemplo, necesita muchas contrataciones de manera efectiva y constante en el tiempo, tras lo cual considero que el panorama va a ser desalentador en asocio con las condiciones económicas actuales del mercado”.
Sobre la forma que va a afectar la productividad laboral, señala que “el mayor problema va a ser generar productividad en menor espacio de tiempo, pero algunos de pronto dirán, ‘es una hora o dos horas, eso no se va a ver reflejado’, claro que sí, lo que pasa es que cuando hablamos de reducción de una hora o dos horas hablamos inicialmente de un trabajador, pero hay que multiplicarlo por el número de trabajadores que se van a verse beneficiados. Automáticamente la producción se va a ver estancada, si no se adecua esa norma de manera pronta sobre los procesos productivos”.
Transición
Al mismo tiempo, el experto se pregunta si esta reducción de la jornada laboral debería tener un proceso de transición. “Considero que no debería implementarse de manera tan pronta en estas circunstancias que estamos viviendo en el país, creo que el desmonte si bien debe ser escalonado como se está presentando, no es menos cierto que debemos tener en consideración que no es el momento para seguir implementándolo. Lo deberíamos postergar, sin embargo, es casi que imposible. De allí que veremos los resultados en las afectaciones a las pequeñas y medianas empresas porque son las que realmente se van a complicar en este caso”.
Sin embargo, Almanza indica que “para postergar la medida sería a voluntad del gobierno, pero sabemos que la tendencia actual del Gobierno no es ese tipo de medidas porque la pueden considerar regresiva hacia el trabajador. Pero podría haber un acuerdo entre Gobierno y empleadores para aplazarla, pero eso no va a suceder”.
Los costos
Respecto a qué tanto podría incrementar los costos laborales para una empresa dice que “aumentarán los costos, pero no necesariamente de mano de obra. Pero sí puede aumentar eventualmente los costos de producción porque va a tener que optimizar el tiempo y aumentar la carga en muchos trabajadores”. Añade que “una empresa para hacer reducción de la jornada laboral tendrá que ajustar obligatoriamente la forma del trabajo del trabajador porque van a querer hacer la misma producción o las mismas actividades en menor tiempo y esa transición puede generar una mayor responsabilidad del trabajador.
Por su parte, el exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, dijo a este Diario, que “la reducción de 47 a 46 horas de trabajo tendrá efectos nocivos sobre la productividad y sobre el crecimiento económico, estas no son horas para trabajar menos, sino para trabajar más así lo requiere la recuperación de la economía”.
Manifestó que “por ejemplo, en Francia cuando redujeron a 35 horas la jornada semanal tuvieron un fracaso en la productividad terrible y tuvieron que dar marcha atrás. Esta fue una medida adoptada sin mayor consulta ni análisis y creo que más temprano que tarde habrá que corregirla, es decir volver a subir a las 47 horas que teníamos antes de esta reducción inconsulta que se organizó en la jornada de trabajo”.
A su vez, el exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, dijo a este Medio que “uno de los avances importantes para la economía colombiana ha sido el poder ir transitando a un modelo sobre el cual operan los países desarrollados del mundo y es con una carga de trabajo de menor número de horas a la semana. Esta ha sido una tendencia, no solamente para nuestro país, sino a nivel global y es una tendencia que lo que busca es caminar a una dignificación del trabajo y las posibilidades para mayor cantidad de tiempo libre para los trabajadores y sus familias. En principio, pues es una apuesta loable, siempre ha sido preocupación que una apuesta de esta naturaleza, pueda generar situaciones de desempleo o de afectación a la dinámica de los mercados laborales, sin embargo, creo que, al haber realizado un proceso de implementación gradual, eventualmente se puede ir eliminando”.
Al mismo tiempo, el presidente de Analdex, Javier Díaz, indicó que “lo que puede ocurrir es que se suban las cargas laborales. Lo que antes hacía un trabajador en la jornada de 48 horas ahora lo debe hacer en 46 horas y en un futuro en 42 horas. Se aumenta el costo laboral y, por ende, se hace más difícil y costoso crear nuevo empleo formal”.
“Hacer más con menos”
Javier Ayala, extensionista del programa Fábricas de Productividad y Sostenibilidad experto en sistemas de calidad y productividad, afirma que “una mayor productividad laboral, implica hacer más con menos o con los mismos recursos, lo que es esencial para la competitividad, el crecimiento y éxito de las empresas”.
Según cifras del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Colombia ocupó el último lugar de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para el año 2022, en el indicador de productividad laboral calculado como el PIB por hora trabajada.
“Los colombianos somos gente muy trabajadora. Sin embargo, trabajamos largas jornadas y esto no siempre se refleja en los resultados en términos de productividad”, añade Ayala.
Esto representa un gran desafío para las empresas, considerando que la jornada laboral seguirá reduciéndose de manera gradual hasta alcanzar las 42 horas semanales en el año 2026.
El experto asegura que los retos a los que se verán enfrentadas las empresas en este contexto, para lograr niveles similares o mejores de producción en menos tiempo de trabajo pueden incluir: la necesidad de reorganizar horarios, optimizar procesos y garantizar que los empleados estén bien capacitados y motivados para ser más eficientes en sus quehaceres diarios.