Precios del crudo, guerra comercial, política monetaria, inflación y el fenómeno del Niño en la lista de amenazas
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La mayor parte de las previsiones en el crecimiento de la economía para este año estiman un aumento entre 3% y 3,2%. Sin embargo para lograr este resultado, en el panorama se ciernen varios riesgos que podrían impedir esa meta.
De acuerdo con un informe de la Asobancaria, existen dos tipos de riesgos, uno provenientes del impacto externo y otro de factores locales.
Riesgo externo
En el panorama externo, señala el gremio financiero, que de materializarse el impacto comercial afectaría la dinámica de la demanda agregada que continúa asociada a: un crecimiento de nuestros socios comerciales menor al esperado, la aceleración del proceso de normalización de la política monetaria en los Estados Unidos, la volatilidad en los precios del petróleo, un retraso en la ejecución de los grandes proyectos de infraestructura y el empeoramiento de las condiciones climáticas.
Argumenta el informe que “diferentes analistas y organismos multilaterales como el FMI han venido señalando que la dinámica de la actividad productiva en Estados Unidos, la Unión Europea y China se ralentizaría a causa del aumento de las tensiones comerciales y políticas que afectarían las exportaciones y la inversión en estos países”.
Como consecuencia de lo anterior, los activos emergentes podrían resentirse por un debilitamiento de la demanda externa. Por otro lado, una posible normalización de la política monetaria en los Estados Unidos más acelerada de lo esperado limitaría el flujo de capitales hacia países emergentes en medio de una mayor aversión al riesgo.
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Intereses
En efecto, los buenos resultados de 2018 en el mercado laboral y el crecimiento económico por encima del potencial podrían llevar a la Reserva Federal (FED) a incrementar hasta en tres oportunidades la tasa de interés en 2019, llevándola a 3,25% al cierre del año. Este eventual escenario, que permitiría mitigar presiones inflacionarias, exacerbaría las presiones en torno a la liquidez global, particularmente en los países emergentes. No obstante, en caso de que la economía norteamericana se desacelere más rápido a lo esperado, se presente una mayor volatilidad en los mercados de renta variable y se intensifiquen las tensiones comerciales, la FED podría asumir una postura más cauta frente a la política monetaria y limitar sus intervenciones a un máximo de dos incrementos en el año.
La dinámica de los precios internacionales del petróleo continuará siendo un factor de riesgo, debido a la marcada volatilidad que ha venido presentado este commodity. En este sentido, el acuerdo de los países de la OPEP, sumado a una caída en la oferta de petrolero iraní asociado a las sanciones impuestas por los Estados Unidos y factores idiosincráticos en Arabia Saudita mitigarían las presiones a la baja que generaría una mayor producción de fuentes no convencionales en los Estados Unidos. En este contexto, nuestros modelos de equilibrio proyectan una tasa de cambio que oscilaría en torno a los $3.200 en 2019.
- Riesgos locales
Sin duda parte de los riesgos en el frente externo generarían, por su parte, presiones locales que encarecerían el endeudamiento del exterior y presionarían al alza las expectativas inflacionarias por medio del pass-through cambiario. Otro factor de riesgo, en este caso doméstico, hace referencia a posibles retrasos en la ejecución de los grandes proyectos de infraestructura.
En 2018, los obstáculos que enfrentaron los proyectos de 4G no solo disminuyeron la tracción del gasto público, sino que prendieron las alarmas en relación con una menor eficiencia de este. Así, en caso de exacerbarse la incertidumbre en relación con la concreción de logros en materia de infraestructura, componentes como el consumo del gobierno y la inversión podrían verse afectados.
Reformas
Por último, un severo empeoramiento de las condiciones climáticas por efecto del fenómeno del Niño iría en detrimento de la dinámica del sector de agricultura y de electricidad, gas y agua y generaría presiones inflacionarias importantes en el componente de alimentos. A pesar de que las autoridades ambientales han señalado que la intensidad de este fenómeno sería entre leve y moderada, no hay que perder de vista que las consecuencias de su eventual intensificación podrían ser de largo alcance, tal y como ocurrió en 2016.
El economista en jefe de Citibank para América Latina, Ernesto Revilla, aseguró que “la actividad económica tiene buen dinamismo; habrá una aceleración para el próximo año y proyectamos que el país crezca 3,1%. Esta cifra es quizá un poco baja frente al consenso, pero que es positivo frente a la región. Acá ya se resolvió la incertidumbre, y ahora se discute la reforma fiscal, que puede ser positiva dependiendo del enfoque”.
Indica el experto que los riesgos “son parecidos a los riesgos externos de las demás economías emergentes, es decir, tienen impacto las alzas en las tasas de interés de EU, y por eso es clave reducir los déficits. En Colombia, el precio del petróleo también siempre representa un riesgo, pero sobre los precios internacionales estamos optimistas a corto plazo. En cuanto a los riesgos internos, lo único sería que la reforma fiscal no satisfaga las necesidades de reducir el déficit”.
Para la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), la economía cerrará el año con una expansión de 2,7% y se recuperará gradualmente hasta crecer a una tasa de 3,3% del PIB en 2019. En concreto, su director Luis Fernando Mejía, consideró que la cifra de este año refleja la recuperación gradual de la locomotora colombiana, pero que aún se aleja de los niveles de alrededor de 4,5% que se veían antes del choque petrolero. El director de este centro de pensamiento señaló que el dato de crecimiento ya muestra una determinada solidez. Además, manifestó que todos los sectores económicos experimentarán crecimientos positivos este año. Entre ellos, destaca algunos como el comercio o la manufactura.
Productividad
Principalmente, Mejía establece que el reto fundamental de la economía colombiana en este 2019 será el de continuar aumentando su productividad y crecimiento económico en un año que estará marcado por la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, una posible desaceleración de los socios comerciales del país y la ocurrencia de un probable fenómeno del Niño, entre otros.
“En la medida en que las tasas de interés estadounidenses sean más altas se vuelven más atractivos los bonos del Tesoro y menos los activos de las economías emergentes como la colombiana. Esto pone presión en la tasa de cambio e implicaría marginalmente una devaluación adicional. Además, la guerra comercial que existe con el gigante asiático podría generar presiones adicionales en el terreno local”, manifestó el nuevo director de Fedesarrollo.
Los indicadores de la economía
Inflación 3,2%
Crecimiento 3,5%
Intereses 2,5%
Industria 4,5%
Comercio 4,5%
Exportaciones 5,5%
Importaciones 4,3%
Déficit fiscal 2,4%
Fuente: ENS