En la segunda década del siglo XXI el tema de los derechos de autor en materia de cultura está en auge. La globalización mediática, las autopistas tecnológicas que masifican el tráfico de información y la necesidad de reglar todo lo relativo a la titularidad de las obras creativas y artísticas, han llevado al mundo a perfilar legislaciones y reglas del juego al respecto.

Colombia también está en ese camino y de allí la importancia de la cartilla “Cultura Al Derecho” que fue recientemente lanzada y que  tiene como principal objetivo brindar a los internautas mayor información sobre el derecho de autor y otros aspectos relacionados con el emprendimiento, todo ello con el fin de fortalecer e impulsar los proyectos culturales.

La guía le permite a cualquier creador cultural o artístico tener claro cómo puede proteger la propiedad intelectual, definir los usos que quiere que se le den, establecer cuándo puede o no utilizar determinada producción musical o cultural ajena y en qué casos deberá pagar derechos de autor o solicitar previa autorización. Tener a la mano esta información es clave para el trabajo de gestores, empresarios, músicos, programadores, editores, escritores, pintores, expositores, ingenieros de sonido y todo aquel que tenga relación directa o indirecta con la llamada industria cultural.

Es evidente, pues, la utilidad de la herramienta creada por el Ministerio de Cultura, en conjunto con el Laboratorio Experimental de Música y la Fundación para la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural.

Tanto la cartilla como el portal web www.culturaalderecho.org  se convierten así en elemento indispensable para arrancar cualquier proyecto cultural, definir los horizontes de rentabilidad y autosostenibilidad a corto, mediano y largo plazos, así como evitar que a la mitad del camino de ejecución del mismo se generen pleitos y trabas por cuestiones relacionadas con propiedad intelectual, derechos de autor, marcas o patentes.

No se puede olvidar que, precisamente, estos dos acápites son muy sensibles dentro de los Tratados de Libre Comercio que ha firmado el país en los últimos años, al tiempo que el fortalecimiento de la legislación local al respecto es hoy por hoy la principal arma para combatir la piratería y el contrabando.

Lo importante ahora es que esta iniciativa se masifique y sea apropiada por toda la industria cultural, no sólo en materia de los grandes proyectos, sino en aquellos laboratorios municipales y regionales en donde a diario se crea arte, no pocas veces en medio de las carencias y la falta de apoyo.