Crece inconformismo en Brasil | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Marzo de 2015

*Oposición se toma la calle

*Impugnan mandato presidencial

La  situación política de algunos países de nuestra región se enrarece con el transcurrir de los días. Por ejemplo, el cambio adverso de la rueda de la fortuna estremece el Gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien está cercada por tal cantidad de escándalos financieros y políticos que ya sus opositores no dudan en denunciar que durante su primer mandato se desangraron como nunca antes las finanzas públicas. Las acusaciones son de tal magnitud que ya parece que su segundo gobierno, que lleva escasos meses, llevará como un ‘inri’ el escándalo de Petrobras, una mega-investigación por corrupción en la que a diario aparecen más políticos adictos al Ejecutivo o su partido político comprometidos en cuantiosos desfalcos y tráfico de influencias.

Las diversas explicaciones que la Mandataria suele dar sobre un caso que acapara la atención de los brasileños de toda condición no han tenido mayor efecto en el arranque de su segundo período, dado que ella era la presidenta de la junta directiva de Petrobras. Lo cierto es que mucho del capital político y electoral que obtuvo en los recientes comicios se esfumó en apenas un par de meses. Según la última encuesta, de haberse dado ahora la contienda presidencial, Rousseff sería superada ampliamente por la oposición. Los analistas sostienen que hay decepción entre quienes sufragaron por ella, no sólo por el escándalo de corrupción, sino porque habría utilizado en extremo la demagogia verbal sobre la supuesta situación favorable de la economía doméstica así como hecho múltiples promesas hasta ahora incumplidas.

En la opinión pública y la prensa el agravamiento de la crisis política, el aumento desbordado de la inflación, la peligrosa recesión, el desempleo, el costo de los impuestos, la devaluación de la moneda, los malos servicios públicos, el caos en el transporte y la corrupción contrastan con el país de las maravillas que la Presidenta prometió en campaña. Semejante escenario crítico se suma a la inseguridad en las calles de las grandes urbes, incluso de las zonas más prósperas, así como a las denuncias sobre desmanes de las autoridades en la intervención en las favelas. Los empresarios, que son los que más pagan impuestos en ese país, se quejan de que redes de corrupción enquistadas en el Estado los obligan a pasarles grandes sumas de dinero, pues en algunas oficinas nada se mueve sin el ‘estímulo’ del consabido sobre que se entrega en la clandestina oscuridad. De otro lado, principales y poderosas empresas privadas, en particular las de la construcción, tienen a varios de sus directivos en prisión por contratos amañados y estafas que durante años desfalcaron a Petrobras.

El prestigioso y controvertido senador José Serra, uno de los jefes de la oposición, sostiene que el gobierno Rousseff avanza sin rumbo por  cuenta de la baja del crudo y la gravedad del escándalo de corrupción en la estatal petrolera. Considera, por tanto, urgente la reducción del tamaño de esa compañía para que pueda sobrevivir. Advierte que es una empresa gigante y que no existe compañía estatal de hidrocarburos en el mundo que se haya diversificado y endeudado tanto, para después invertir de manera ineficiente.

El congresista, así como otros analistas, sostiene que parte de la crisis de Brasil obedece a la improvisación en las políticas. Por ejemplo, de Mercosur se dice que fracasó. Se fijó metas muy ambiciosas a corto plazo, desconociendo que bloques multinacionales como la Unión Europea tardaron 40 años en pasar de zona de libre comercio a la unión aduanera. Considera el influyente parlamentario que la impugnación que parece avanzar en el Congreso sobre el mandato de Rousseff, tiene hondas raíces en los errores que ha cometido a lo largo de su gobierno, puesto que, a la manera del antiguo bolchevismo, sus dirigentes se mantienen fieles a la disciplina partidista, pero carecen de mística social, por lo que no vacilan en asaltar las arcas estatales unidos a poderosos grupos empresariales, como ocurrió en Petrobras. Para el senador Serra, el Partido de los Trabajadores “no es un partido de los trabajadores, es un partido de intereses, es una especie de bolchevismo sin utopía. Tienen el comportamiento de un partido bolchevique en el sentido de que la ética del individuo se sustituye por la ética del partido”.

Como se ve, la polarización política en Brasil se torna cada día más profunda. La ola de protestas y marchas contra el Gobierno aumenta de intensidad y este fin de semana tendrá un pico sin precedentes. Si el Gobierno no logra salidas de consenso y distensión, podría enfrentarse en poco tiempo a un clima social explosivo en el país más grande y potente de Suramérica.