Los efectos devastadores del cambio climático no se detienen. De hecho, hoy por hoy no menos de 3.600 millones de personas carecen de suficiente acceso al agua, por lo menos, durante un mes al año. Lo más grave es que dicha cifra previsiblemente aumentará hasta superar los 5.000 millones de aquí al 2050.
Ese panorama resulta aún más complicado a tenor de las impactantes revelaciones del Estado de los Recursos Hídricos Mundiales, dado a conocer ayer por la Organización Meteorológica Mundial.
Se advierte, en primer lugar, que en los últimos cinco años consecutivos los flujos fluviales han sido muy inferiores a los promedios históricos. Igual ocurre con la cantidad de vital líquido que entra a los embalses. Dicha circunstancia conlleva una reducción evidente de la cantidad de agua disponible para las comunidades, la agricultura y los ecosistemas, lo que, a su turno, ejerce una mayor presión sobre el abastecimiento mundial.
Más complicado aún resulta que si bien en las últimas cinco décadas los glaciares en todo el planeta sufrieron la mayor pérdida de masa registrada hasta la fecha, el 2023 fue el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con este tipo de formaciones experimentaron pérdidas de hielo.
Claramente, esto obedece al calentamiento global. De hecho, el año pasado fue el más cálido del que se tiene evidencia científica. De allí el panorama crítico de sequía en muchos países por cuenta de las elevadas temperaturas y la caída en los promedios de precipitaciones.
Pero también se registró en otras latitudes el fenómeno contrario, como efecto también de los impactos del cambio climático. Es decir, excesos de agua e inundaciones récord. Según el citado informe, los fenómenos hidrológicos extremos se vieron influidos por condiciones climáticas naturales, especialmente la transición de La Niña a El Niño a mediados de 2023.
Por otra parte, no se puede perder de vista que el desgaste de las capas de nevados y glaciares impacta en el cauce de océanos y ríos adyacentes. No en vano el nivel del mar continúa creciendo de forma consistente, poniendo en peligro muchas zonas costeras e insulares.
Hoy por hoy, es claro que los ciclos hidrológicos de todo el planeta se han vuelto más drásticos y también impredecibles, lo que se traduce no solo en excesos o escasez de agua, sino que impacta las condiciones de calidad de vida, producción de alimentos, evolución de los suelos, flujos poblacionales y demanda de recursos.