Crucial división de la OPEP | El Nuevo Siglo
Viernes, 28 de Noviembre de 2014

La  cumbre de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), que se realiza en Viena, ha mostrado que la tormenta que sacude a esas naciones ricas en el preciado recurso natural sigue aumentando y se temen mayores caídas del precio del barril. Cuando empezaron a debilitarse las cotizaciones se pensó, inicialmente, que se trataba de especulaciones pasajeras o una caída temporal en la demanda. Pero lo cierto es que desde que el presidente Barack Obama recogió la propuesta de los republicanos y anunció la decisión de explotar su propio petróleo y disminuir así la dependencia de las importaciones, siendo E.U. el primer consumidor mundial, era lógico prever los negativos efectos fatales para la economía de los países productores, como también un consecuente alivio para las naciones que compran el denominado oro negro, ya que el precio iba a reaccionar a la baja. En ese escenario, calcular presupuestos con barriles al alza resultaba ilusorio y más aún cuando Estados Unidos espera ser el principal productor en el 2015.

Tanto ese país como Canadá han aumentado la producción de petróleo, llegando a los niveles de 1965, y en la misma proporción han dejado de comprar crudo en el exterior. Las dos naciones, comparadas con la producción de la OPEP, rondan ya el 19.05% del total de barriles diarios producidos en el mundo. En tanto la OPEP produce el 35,27% y Rusia el 10%. La gran potencia es Arabia Saudita y sus aliados del Golfo. Son esos países los que tienen el músculo para alterar los precios del crudo, como bajar la producción y forzar temporalmente un alza especulativa. Así que la declaración del jeque que lleva la voz cantante de Arabia Saudita en Viena, en torno de no bajar la producción y dejar que el libre juego del mercado sea el que a futuro estabilice los precios del crudo, cayó como un balde de agua fría sobre la humanidad de los otros representantes de la OPEP.

Eso implica que la diplomacia secreta, encabezada por Venezuela, para reducir la producción no consiguió cambiar la postura de los países más poderosos de la OPEP que, entre otras cosas, consideran que las reservas de crudo de Occidente alcanzan para sostener su economía en el 2015. Así que las finanzas de las naciones petroleras están en ascuas.