* Minería y comercio, los jalonadores
* Plan de choque ante crisis externa
El reporte del DANE sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el primer semestre del año es muy positivo. La economía entre enero y junio registró un incremento de 5 por ciento en comparación a igual período de 2010.
Se confirma así que el proceso de reactivación sigue viento en popa y que la meta de crecimiento para todo el año, fijada por el Gobierno y el Banco de la República en 6 por ciento, podría cumplirse.
Este buen resultado parcial se preveía por cuanto la mayoría de los indicadores sectoriales de los últimos meses mostraba que la tendencia del PIB, que creció 4,7 por ciento entre enero y marzo, se había mantenido en el segundo trimestre, que finalmente cerró en 5,2 por ciento.
Esa regularidad en el sector real de la economía es lo más importante, pues los expertos sostienen que la clave no es crecer por encima del 5 por ciento un corto lapso, sino mantener esa línea durante un tiempo considerable. Sólo así se garantiza una reducción efectiva del desempleo, el déficit fiscal y los índices de pobreza.
El desempeño colombiano tiene aún más relevancia porque se da en momentos en que el riesgo de una recesión a escala mundial asoma de nuevo debido a la lentitud en la recuperación estadounidense y la incapacidad de la Unión Europea para evitar el agravamiento de la crisis fiscal y financiera griega y las sombras que se extienden sobre Portugal, España e Italia. El jueves negro ayer en todas las bolsas del planeta es una prueba evidente de que la situación empeora y los mercados no creen en los salvavidas económicos lanzados en las últimas dos semanas por los presidentes Barack Obama y Nicolas Sarkozy y la cancillera alemana Ángela Merkel.
Si se produce un nuevo clima recesivo no habrá nación que resulte ilesa, reitera a cada tanto el Fondo Monetario Internacional. Lo importante es que el nivel de impacto interno de la crisis global sea el menor posible y ello sólo se logrará si la economía local puede mantener a flote sus indicadores micro y macro. De allí la pertinencia de lo anunciado ayer por el presidente Santos en su gira por Estados Unidos, en torno de que una vez regrese al país convocará a empresarios y sindicatos para firmar un gran pacto que proteja lo más posible al país en caso de una crisis financiera internacional.
Para que dicho pacto pueda salir adelante es urgente que la lectura del escenario económico sea realista. Si se analiza el informe del DANE es claro que en la primera mitad del año la minería continuó siendo el gran jalonador del PIB, algo acorde con el boom que en este campo registra el país no sólo en materia de producción, sino de nuevos proyectos, flujo de divisas y focalización de inversión extranjera. Sorprende el buen comportamiento del comercio, los restaurantes, hoteles, el transporte, comunicaciones, el sistema financiero y el sector de servicios. El agro sigue en línea de recuperación pero la industria manufacturera no despega como se quisiera. Inquieta mucho, eso sí, que la construcción, que demanda una gran cantidad de mano de obra, siga en números rojos.
Es obvio, entonces, que así como los niveles de consumo de hogares aumentan, sobre todo en el sector de automóviles y bienes durables, debe vigilarse que no haya un sobreendeudamiento y se disparen las tasas de cartera morosa. La baja dinámica de construcción de obras públicas preocupa, más aún en medio del plan de contingencia invernal. El flujo de divisas e inversión obliga a tomar las respectivas medidas cambiarias y de control de liquidez para evitar distorsiones inflacionarias y de la balanza de pagos. Lo importante, en síntesis, es estar atentos a la coyuntura internacional y tener a la mano un amplio menú de herramientas para amortiguar el coletazo de una posible recesión global.