* Tensa guerra de nervios
* Las aulagas europeas
Europa no consigue conciliar el sueño, la crisis económica y la guerra de nervios sacuden los mercados de manera implacable, mientras la demora de las potencias en llegar a un acuerdo en la forma como se debe manejar la crisis tiende a agravarla. El primer ministro, Mario Monti, tal como se esperaba y de acuerdo con su carácter formado en la defensa como comisario de la banca central europea de aplicar disposiciones severas para enfrentar la crisis, pasa a recetar el mismo remedio a Italia. Monti aduce que sin esas medidas de ajuste Italia se habría derrumbado y caído en el mismo pozo de Grecia. El momento para tomar esas medidas que comprometen seriamente las jubilaciones y reducen los costos de burocracia, dentro de un esquema inflexible para reducir el déficit crónico, busca bajar el gasto en 20.000 millones de euros, que deben sumarse a los 60.000 millones que se aprobaron en el Parlamento al final del mandato de Berlusconi, mediante un acuerdo de los partidos políticos más importantes. A su vez, para calmar las protestas que se extienden a los sindicatos y sectores empresariales, el primer ministro italiano adujo que para incentivar la economía dispondrían de 10.000 millones de euros. Frente a los casi 100.000 millones de ajuste que se han aprobado en los últimos meses, esos 10.000 millones no alcanzan para reactivar la economía, según los expertos.
Para colmo el apretón de Monti llega en mal momento para las finanzas europeas, puesto que la calificadora crediticia internacional S&P, anunció que rebajaría el grado de inversión en varios países de la eurozona, entre los que se cuenta a Italia. Además, S&P hizo saber a la opinión pública que tiene bajo vigilancia los informes de la deuda soberana a largo plazo de 15 países de la eurozona. A lo que se suma el aviso de rebajar la calificación a seis países europeos, lo que conmovió a las bolsas de la región que ayer cayeron de nuevo, bajas que se extendieron al Asia y otros mercados. Y los anuncios de Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel, de aprobar un nuevo tratado para reconquistar la confianza de los mercados, elevan aún más el grado de nerviosismo de los países que están en apuros, puesto que se teme que algunos de éstos puedan en consecuencia quedar literalmente al garete. Pese a que la cancillera alemana, Ángela Merkel, expresó que no se debía hacer mucho caso a los anuncios de S&P, lo mismo que su ministro de Economía que se mostró descontento con esos avisos que caen como un balde de agua fría cuando los grandes de la eurozona con medidas extremas contra el déficit se aprestan a intentar devolver el optimismo y la confianza a los inversionistas. Para los expertos no cabe la menor duda de que en estos momentos la rebaja de la calificación de riesgo de S&P es calamitosa y se suma a múltiples indicativos de la forma como se acelera y agudiza la crisis financiera europea. Lo que pone en duda la potencia del fondo europeo para brindar recursos a los países, lo mismo que complica la posibilidad de salir a vender bonos ahora para conseguir dinero fresco.
Los datos sobre crecimiento de la UE muestran que se estanca en un modesto 0,2% en el tercer trimestre con respecto al anterior, siendo el crecimiento de la UE de 0,3 por ciento. Y en algunos países la contracción económica es grave; en Chipre 0,8%, Portugal 0,4%, Holanda 0,3% y Eslovenia 0,2%. Como se sabe en el caso de España y Bélgica su crecimiento ha sido cero. En medio de esta cadena de malas noticias Van Rompuy, del Banco Europeo, propone una revisión sustancial del Protocolo 12 del Tratado de Lisboa. Entre las medidas se contempla la posibilidad de préstamos bilaterales del Fondo Monetario Internacional y que el Mecanismo Europeo de Estabilidad Monetaria entre a participar directamente en la capitalización de entidades bancarias. Lo que no es nuevo en cuanto en el pasado reciente en Grecia, Portugal e Irlanda, los fondos europeos y el FMI intervinieron para apuntalar el país y conseguir fondos de rescate para pagos burocráticos y funcionamiento. Es preciso recordar que los pronósticos sobre la economía alemana y la francesa son cada vez menos optimistas, lo que indicaría que esas locomotoras no resisten la presión de sus socios, lo mismo que el euro tiende a debilitarse. Sin que el paquete de austeridad del cual dispone Monti en Italia garantice un efecto duradero, puesto que mientras Europa esté sacudida por la crisis el efecto dominó entre los países de la región y la banca, sigue siendo un fantasma que perturba los planes reactivos locales.