* Dramática rebaja del déficit
* Lo nacional y global en economía
El presidente Mariano Rajoy, en alocución de una hora y diez minutos anuncia las medidas de ajuste, dada su expresada solidaridad con los postulados que sostienen al respecto los gobernantes de Alemania y Francia, que se refieren a recortes y medidas restrictivas presupuestales para contener el déficit crónico y evitar que siga creciendo la bola de nieve del gasto público, cáncer que parece carcomer a varios países de la UE. Rajoy le habló a España y los mercados con franqueza, para mostrar su compromiso con la realidad del país, devolver la confianza al mundo de las finanzas y mostrar que está dispuesto a hacer los sacrificios que sean necesarios, al punto de afirmar que la situación que atraviesa España desborda la de cualquier gobierno anterior. La meta anunciada en el Congreso por Rajoy es reducir en 16.500 millones el déficit público durante la vigencia del 2011, para bajar el déficit en el 4,4%. Las medidas extremas que enuncia según algunos políticos y economistas son esenciales para evitar que España siga el ejemplo catastrófico de Grecia, pero otros las consideran temerarias cuando se reconoce oficialmente la existencia de 5 millones 400 mil desempleados.
El dirigente conservador no ha vacilado en señalar que en la práctica congela la nómina oficial en lo fundamental, para entrar a renegociar y reducir grandes proyectos del Estado, sin dejar de atender las necesidades de las fuerzas y cuerpos de seguridad y servicios públicos esenciales. En el plan de reducir los gastos y fomentar el trabajo productivo se contempla entrar a poner en práctica una suerte de Ley Emiliani, que ya tiene décadas en Colombia, con el fin de suprimir puentes y trasladaría varias de las fiestas a los lunes. No ha vacilado en anunciar que suprimirá las prejubilaciones, salvo circunstancias “muy excepcionales” y que está por la aprobación de medidas para acabar con la práctica abusiva de hacer de la prestación por desempleo en los últimos años de la vida laboral “un mecanismo de prejubilación encubierta”. Se reafirma en complementar anteriores afirmaciones sobre la capitalización de la banca, y se establecen tres esquemas de reforma: la primera mediante la aprobación de la ley de estabilidad presupuestaria; la segunda, una nueva fase de fusiones de entidades financieras y la tercera se refiere a reformas estructurales. Por ahora, que el IVA sigue igual.
Para amortiguar la caída que sufriría el sector financiero, el comercio y negocios por cuenta del recorte, Rajoy anuncia incentivos para las empresas que generen nuevos empleos, asimismo rebajas formales impositivas para aquellos que inviertan las utilidades en modernizar y optimizar sus entidades. También se informa que serán actualizadas las pensiones contributivas. Lo que no parece por ahora suficiente para reactivar el consumo y fomentar el optimismo entre inversionistas y empresarios; el entorno externo, que tiene que ver con el turismo, se encuentra por el momento alicaído por soportar quebrantos y aulagas similares a las que aquejan a España.
Mariano Rajoy muestra preocupación e interés en el tema educativo; se espanta del retraso en ese campo. España no pinta entre las primeras 50 universidades del mundo. Sostiene que es preciso desarrollar en los alumnos los valores del esfuerzo, el gusto por aprender, el espíritu emprendedor, la exigencia y la responsabilidad personales. Se compromete a elevar el potencial académico del país como medida esencial para que España recobre un lugar de preeminencia y dignidad entre las naciones. Entre sus medidas está mantener la educación gratuita hasta los 16 años, mejorar la preparación en el bachillerato sobre la marcha, preparar a los universitarios y elevar el nivel cultural de España.
Los analistas no están de acuerdo sobre los efectos que tendrán las dramáticas medidas del Presidente del Gobierno, puesto que la situación de la economía no depende solamente de España; no es una isla y es miembro activo de la UE, lo que determina que dependa en gran parte de los acuerdos entre Alemania y Francia, como de las decisiones del FMI. Casi al mismo tiempo que daba a conocer sus cruciales medidas el político español al recibir una España en quiebra, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, afirmó que el Reino Unido no hará ninguna aportación extra a la línea de crédito de 200.000 millones de euros que abrirá el Fondo Monetario Internacional -FMI- para proteger a la eurozona. Se supone que la aportación británica estaría entre 25.000 y 50.000 millones de euros y la Eurozona aportaría por su parte 150.000 millones. Este anuncio de Osborne cayó como agua fría entre la concurrencia y se interpretó, entre otras cosas, como una dura respuesta a la actitud hostil de Alemania y Francia en la UE.