El despiporre griego | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Diciembre de 2014

GRECIA  atraviesa por bruscos altibajos políticos, ligados a los vaivenes de una economía que aún no se recupera de los excesos de los gobiernos socialistas que avanzaron en un populismo suicida. El mismo que aprovechó la entrada de la nación a la Unión Europea para conseguir cuantiosos fondos y ayudas económicas que, en vez de emplear de forma positiva para el  desarrollo, en gran parte se fueron a la bolsa de políticos sin escrúpulos o sirvieron para financiar una burocracia parasitaria, cuyo ideal era eternizarse en los cargos públicos y jubilarse a edad temprana. Una franja de la población perdió parte de su empuje creativo y la fuerza de trabajo se acostumbró a vivir del asistencialismo, prefiriendo votar en las elecciones por los que prometían seguir con el despilfarro y el irresponsable manejo de las finanzas públicas, sin importarles que la economía colapsara.

Ello explica por qué los esfuerzos del gobierno de centro derecha actual por ajustarse el cinturón y sanear  la economía, no han sido recompensados con el apoyo popular. Las masas inmaduras rechazan la  austeridad y tienen nostalgia del Estado asistencialista. La ultraizquierda, que se agrupa en Zyriza, ha lanzado a un demagogo y desmesurado orador, Alexis Tisipras, que tiene al gobierno contra la pared. Tras fracasar la elección parlamentaria, se debe convocar a comicios generales y el audaz demagogo encabeza todas las encuestas, por lo que lo más probable es que en tales circunstancias y confusión nacional capture el poder. Con los pueblos pasa, en ocasiones, lo mismo que en antaño con las muchachas en edad de casarse, que cuando las cortejan demasiados pretendientes, terminaban escogiendo al peor. Tisipras ha prometido subsidios, ayudas, cargos, favores a diestra y siniestra, e incluso renegociar con la UE, dentro de un esquema involutivo que recuerda el socialismo utópico del siglo XIX.

Los nervios de los responsables de las altas finanzas de ese país se crispan y los teléfonos no paran de sonar. El FMI anunció que suspende la ayuda a Grecia en espera de los resultados electorales. Berlín advierte  que de ganar Tisipras le exigirá que cumpla los compromisos de ajuste. Mientras tanto las bolsas europeas caen y se teme lo peor: una nueva crisis helena con posibilidades de extenderse a la región comunitaria.