*País en crecimiento
*Recio combate contra la corrupción
EL territorio de Brasil se definió por la bula Inter Caetera del Papa Alejandro VI, quien arbitró las diferencias en las ambiciones territoriales en el Nuevo Mundo entre España y Portugal. División que no aceptó del todo Portugal y que, tras amenazas de guerra, España en el famoso Tratado de Tordesillas, cerca a Valladolid, accedió a permitirles a los lusitanos ampliar su territorio. Lo que determina que se modifique la línea de demarcación desde 100 a 374 lenguas al oeste de Cabo Verde. Esa sería la primera gran victoria diplomática de Brasil, a la que seguirán otras decisivas a lo largo de su historia. Con el tiempo y mediante la expansión promovida en sus distintas fronteras de América por los bandeirantes, Brasil emerge como el gigante de la región con una superficie de 8.547.393 kilómetros cuadrados, casi la mitad del continente. Napoleón dijo: cuando China despierte el mundo temblará. Por el contrario, en el caso de Brasil el país es como una ameba silenciosa en permanente crecimiento, aun desde antes de beneficiarse del Tratado de Tordesillas de 1494, en el cual España reconoce esa expansión y hace concesiones territoriales. La habilidad de la diplomacia de Itamaraty es proverbial y suele aparecer como mediador entre países vecinos en conflicto. Su principal arma diplomática es la neutralidad y la prosecución inteligente de sus grandes objetivos políticos de expansión e integración en la región y en el mundo.
Dilma Rousseff, la otrora guerrillera, después predilecta ministra que se movió en el ámbito financiero como agente de su predecesor Lula da Silva, quien llegó en el Rolls Royce oficial a su posesión, asumió el poder con un compromiso de mantener y acrecentar el poderío económico de esa nación. Y las cifras económicas del gobierno de Lula, en el cual la señora Rousseff se distinguió en impulsar las finanzas, son impresionantes. Brasil alcanza en el 2010 un PIB de 2,1 billones de dólares, dado que crece 7,5 por ciento. En buena medida gracias a los recursos del petróleo, puesto que sus antecesores debían importar el costoso recurso, mientras que Lula se beneficia de los cuantiosos hallazgos de crudo que hizo Petrobrás en el país. Al tiempo que la industria tuvo un crecimiento de 10,1%, y la agropecuaria 6,5%. Brasil es la séptima economía del mundo y supera a países prósperos como Francia, Gran Bretaña, Italia o España. Entre los países del G-20 Brasil figura entre los de mayor crecimiento. El acuerdo en materia de maquinaria industrial y tecnología que liga a China, India y Rusia es de los más ambiciosos en materia de desarrollo. Si bien se le atribuye al comandante Hugo Chávez gran influjo en la expansión de la izquierda por la vía electoral en el continente es de reconocer que esa determinación pacífica de llegar al poder surgió por la visión de Lula y de Fidel Castro en el Foro de Sao Paulo.
La presidenta Dilma Rousseff se ha visto rodeada en los últimos días por frecuentes escándalos que han provocado la renuncia de tres ministros y de varios funcionarios de alto rango. El continuismo de un mismo partido en el poder suele llevar a un contubernio entre funcionarios públicos y financistas, ligados por intereses políticos comunes. Contubernio que se da en este momento y que la Presidenta asegura combatirá con severidad. No obstante, esos escándalos coinciden con las medidas de ajuste que viene tomando para prevenir un descalabro económico por cuenta de la difícil situación económica de los países desarrollados de Occidente. Lo que enerva a las clases trabajadores y ha suscitado las primeras grandes protestas populares en Brasilia contra la corrupción y las medidas económicas que resienten los ingresos de los más pobres y la clase media. Las cifras de la corrupción que maneja el Gobierno en Brasil, con los descubrimientos recientes que implican a tres ministros y numerosos funcionarios de alto nivel, superan US$ 31.600 millones por año. Al mismo tiempo el Gobierno intenta frenar la especulación con las acciones, así como eventuales burbujas o inflación de activos.
Brasil es un viejo amigo de Colombia. Los observadores internacionales imparciales reconocen los esfuerzos denodados de la presidenta Rousseff por limpiar la burocracia, mas entienden que debe tomar medidas enérgicas y eficaces para calmar el descontento creciente de la población, puesto que ya principian a moverse las redes sociales convocando a protestas como la de Brasilia, esta vez en Río y Sao Paulo.