El Niño asusta | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Diciembre de 2014

*Crece probabilidad de fenómeno climático

*Ajustar planes de contingencia por sequía

Con  aguaceros como los que azotaron ayer a varias zonas en la capital del país advertir en estos momentos sobre la intensa temporada seca a que se expone el país desde finales de este mes, podría parecer un poco contradictorio. Más aún porque el remate de la ola invernal aún golpea con fuerza regiones como la Pacífica y Andina, al sur de la Caribe y parte de los Llanos Orientales.

Sin embargo, las autoridades meteorológicas nacionales e internacionales han advertido que los países de la zona ecuatorial del Océano Pacífico deben prepararse ante la eventual llegada del fenómeno climático de El Niño, que se traduce especialmente en una disminución de los volúmenes históricos de lluvias, temperaturas más altas de lo acostumbrado y épocas de verano intensas.

Aunque meses atrás pronósticos externos contradictorios hacían dudar de la probabilidad de que este fenómeno de variación climática finalmente se presentara, las conclusiones de los más recientes informes de monitoreo de las aguas del Océano Pacífico confirman que el período de incubación de El Niño ya comenzó y sus efectos se empezarían a sentir a finales de diciembre y con más intensidad a lo largo del primer trimestre de 2015. El porcentaje de probabilidad está por encima del 75%, un indicador muy alto.

Según el último reporte del Ideam el análisis de las diferentes variables océano-atmosféricas sobre la cuenca del Océano Pacífico tropical, permite prever que el fenómeno será “débil”, pero no por ello Colombia puede bajar la guardia. Es más, ya en noviembre se detectó una disminución del volumen tradicional de lluvias en regiones como La Guajira, sur de Sucre, Córdoba, centro y norte del Huila, sur del Tolima, Piedemonte Llanero y nororiente cundiboyacense. Y se está pendiente de establecer si ocurrirá algo similar en este remate de la segunda temporada invernal del año.

Precisamente para no confiarse en la “debilidad” de El Niño baste con decir que llovería menos del 40 por ciento del promedio mensual en zonas como La Guajira, norte de Magdalena, Sucre, oriente de Santander y Boyacá, centro de Cundinamarca, sectores de Huila, Valle, Cauca y Nariño y áreas de Arauca y Casanare.

Visto todo lo anterior es prioritario que todo el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres esté listo para afrontar posibles contingencias derivadas de una época de intensa o mediana sequía. Ministerios, Sistema Nacional Ambiental, gobernaciones, municipios, corporaciones autónomas regionales, red hidroeléctrica así como los gremios de la producción, especialmente del agro, tienen que afinar sus respectivos planes de reacción, en sus distintas instancias de emergencia, mitigación, rehabilitación y reconstrucción.

Lo que pasó meses atrás en algunos sectores de La Guajira y otras zonas del país, en donde el intenso verano puso en peligro a comunidades enteras y el panorama de cuencas de ríos se tornó desértico, reveló que muchas zonas no están lo suficientemente preparadas para enfrentar periodos intensos de sequías.

Lamentablemente en Colombia las campañas de concienciación ciudadana para que se ahorre agua no tienen el efecto deseado. Por lo mismo corresponde a las autoridades ser más diligentes en el aprovechamiento y optimización del recurso hídrico, tanto de consumo humano como agropecuario e industrial. Por igual desde ya tanto el Ministerio de Agricultura como los gremios agrícolas deben proyectar estrategias preventivas para adecuar el ciclo de cultivos a contingencias como las altas temperaturas y la disminución de agua. Los distritos de riego así como la estrategia de pozos profundos asoman aquí como alternativas urgentes. No menos clave es afinar el sistema de vigilancia, atención a incendios forestales, que siempre se multiplican en épocas de intenso verano. Aquí hay que trabajar mucho con las comunidades para que no incurran en actitudes como hacer fogatas o quemas en zonas  de pastizales y de cultivo. Igual los climas muy secos siempre aumentan el riesgo de enfermedades como tuberculosis, malaria, fiebre amarilla, cólera y dengue, por lo que el sistema de salud debe activar sus respectivas estrategias. Y, por último, pero no menos importante, la red de generación hidroeléctrica debe priorizar al máximo la operación de los embalses.

Como se ve, así sea “débil” El Niño es una amenaza real. Ya hay una estrategia para hacerle frente y debe cumplirse al pie de la letra. Sin demoras ni excusas. Gobierno y entes de control deben, preventivamente, vigilar y garantizar desde ya que ninguna instancia nacional, regional o local se confíe o relaje al respecto. Soldado advertido