El repunte estadounidense | El Nuevo Siglo
Domingo, 11 de Enero de 2015

Políticas económicas pragmáticas

 

Las aves de mal agüero, que durante años sostuvieron que la economía de Estados Unidos seguiría en el bache y que sus quebrantos se agravarían por varios años más, se ven ahora refutadas por los hechos y las cifras que muestran cómo la potencia se recupera cada vez con más fuerza.

En parte el repunte tiene que ver con la investigación en las universidades, la aplicación de nuevas tecnologías y, sobre todo, de fórmulas realistas para enfrentar los problemas productivos macro y micro. La negociación de tratados de libre comercio con terceros países está favoreciendo a esa nación, en cuanto su diplomacia se mueve fuertemente en defensa de sus intereses, al tiempo que el tamaño de su economía le permite sacar partido de esa situación, lo mismo que su inmenso poder de compra.

El repunte económico ha tenido que ver con políticas que en un momento dado se salen de la escuela neoliberal y en otros colindan con fórmulas keynesianas. Se trata del pragmatismo que, aplicado con acierto a la economía, suele dar grandes resultados.

Sin duda, dentro de ese esquema reformista ha sido fundamental buscar abaratar el consumo de energía y conseguir la autosuficiencia, en particular de los hidrocarburos. Washington anunció con tiempo su objetivo, los alcances del mismo y eran predecibles los resultados de esa política sobre el precio del barril en tiempos de oferta especulativa del petróleo, más aún cuando estaba, precisamente, al alza.

Resulta sorprendente que los responsables, en los demás países productores, del manejo del mercado de crudo, no entendieran el mensaje. Nadie se explica que naciones exportadoras como Colombia se gastaran los recursos del fondo petrolero que se había conformado para tiempos de crisis. Nadie entiende que otros países petroleros no asumieran medidas de emergencia para enfrentar la baja de precios.

En Colombia, en medio de la caída de la cotización del oro negro, se deberían aplicar políticas para el ahorro de energía en las ciudades, como el uso de los bombillos led de bajo consumo. Ello permitiría en corto tiempo un ahorro equivalente al potencial de generación de varias represas del tamaño de la de Ituango. Pagar el combustible más caro, comparado hasta con los países desarrollados que no tienen petróleo, contribuye a rebajar la competitividad, lo mismo que la falta de trenes y la baja habilitación del transporte fluvial afectan las posibilidades de crecimiento en tiempos de vacas flacas. Todo ello genera un lastre que impide o frena el progreso real y eficiente.

Por el contrario, Estados Unidos avanza con medidas adecuadas para superar la crisis, lo que le permite al secretario de Trabajo, Thomas E. Pérez, anotar que “en 2014 se creó una media de 246.000 empleos cada mes, cifra que mejora los 194.000 puestos de trabajo del año 2013”. Se trata de un avance de 58 meses consecutivos de creación de empleo, lo que para una economía tan grande constituye un récord sin precedentes en los últimos años.