Finaliza la era Gadafi | El Nuevo Siglo
Lunes, 22 de Agosto de 2011

*Un histriónico político
*La apuesta democrática


EN  el momento de escribir estas líneas siguen los tiroteos en las calles de Trípoli, como los bombardeos en otras regiones del país. Gadafi, con apenas 14 años admira a Nasser, a los 21 recibe el grado de abogado, y pocos años después, como oficial del Ejército, a los 27 años derroca la monarquía y se toma por asalto el poder. El gobernante libio nació en el desierto y lleva 42 años gobernando. Las noticias actuales sobre su suerte en medio de los combates son inciertas, mientras la prensa registra la detención de tres de sus hijos, de algunos de sus lugartenientes más cercanos y la defección de otros. Aún no se sabe si el dictador yace entre los escombros de alguna de sus madrigueras o sigue luchando hasta el último cartucho, tal como aseguró en diversos discursos en el sentido de combatir sin tregua o morir con las botas puestas. El jefe del Consejo Nacional de Transición, Mustafá Abdeljalil, reconocido por los aliados, habló con los periodistas en Trípoli y aclaró que “no saben dónde está el gobernante”. Cualesquiera que sea el desenlace el oxígeno se le acaba al veterano domesticador de voluntades que intentó ensayar un modelo de socialismo nacionalista contradictorio y personalista, que lo llevó al apoyo de acciones terroristas en otros países e indisponerse con casi todos sus vecinos. Razón por la cual se quedó aislado de la comunidad internacional.


Pese al apoyo popular y de las milicias armadas leales, como de algunas tribus guerreras, los bombardeos frecuentes de la marina de EE.UU. y de la aviación minaron el régimen, cuyos días estaban contados desde cuando el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la zona de exclusión y respalda la decisión del Gobierno de Washington de derrocarlo a cualquier precio, lo mismo que de la OTAN. Los expertos reconocen que Gadafi, a pesar de su forma estrafalaria de actuar y su capacidad histriónica, es uno de los más fríos políticos de la región, lo que le ha permitido como gobernante de facto desde 1969 mantenerse por décadas en el poder e impedir que ningún leal, ni opositor consiguiera poner en peligro su dominio. La confesión de unos terroristas libios que lo vincularon al apoyo e instigación del atentado contra un avión de Pan Am en el espacio aéreo de Escocia, lo precipita a una tensa situación con Inglaterra y pasar a la condición de paria internacional. Sus desafíos e intervenciones en el exterior determinan que el presidente Ronald Reagan, desde el avión presidencial en pleno vuelo, sin mediar guerra alguna, como medida punitiva ordene el bombardeo contra la tienda de campaña de Gadafi y su familia, lo que le cuesta la vida a uno de sus hijos. Casi treinta años pasaron desde que Occidente lo mantuvo aislado, apenas vuelve a la comunidad internacional cuando renuncia a los experimentos con avanzadas armas letales y paga jugosas reparaciones.


El fin de la guerra fría determina que los países del antiguo bloque comunista al ingresar a sistemas democráticos abandonen a su suerte al controvertido político libio, lo mismo que se deterioren las relaciones con Turquía. La debilidad del Gobierno italiano y los compromisos con la OTAN, pese a sus grandes vínculos políticos y económicos, llevan a la ruptura. Con la caída del muro de Berlín y la Cortina de Hierro, las dictaduras socialistas o comunistas se van haciendo insostenibles y los pueblos se deciden a romper las cadenas para recobrar la libertad y el derecho a darse regímenes democráticos. Gadafi no podía ser la excepción, después de la caída de los déspotas de Túnez y de Egipto que saquearon durante décadas sus naciones, salvaguardados por montañas de dinero, políticos y oficiales corruptos. Y lo peor es que estaba en pugna con la OPEP, mal con la Liga de Países Árabes, peor con los fundamentalistas de Irán, lo mismo que con la OTAN, así como con los gobiernos moderados de la región.


En estos momentos las grandes potencias tratan de contener la orgía de sangre, las retaliaciones violentas y las venganzas al viejo estilo de diente por diente y ojo por ojo. Los mismos comités de transición democrática han impedido por ahora el linchamiento de los hijos de Gadafi. Se espera que los tribunales nacionales que se formen durante la emergencia y la Corte Penal Internacional puedan actuar. En caso contrario, por la cantidad de armas que tienen los civiles y los distintos bandos, se estaría incubando una aciaga lucha por el poder, que podría llevar al predomino del más fuerte o la división del país, que es exactamente lo que nadie desea, dada la importancia petrolera de Libia.