Hidroeléctricas y autosuficiencia energética | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Enero de 2015

Una noticia positiva en el área energética para todos los colombianos, la puesta en operación de la Hidroeléctrica Sogamoso, en Santander. Este complejo será clave en el suministro de electricidad al país, y en momento oportuno comienza a funcionar, puesto que la amenaza del fenómeno del Niño no se descarta.

Fue inaugurada el jueves por el Presidente de la República, quien se mostró complacido por la tranquilidad que esta hidroeléctrica da a la nación, para atender las necesidades de energía. Es este uno de los magnos proyectos de la ingeniería hidroeléctrica, con el embalse más grande de Colombia. La inversión, de $ 4,3 billones. De estos, 1,2 billones en cuidado ambiental y obras sustitutivas. Hidrosogamoso convierte a Isagen en la segunda generadora nacional y aporta el 8,3 por ciento del consumo total al sistema interconectado nacional. En electricidad, el país es autosuficiente y aun con capacidad para exportarla, gracias a las obras de infraestructura hidroeléctrica, que garantizan el cubrimiento de la creciente demanda de energía. Pronto, posiblemente en junio, otra central comienza a operar. Se trata del Quimbo, que podría pasar a ser la segunda generadora, desplazando a Hidrosogamoso.

Aquí por fortuna, el terreno montañoso, la abundancia de ríos caudalosos y caídas de agua, facilitan la obtención de energía limpia, mediante las hidroeléctricas en distintas regiones. En otras partes del mundo, de geografía plana, se ven obligados a “fabricar energía” en usinas atómicas, con los riesgos inherentes, como fugas de material radiactivo. Muchos accidentes han ocurrido, como el de la planta de Chernóbil, en Ucrania, en 1986, el peor desastre nuclear en tiempos de paz, cuando se incendió uno de los reactores. También en una planta de EE.UU. ocurrió un percance hace unos años. Y el más reciente en la de Fukusima (Japón), que aún presenta riesgos.

Así que aquí en asunto vital como es la provisión de electricidad estamos preparados, incluso para la eventual acción del Niño. Desde luego que esto no quiere decir que se puede derrochar agua y energía. Hay que usarlas de manera racional, y no en temporadas de verano y sequía, sino en forma permanente para contribuir además a preservar los ecosistemas.