El alud de proyectos de ley y de acto legislativo que están cursando en las comisiones primeras del Senado y Cámara modificando el sistema electoral y político lo que evidencia, una vez más, es que un ajuste integral a esta normatividad está muy lejos de concretarse en Colombia.
Como lo indicó un informe publicado por este Diario esta semana, hay al menos una decena de iniciativas de ley y de acto legislativo en las comisiones primeras que proponen paridad de género en listas a corporaciones; la obligación de candidatos a la presidencia de la República de asistir a debates; así como habilitar el transfuguismo para las próximas elecciones, es decir, permitir que los congresistas se presenten por un partido distinto al que hoy representan.
En este proyecto, que es impulsado por el partido de Gobierno, también se pone un límite de tres periodos consecutivos en las corporaciones públicas e igualmente plantea bajar a 18 años la edad mínima para ser congresista, tanto senador como representante. Así mismo, elimina la lista abierta y deja la cerrada.
Por otra parte, hay un proyecto de acto legislativo buscando armonizar la Constitución con la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el sentido de que en ningún caso los derechos políticos de cualquier ciudadano podrán ser limitados por autoridad distinta a un juez.
Igualmente, hay dos proyectos del Consejo Nacional Electoral (CNE), uno para aumentar el porcentaje de la cuota de género en las listas a corporaciones públicas del 30% a un 50% y, el otro, que prohíbe aportes en efectivo para apoyar a los aspirantes a cargos de elección popular.
No en pocas ocasiones, hemos advertido en estas páginas que esas reformas a cuentagotas son inconvenientes porque lo que hacen es convertir la legislación electoral y la normatividad del sistema político en una especie de colcha de retazos, muchas veces incoherente y que deja vacíos graves a la hora de aplicar la legislación a casos específicos.
Aunque al comienzo de este Gobierno se indicó que habría una gran reforma al sistema político electoral que, como se sabe, se cayó porque la misma coalición gubernamental la vició con una serie de artículos agregados que la hicieron totalmente inviable.
A ello hay que sumar las dos últimas reformas al Código Electoral que se cayeron en la Corte. La primera en 2022 porque se tramitó en sesiones extraordinarias, entre otras razones; y la segunda, en agosto pasado, por la falta de consulta previa en algunos de sus artículos y ausencia de debate, entre otros.
Como si todo lo anterior fuera poco, es claro que solo uno o dos proyectos de este alud de iniciativas hoy radicadas podría salir avante. Posiblemente, la del transfuguismo porque tiene varios partidos interesados de cara a los próximos comicios. Sin embargo, hay que tener en cuenta que faltan menos de 18 meses para las parlamentarias y que modificar las reglas del juego cuando está a punto de iniciarse la campaña es absolutamente inconveniente.