Las tragedias de la pólvora | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Diciembre de 2014

Las  tragedias derivadas del uso de artículos de pirotecnia ya comenzaron a multiplicarse en el arranque decembrino. Y ello pese a la prohibición de la venta pública de esta clase de productos y la restricción legal para que sólo profesionales acreditados estén al frente de los espectáculos de juegos pirotécnicos que suelen presentarse en muchos municipios en medio de las festividades navideñas y de cambio de año. Aunque la Policía y otras autoridades han redoblado los operativos para detectar las llamadas “polvorerías”, que funcionan en no pocas ocasiones bajo la fachada de casas de residencia, sin que los vecinos sepan el riesgo a que están expuestos, lo cierto es que todavía hay una industria ilegal e informal alrededor de este negocio.

¿Qué hacer? Esa siempre es la pregunta por estas épocas a medida que en los hospitales se empiezan a reportar los casos de niños y adultos quemados por manipular artículos de pirotecnia o estar cerca cuando éstos son utilizados. Como siempre la primera reacción es señalar de irresponsables a los padres de familia y adultos que permiten que los menores de edad “quemen pólvora”. También es común que las miradas acusadoras se fijen en las autoridades policiales y municipales porque no son lo suficientemente diligentes para detectar aquellos sitios y personas que venden los productos pirotécnicos. Igual, luego de las tragedias, no faltan las voces que consideran que esta industria debería ser prohibida de forma tajante y definitiva, dado que es muy difícil cuando una empresa produce artículos que sólo serán utilizados por profesionales y cuando en realidad las mercancías van a una especie de ‘mercado negro’ que se las arregla para llegar a las esquinas de los barrios.

Sin embargo, al igual que lo que ocurre con los conductores ebrios, en el fondo hay un problema cultural. Lamentablemente todavía muchas personas consideran que una celebración en la que no se “queme pólvora” y se escuchen los sonidos estridentes de las explosiones de ‘totes’, ‘volcanes’, ‘pitos’, resulta aburrida… Mientras no se pueda llegar a la conciencia de esas personas será muy difícil acabar con el drama de los heridos por quemaduras en diciembre. No es una tarea fácil ni automática. Años de campañas de prevención han dado frutos intermedios, pero no hay camino distinto a seguir por el mismo sendero.