Política agrícola de EE.UU. | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Marzo de 2014

Multiplicar las exportaciones

Estímulos, tecnología y eficacia

 

Los Estados Unidos tienen una de las economías agrícolas más tecnificadas y desarrolladas del globo, parte de la producción se dedica al consumo interno y el resto a la exportación, por lo que reciben multimillonarios beneficios que superan los ingresos por cuenta de la industria. Sin que por esa razón sus gobernantes y legisladores se descuiden, ellos entienden que el tema agrícola es un asunto  de seguridad nacional. Por tanto, el Gobierno, el Congreso y los partidos se ocupan junto con les especialistas en el asunto. Favorecer la agricultura es garantizar una buena alimentación a la población y precios a los que todos los bolsillos pueden acceder. La agricultura es de las grandes fortalezas de ese país, por lo cual se esfuerzan los distintos gobiernos por abastecer los mercados del exterior, mejorar la calidad de sus productos y competir en precio. El agricultor estadounidense  suele contar con el apoyo oficial, avanzada tecnología y obtiene por su trabajo formidable utilidades. Lo que no es suficiente, puesto que parte de las mismas se invierten en el negocio y los desastres naturales golpean, en ocasiones, el sector, causando grandes pérdidas. Por tal razón el presidente Barack Obama, centra parte de su estrategia por recuperar la economía en un gigantesco esfuerzo por aumentar las exportaciones. Se trata de abrir más mercados en otros países para sus productos. Sobre ese tema, convocó a los especialistas que trabajan en impulsar la expansión rural, para se lancen a una formidable campaña para “abrir el mercado agrícola en todo el mundo”.

Para exportar los  productos agrícolas de los Estados Unidos, la diplomacia de Washington promueve en todas partes acuerdos comerciales y TLC  con terceros países. Por lo que  en las negociaciones se esmeran e insisten en que se derriben las barreras comerciales y salvaguardas de todo tipo en especial las agrícolas. Exigen que se reduzcan las tarifas protectoras en otras naciones, lo mismo que los subsidios que  distorsionan los mercados. Sin esas trabas la agricultura de los Estados Unidos, por ser más competitiva, se expandirá globalmente. Al mismo tiempo, gracias a la investigación y por mejorar la producción, se considera que los Estados Unidos pueden cultivar en gran escala  con positivos resultados por hectárea, lo que les permite reducir las barreras a las importaciones. El Gobierno considera que están dadas las condiciones para reformar las políticas internas proteccionistas, que en algunos casos chocaron, entre otras cosas por los subsidios en el algodón, con la OMC. Reducir los subsidios, al tiempo que se multiplican los esfuerzos productivos, se bajan costos de producción  y de transporte, es la obsesión oficial para ser más competitivos. En ese sentido el gobierno Obama se compromete a: proteger una competencia justa y abierta, reforzar las leyes antimonopolio en el sector rural. Se organizan talleres nacionales para crear conciencia en torno de esos objetivos y captar la simpatía de la opinión pública, en temas como la competencia, la regulación y la consolidación del sector agrícola. Rancheros, productores y empresarios de la industria de los alimentos, participan en los diálogos en los que se abarca todo el proceso productivo, desde las semillas, los insumos y los  beneficios al ganado. El tema de fondo es que a mayor tecnología y eficacia del sector agrario, los precios serán más favorables para el consumidor y para las exportaciones.

Para desarrollar esos proyectos se plantea una reforma a fondo de los programas anteriores de apoyo a los granjeros, que contemplaban  los precios, el control de la producción y órdenes de mercado para evadir la competencia foránea. En el pasado se repartieron ayuda entre los que dejaban algunos cultivos, para dar prioridad a otros más rentables o estratégicos. Se está avanzando ahora a estímulos más positivos que contribuyan a fomentar la productividad, con la mira que puedan resistir la fluctuación de los precios en los mercados internacionales. Estimular el crédito  al productor parece ser lo más efectivo, ofrecer ayudas oportunas a los granjeros que abandonan tierras de reserva ambiental. Es determinante en el crecimiento del sector agrícola la competitividad, que permite que disminuya la cantidad de personas que trabajan en el campo y que siga en aumento la producción de calidad, esa parece ser la ecuación perfecta. Y se viene logrando puesto  que es un hecho que han bajado los subsidios agrícolas, en tanto suben los precios de los alimentos en el mercado internacional.  En especial, se destaca que los Estados Unidos se están convirtiendo en campeones de los biocombustibles.

Los cambios en los estímulos estatales que plantea Obama se dirigen a orientar la ayuda a los granjeros que más la necesitan, no tanto a los más ricos. Se busca modificar el programa de seguros de cosechas en donde los intermediarios obtienen cuantiosos dividendos. Se promueven sistemas para entrega de alimentos frescos en las regiones a los consumidores que viven cerca de las granjas. Así como se insiste en explicar la procedencia de los alimentos y la calidad, con la finalidad de educar al consumidor.