¿Por qué lo mataron? | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Agosto de 2011

*El libro de Enrique Gómez Hurtado 

*De nuevo la Fiscalía tiene la palabra

 
En este fin de semana ha entrado en circulación el libro de Enrique Gómez Hurtado sobre el asesinato de su hermano Álvaro y las investigaciones o desviaciones corres-pondientes, cerca de cumplirse 16 años del magnicidio. El título es “¿Por qué lo mata-ron?”, lo que de por sí indica que en el texto existen tanto preguntas como respuestas. No se adjudica allí la autoría precisa del crimen, pero del pormenorizado relato, en prosa clara y escenificación jurídica, política y periodística pertinente, y con infinidad de pruebas y otros anexos, y pese a las amenazas contra la familia, el lector puede llegar a conclusiones razonables. 
Inteligentemente, Gómez Hurtado se abstiene de entrar en terrenos retóricos o desesti-mables a lo que es fundamental a su propósito indeclinable de que se investigue a fondo y se llegue a la cosa juzgada, sin las desviaciones y trampas que se evidencian, una a una, en el libro y podrían constituir un prevaricato fenomenal. Porque, desde luego, el país no podrá resarcirse de semejante vileza hasta no saber con toda claridad qué ocurrió en el trasfondo de aquel nefasto dos de noviembre de 1995. Crímenes similares han ve-nido aclarándose en búsqueda de que la nación pueda reencontrarse con sus raíces legí-timas frente a la tenebrosa erosión que ha sufrido de su dignidad. Nada de ello estará completo si el asesinato de nuestro consejero y director, Álvaro Gómez Hurtado, sigue impune.
No se trata aquí, desde luego, de entrar en cada uno de los acápites, pero sí de ratificar, leído el documento abundante en detalles que se desconocían o permanecían deshilva-nados, como la investigación ha sufrido toda clase de engañifas para enredar, omitir, prefabricar, encubrir, y alejarse de la verdad a través de pistas demostradamente falsas que han llevado a la sinsalida. Prácticamente en ceros, luego de tomar durante 15 años vías tortuosas y lejanas de indagaciones rigurosas en la recopilación testimonial y pro-batoria hasta que los jueces no han tenido otra alternativa que improbarlas, existe, desde hace unos meses, un nuevo hilo investigativo abierto por los testimonios de alias “Ras-guño”, quien desde su reclusión en Estados Unidos ha señalado a miembros del llamado cartel del Norte del Valle, del que hacía parte, como autores de la infamia. El asesinato provino, según su decir, de un favor (¡!) hecho al entonces gobierno de Ernesto Samper. De los implicados por el confeso narcotraficante sólo queda vivo un ex parlamentario de Cartago, Ignacio Londoño Zabala, entrevistado hace unas semanas por El Tiempo, tema pendiente de desarrollo jurídico luego de que el reo  lo acusara de ser el enlace y lo re-cordara de promotor y financista de la campaña “Samper Presidente”. 
La familia, constituida en parte civil desde hace un par de años a través del abogado Enrique Gómez Martínez, sobrino de Álvaro, ha visto en estos nuevos testimonios, como cualquiera que quiera sinceramente desenredar la madeja, una ruta procesal lógica, fáctica y contrastable dentro del debido proceso. Así lo pedimos aquí,  luego de que “Rasguño” dejara entrever que algo sabía al momento de su extradición, en carta edito-rializada y firmada al Procurador, Alejandro Ordóñez, como agente del ministerio público y defensor de la sociedad. 
Lo que Gómez Hurtado pide a las autoridades de la nueva hipótesis es que se actúe transparentemente y cumplan todos los procedimientos de ley. Se sabe que a Álvaro Gómez lo silenciaron por su voz tonante, su influjo político e intelectual, en medio del griterío estéril. Lo que se solicita, ciertamente, es que haya justicia, si no pronta, por lo menos debida. Una vez más la Fiscalía tiene la palabra. El libro es el mejor testimonio para cortar con los fiascos investigativos del pasado, pero a su vez un aliciente para re-cuperar la credibilidad en la entidad que el mismo Álvaro Gómez fundó. Si no por homenaje, al menos por cumplimiento del deber.