Presencia de Andrés Pastrana | El Nuevo Siglo
Martes, 13 de Diciembre de 2011

* La recomposición conservadora

* Todavía es tiempo del fortalecimiento

 

El Partido Conservador Colombiano tiene responsabilidades fundamentales con el país luego de que el presidente Juan Manuel Santos nombrara en su gabinete y pusiera en manos de personalidades de este origen parte sustancial de la agenda gubernamental, especialmente en lo económico y social. Hay, pues, una gigantesca cantidad de alta política por desarrollar y por ello los conservadores se sienten identificados con el Gobierno que ha llevado a varios de sus mejores representantes a misiones de semejante calado que responden a una estrategia de largo alcance que el mismo mandatario ha dicho que intentará llevar a cabo en un período, sin descartar el segundo.

Existe en los nombramientos, no sólo una señal de confianza presidencial, sino un encargo ineludible del conservatismo con la sana marcha de la economía, la minería, la vivienda, la agricultura y otras entidades de no menor importancia adscritas a los ministerios, lo mismo que se siente en armonía con la nueva visión de las relaciones internacionales y los ajustes de seguridad en las concepciones del conflicto armado interno. Del trabajo global que los conservadores vienen haciendo, y aún falta por hacer, depende continuar disminuyendo el desempleo, hacer más por la reducción de la pobreza y las desigualdades, organizar debidamente la restitución de tierras y la explotación de recursos naturales, incrementar la inversión y las bases tributarias, y mejorar la calidad de vida de los colombianos. En resumen, el corazón de la Prosperidad Democrática, base fundamental de la Unidad Nacional y por encima, desde luego, de propagandismos partidistas hueros frente a debacles como la ola invernal. No podría hoy nadie acceder a la directiva de ningún partido sin verificar primero al menos un acto de solidaridad o acciones en favor de las víctimas del invierno.

La importancia de la política consiste en movilizar el país hacia adelante y cambiar los escenarios de regresión para conquistar el futuro. Por ello, si bien el conservatismo cuenta con una bancada parlamentaria voluminosa que permite a los ministros avanzar en la agenda, también debe sintonizarse con otros aspectos gubernamentales como el de la lucha contra la corrupción. Voceros conservadores, al mismo tiempo, se han destacado al respecto en los organismos de control. Y corresponde a la directiva del Partido, en fidelidad con sus postulados primigenios, asumir las posturas decididas que corresponden a lo que es básico a su doctrina y funcionamiento, por lo que aún se esperan proclamaciones y acciones perentorias en la materia. Es no sólo lo que ansía el conservatismo, sino el país. Sabido es que parte de los mediocres resultados conservadores obtenidos en las elecciones regionales, en algunos casos lamentables en representación y otros apenas para salir avante en los porcentajes que creció la votación general, se debieron a que la gente no entiende un partido azul ajeno o distante del combate a la corrupción. Recuperar las banderas de siempre es taxativo y ello resulta un imperativo categórico antes de entrar a los incisos, reformas de estatutos y grupos de trabajo.

Tiene el Partido Conservador una fortaleza sin igual en sus cuadros de jóvenes y mujeres, que configuran una porción importante de las directivas nacionales, regionales y municipales. Y al igual que ellos, que requieren de mayores espacios y vocerías, está bien que se abra el partido a otros liderazgos por fuera de los parlamentarios. Lo que no quiere decir, a su vez, que se cierren los connaturales en cabeza de sus expresidentes. Por el contrario, la ausencia del expresidente Andrés Pastrana de los últimos actos, luego del pedido del expresidente Belisario Betancur porque él liderara el nuevo proceso, es demostrativa. La reingeniería comienza por su presencia. Lo contrario será languidecer como en los últimos tiempos. Y lo que ya no tiene el Partido Conservador es tiempo.