La transformación digital tiene numerosos beneficios. Su impacto está aumentando la productividad de las empresas, posibilita el trabajo remoto, permite abarcar mercados más diversos y ha acortado los tiempos de respuesta en los negocios. Sin embargo, también exige ampliar la mirada en cuanto a seguridad, pues se multiplican los puntos de exposición frente a posibles ataques o filtraciones.
“Es preciso tener un software de seguridad fuerte y actualizado, y no ahorrar en el testeo continuo del mismo, pues detectar una brecha por la que se pueda filtrar información es la acción preventiva imprescindible para cuidar la reputación de la compañía”, advierte Pablo Azorín, CTP y co-founder de BairesDev, la compañía de desarrollo de software de más rápido crecimiento en América Latina, que acaba de ser incluida entre los mejores proveedores de servicios Business to Business de Clutch.
Asimismo, Azorín recomienda implementar monitoreo permanente para detectar posibles filtraciones así como acciones sospechosas, ya sea a causa de negligencia o con mala intención.
La ciberseguridad no solo implica la mirada de la empresa hacia sus datos sino también sobre los datos de los consumidores. Estos últimos brindan información a las compañías en todos los momentos de interacción con las marcas. Por eso, sirva como muestra el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés) que la Unión Europea ha puesto en vigencia. Esta normativa obligó a las compañías a tener una postura activa para resguardar los datos de sus clientes y usuarios: aquellas que no cumplan con dicho reglamento o fallen en alguno de sus incisos se exponen a fuertes multas.
Según el último International Business Report (IBR) de Grant Thornton, el número de ciberataques que causaron pérdidas superiores al millón de dólares se ha incrementado en un 63% en los últimos tres años. Frente a este escenario, el 66% de las compañías se está enfocando en acciones tendientes a dar más privacidad a los datos. Además, el 59% aseguró estar preparándose de forma activa para las futuras regulaciones que puedan reglamentarse en torno de la seguridad digital. Cyber Security Hub estima que, para 2021, las infracciones de ciberseguridad le costarán a las organizaciones más de seis mil millones de dólares.