Luis Felipe Murillo es un joven que luego de cursar estudios de publicidad en Bogotá, retornó a la granja de sus padres en El Espinal, Tolima, para liderar una empresa familiar que produce chorizos a base de una materia prima innovadora y muy especial: la mojarra plateada.
Topai, es el nombre con el que se comercializan los novedosos chorizos que son el resultado de un amplio proceso de investigación y experimentación realizado entre Luis Felipe y un chef amigo, durante el cual probaron distintas fórmulas hasta llegar, en el 2014, a la receta actual.
Hace 25 años los padres de Luis Felipe adquirieron La Granja Orgánica, un terreno a 56 kilómetros de Ibagué, caracterizado por poseer algunos estanques idóneos para la cría de peces.
Comenzó un cultivo con cerca de 2.000 mojarras rojas, una de las especies más conocidas y demandadas, lo aseguraba su comercialización. Sin embargo, al revisar los procesos y tiempos, y la relación costo beneficio, encontró que para generar alguna rentabilidad debería cultivar, al menos, 10 mil mojarras.
Entonces se decidió por otra especie de mojarra, la nilótica o plateada, que no es muy cultivada en Colombia pero que, en países como México, tiene predilección. De acuerdo con Luis Felipe, se trata de un pez nativo con una carne blanca de muy buena calidad.
Con ese conocimiento, el joven comenzó a explorar las posibles transformaciones que podría tener esa carne, hasta llegar al tema de los chorizos. “Investigamos en la red y no había mucha información, lo que generó sorpresa y la curiosidad de probar si podíamos innovar con ese producto final”, anotó.
Por el momento, los chorizos son comercializados de manera local, directamente en el restaurante o por medio de envíos que se hacen a clientes de El Espinal y municipios cercanos, lo que le demanda una producción mensual de entre 500 y 600 unidades del producto.
Un negocio que, según el profesional, dejaba en sus inicios ventas por cerca de $300 mil, y que actualmente genera ingresos por un millón de pesos mensuales, en promedio.