La colaboración internacional para combatir el cambio climático es vital. De allí que resulte positivo que el directorio ejecutivo del Banco Mundial aprobara, el pasado jueves, un nuevo proyecto para apoyar a Colombia en su transición hacia un modelo de desarrollo sostenible, resiliente y bajo en carbono.
Según se informó, el proyecto promoverá políticas y reformas que fortalezcan la capacidad institucional del Gobierno para transformar sectores clave como el de energía, transporte y agricultura.
De acuerdo con el ente financiero multilateral, nuestro país enfrenta una alta exposición a los riesgos climáticos, con impactos en su crecimiento económico y la lucha contra la pobreza. Las inundaciones y deslizamientos de tierra son los efectos de cambio climático más prevalentes en el país. En los últimos años, su frecuencia se ha más que duplicado y ocasionado interrupciones en acceso a servicios básicos, conectividad vial, educación y atención médica, con un impacto directo en crecimiento económico, productividad y bienestar de la población.
Además, el aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación han generado una disminución en la disponibilidad de agua, lo que, a su vez, reduce la productividad agrícola e intensifica la vulnerabilidad ante las sequías. Frente a este panorama, es importante emprender la transición hacia una economía más resiliente, con bajas emisiones de carbono y un enfoque en el manejo sostenible de los recursos naturales.