UNO DE los “peros” que sectores políticos y gremios de trabajo han puesto al proyecto de reforma laboral −que está sometido a su primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes−, es su aparente incapacidad para incentivar la formalidad y los riesgos en los que pone a miles de empleo en Colombia.
De hecho, el Banco República informó sobre las implicaciones que al respecto genera la iniciativa del gobierno del presidente Gustavo Petro, durante la primera legislatura, cuando esta propuesta se hundió por falta de quórum en el Congreso.
Precisamente, sobre el impacto en el empleo y formalidad que ha manifestado dicha entidad, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, hizo referencia recientemente, generando una gran controversia en el país.
“En el estudio del Banco República no dice que se pierde empleos, lo que dice es que podrían pasar de formal a informal, que es distinto”, manifestó el funcionario, cuyas declaraciones grabadas se viralizaron en redes sociales.
También dijo que “de pronto, eventualmente, por no pagar horas extras, las empresas decidan contratar por prestación de servicios”. Además, reiteró que “eso es lo que realmente dice el informe, no dice que se pierden los empleos. Es un tema de cómo se mueven las empresas entre contratar formalmente o no”.
Ante ello, sectores de oposición estallaron ante los comentarios del ministro de Hacienda, siendo uno de ellos Andrés Forero, representante del Centro Democrático, quien manifestó: “Ricardo Bonilla, junto con evidenciar graves confusiones conceptuales, reconoce sin inmutarse que como advierte Banco República, la reforma laboral puede destruir hasta 450.000 empleos formales”.
Asimismo, enfatizó que “mientras tanto el país muestra señales recesivas. Desastre”.