EL NUEVO SIGLO: Las disidencias de las Farc insisten en que se restablezca el cese el fuego en el Cauca, ¿usted está de acuerdo?
ÓSCAR CAMPO HURTADO: Estoy de acuerdo con que haya madurez en el diálogo, que no necesariamente debe conllevar a un cese al fuego. En esto tiene que haber salvaguardas para la comunidad, y esta salvaguarda tiene que ver precisamente con la seguridad absoluta del Estado, de que efectivamente hay un grupo que sí quiere hacer la paz, que el cese el fuego será producto del avance de ese diálogo y no que se use para el fortalecimiento militar y en cobertura de estos grupos ilegales.
ENS: ¿Los frentes de las disidencias que actúan en el Cauca están con ‘Iván Mordisco’ o son de la otra orilla del líder del ‘Estado Mayor Central’ (EMC)?
ÓCH: En el Cauca hay varios frentes. No estoy tan convencido, pero yo creería que hay de ambos lados.
ENS: Se pensaba que teniendo la vicepresidenta Francia Márquez raíces en el Cauca, este departamento tendría atención especial del Gobierno, sobre todo en temas de lucha contra la violencia, ¿qué ha pasado?
ÓCH: No ha logrado concretar hechos significativos como implementar el acuerdo de paz del 2016, particularmente en temas de sustitución de cultivos ilícitos y de transformación de economías ilegales y también en poder recoger a estos municipios que necesariamente tenía que buscar transformaciones sociales y económicas, a través de la inversión pública.
Orden público
ENS: A hoy, ¿cuál es la situación de orden público en el departamento del Cauca que lo llevó a dirigir una carta de reclamo al presidente Gustavo Petro, el martes?
ÓCH: Son dos situaciones que no nos podemos confundir. Hay una emergencia humanitaria que no necesariamente tiene que ver con los hechos de orden público. Sí hay hechos violentos de ataques, particularmente sobre la vía Panamericana, la infraestructura y a la Fuerza Pública, donde también han terminado afectados los usuarios de la Panamericana.
Hay ataques a los puestos de policía de municipios como Cajibío o Suárez, confrontaciones en Argelia, en Caldono y en Corinto.
Desde el año anterior, la Defensoría del Pueblo viene evidenciando vulneración a los derechos humanos como reclutamiento a menores, que son más de 250 casos registrados del año anterior, donde más de 150 eran indígenas.
La deserción escolar, según las cifras de la gobernación del Cauca, tiene un registro nunca antes visto, alrededor de 5000 niños y niñas no se matricularon en el sistema escolar. Además, un derecho fundamental como la libre locomoción se ve hoy constreñida por la carnetización que han hecho estos grupos ilegales en varios municipios del departamento del Cauca, en corregimientos de la cordillera occidental del macizo y del nororiente caucano.
Esto nos pone a alertar al establecimiento público sobre la vulneración de derechos y sobre el tramo humanitario que, a esto, también hay que decirlo, las comunidades cocaleras, las mismas que no se le ha logrado sustituir, hoy atraviesan situaciones muy complejas en materias de seguridad alimentaria, debido a que ni han sustituido, pero tampoco han garantizado un plan de seguridad alimentaria.
ENS: ¿Qué ha hecho tan difícil que en el departamento del Cauca se pueda controlar la expansión de grupos armados ilegales?
ÓCH: La voluntad del pueblo caucano ha demostrado siempre que apoya los procesos de paz. El balance nos pone a decir que no solo es el proceso de paz del 2016 con las Farc. También en las montañas de Tacueyó se hizo el proceso de paz con el M19. En las montañas de Caldono, en Pueblo Nuevo, se hizo el proceso de paz con el Quintín Lame. Pero también entendemos que la paz no puede ser una exclamación romántica de que no haya guerra.
Para eso se necesita inversión social, control y presencia integral del territorio.
ENS: ¿Qué espera del Gobierno nacional, después de enviar la carta al presidente Gustavo Petro?
ÓCH: A este Gobierno le quedan poco más de dos años. Queremos que logre concretar esa buena voluntad que tiene. Para ello es importante que el presidente ajuste tuercas sobre los gerentes y cabezas de sus instituciones.
Aquí no se necesitan activistas, sino buenos ejecutivos que logren cambiar esos pobres niveles de ejecución en los distintos frentes institucionales, y que se pueda hacer de la palabra la acción, la misma que, de una u otra forma, permita cambiar ese escenario de drama humanitario y de conflictividad en el Cauca.