El derrocado presidente Bashar Al Asad afirmó este lunes que no huyó premeditadamente de Siria el día que los rebeldes tomaron la capital Damasco y dijo que Rusia pidió su evacuación de una base militar bajo ataque, en su primera declaración tras su salida del poder.
La ha publicado este lunes un comunicado atribuido al exmandatario Bashar al Assad en el que confirma que fue evacuado el 8 de diciembre desde una base rusa en la provincia de Latakia y niega que su huida fuera algo "planeado" o que se hubiera planteado "dimitir o buscar refugio" ante la ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Een el comunicado, publicado a través de la cuenta de la Presidencia siria en la red social Facebook, Al Assad ha reseñado que "permaneció en Damasco, llevando a cabo sus funciones, hasta primera hora del 8 de diciembre", cuando "fuerzas terroristas se infiltraron" en la capital, forzando su traslado a Latakia.
Así, ha dicho que fue trasladado a Latakia "en coordinación con los aliados rusos" con el objetivo de "supervisar las operaciones de combate". "A la llegada a la base aérea de Hmeimin quedó claro que nuestras fuerzas se habían retirado completamente de todas las líneas de batalla y que las últimas posiciones militares habían caído", ha destacado.
"Ante el continuo deterioro de la situación sobre el terreno en la zona, la base militar rusa quedó bajo un intensificado ataque por parte de drones. Sin medios viables para abandonar la base, Moscú pidió que el mando coordinara una evacuación inmediata en la tarde del 8 de diciembre", ha detallado el mandatario.
"Esto tuvo lugar un día después de la caída de Damasco y tras el colapso de las últimas posiciones militares y la resultante parálisis de todas las instituciones estatales", ha apuntado Al Assad, quien ha insistido que "en ningún momento" se planteó dimitir" y que "la única vía de acción era seguir combatiendo contra la ofensiva terrorista".
Al Asad ha calificado de "terrorista" a cualquier grupo de oposición. La organización HTS, tiene un pasado yihadista, ya que tiene raíces en la antigua rama de Al Qaida en Siria, el frente Al Nusra.
Pero la organización rompió con Al Nusra en 2016 y ha suavizado su imagen, pero sigue siendo clasificada como un grupo terrorista por Estados Unidos y otros gobiernos occidentales.
"Cuando el Estado cae en manos del terrorismo y se pierde la capacidad de hacer una contribución significativa, cualquier carga queda vacía de propósito", añadió el depuesto autócrata.
La guerra civil en Siria estalló en 2011 cuando el gobierno de Al Asad reprimió de forma feroz una ola de protestas pacíficas. El conflicto dejó más de medio millón de muertos y obligó a millones de personas a abandonar sus hogares.
Al Asad estaba en el poder desde el año 2000 tras suceder a su padre Háfez.