Argentina revive los malos indicadores del 2001 | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 1 de Septiembre de 2018
Pablo Uribe Ruan
El jueves fue negro. Las tasas de interés se treparon hasta 60% mientras el peso perdió el 16% frente al dólar. Macri espera este lunes cerrar su plan con el FMI, pero los mercados siguen desconfiando del pago de la deuda

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EL EFECTO de las medidas económicas de Mauricio Macri no ha logrado atraer a los inversores, mientras la economía argentina enfrenta un estado de pánico que recuerda aquel, 2001 cuando se decretó la caída de Fernando de la Rúa. ¿Va hacia otra crisis económica?

El país mira los tableros de las casas de cambio y su vertiginosa fluctuación en favor del dólar y en contra del peso argentino. Los indicadores económicos unos días son como los de cualquier otro país, pero en otros llegan a ser como los de Venezuela (solo uno).

En un día negro en los mercados e invernal en las calles, el jueves las tasas de interés se treparon hasta el 60% y el peso perdió 16% de su valor frente al dólar, una subrepticia moneda que por más escondida que esté dirige el consumo de los argentinos.

“Se le apuesta al dólar porque el peso vale cada día menos, no porque el dólar valga cada día más”, le dice a EL NUEVO SIGLO Alan Gosiker, un emprendedor que trabaja en Buenos Aires.

El Gobierno ha intentado frenar la caída libre del peso argentino ofertando en el mercado de cambios 675 millones de dólares de sus reservas internacionales. El viernes, en una operación extraordinaria, se logró al final del día apreciar el peso 2,5% frente al dólar. Un respiro momentáneo para Macri y su ministro de Economía, Nicolás Dujovne, quien mañana llega a Nueva York para negociar con el FMI las condiciones de los 50.000 millones de dólares prestados por este organismo.

Los inversores dijeron esta semana que “no queremos escuchar a nadie más que al Presidente”. Les preocupa, como hace unos años, que la divisa llegara a 40 pesos el jueves a pesar de que el Banco Central argentino, reporta Carlos Pagni en La Nación, se desprendió de 300 millones de dólares.

El desplome del peso ha generado la temerosa inflación y, temporalmente, la disminución de la actividad comercial de los productos “hechos con dólares”. Aquellos que comercializan con estos han preferido suspender operaciones. Todo, en consecuencia, se ha encarecido.

“Subieron los alimentos y afecta, pero lo que más afecta a este país es la inflación. Acá las cosas, en dólares, valen lo mismo con el dólar a 3 que con el dólar a 40”, dice Alan Gosiker.

La inflación es vertiginosa e hizo que los precios llegaran a unas cifras inimaginables un mes atrás. Julián Cacua, estudiante de cine en Buenos Aires, le cuenta a este Diario que “el pan para hacer sánduches hace un mes costaba 30 pesos y ahora está a 50”.

Acostumbrados a estas variaciones, el dólar parece ser la única alternativa. “Es un refugio irresistible para los argentinos, que huyen del peso de cada vez que huelen peligro. Es la enseñanza de años de crisis recurrentes”, escribe Federico Rivas en El País de España.

Según diferentes entidades, en julio, 1.3 millones de ahorradores guardaron su dinero en dólares. El total de pesos convertidos llegó a 20.000 millones de dólares. Esto representa el 3,5% del PIB de Argentina, una cifra compleja para una economía mediana.

El plan de Macri

Todo, o casi todo, en la Argentina de Macri varía de su supuesto inicial. El Presidente pidió un préstamo de 50.000 millones de dólares, pero inicialmente, como contaba con el mercado, solo usaría 15.000 millones, no más; el resto era innecesario. Pero todo cambió.

En su artículo, Pagni lo explica muy bien: “Al mercado le dijo que, como contaba con el Fondo, podía prescindir de su crédito. El mercado se cerró y ahora hay que recurrir, cada vez más, al Fondo”.

Por ahora, el mercado no confía en el plan de Macri. No confía, mejor, en el FMI para que obligue a Argentina a pagar la deuda. En un mensaje extremadamente corto -solo dos minutos- el Presidente dijo que el FMI “garantizará el dinero para cubrir las deudas hasta finales de 2019”. La alocución fue el miércoles y un día después vino el desplome. ¿Desconfianza, también en el Mandatario?

La idea del equipo negociador, encabezado por el ministro Dujovne, es reforzar el acuerdo para que se le tome en serio. En serio con sus obligaciones de deuda. Esta semana Macri cerró el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, pero parece que faltan más elementos para que esa seriedad se vuelva confianza de los mercados. “Argentina cuenta con el pleno respaldo del Fondo y confiamos en que las autoridades argentinas ayudarán al país a superar las dificultades actuales”, dijo Gerry Rice, vocero del organismo.

En Nueva York, Dujovne va reforzar su compromiso de reducir el déficit fiscal a 1,3%, base del acuerdo. Esto implica el recorte de gasto público, algo que juiciosamente ha venido haciendo el Gobierno, eliminando algunos subsidios al agua y al gas, pero ha carecido de consenso político. La oposición, liderada por Cristina Fernández, no ha aceptado ninguno de estos ajustes. Mientras, los inversores siguen desconfiando de la estabilidad argentina.

Las calles, como los recortes, también se han activado. Los sindicatos se le han plantado a Macri y han anunciado otro paro, de varios días este año, los próximos 24 y 25 de septiembre. “El presupuesto del Gobierno es el presupuesto del FMI. No podemos permitir que esto suceda”, dijeron los líderes de la CTA (segundo sindicato más grande de Argentina).

Los opositores del gobierno empiezan a compararlo con Fernando de la Rúa. Pero no tienen en cuenta que las circunstancias en política varían, en estricto sentido, de modo y lugar.

Macri, por un lado, tiene el respaldo de su partido Cambiemos que, junto al kirchnerismo, lideran las encuestas para las elecciones de 2019; De la Rúa perdió las elecciones de 2001 y ahí empezó su debacle. Además, por el otro, como explica Granovsky en Página 12, “ni la oposición ni el no macrismo tienen un jefe único. O una jefa única. No hay, al menos por el momento, un Eduardo Duhalde que pueda tejer la salida”.

Tiene, sin embargo, sus parecidos. El mensaje de dos minutos el pasado miércoles es tan similar a aquella vez en que De la Rúa, en plena crisis, sentenció: “Lo que ocurre es solo lo que en economía se llama fly to quality”. Y, después miren lo que pasó.