Biden quiere reconstruir el liderazgo de EU en el mundo | El Nuevo Siglo
“Estados Unidos deben liderar no solo con el ejemplo del poder, sino también con el poder de nuestro ejemplo”, ha manifestado Joe Biden. /Departamento de Estado
Foto Departamento de Estado
Domingo, 8 de Noviembre de 2020
Redacción Política

Durante su campaña electoral, Joe Biden manifestó que uno de sus objetivos en la Casa Blanca sería recuperar la seriedad, la respetabilidad y el pragmatismo que durante más de siete décadas garantizó la primacía mundial de Washington.

En sus comparecencias públicas, al hablar de política exterior repitió las palabras “democracia”, “liderazgo” y “un mundo libre”.



En ese contexto, se espera que Biden vuelva a liderar y a darles fuerza a los organismos internacionales, que es en donde se regulan temas y se alcanzan consensos entre los actores globales.

Joe Biden usó una expresión que recoge muy bien sus intenciones y es esta idea de que Estados Unidos vuelva a liderar de nuevo el sistema internacional. Ahí veremos un debate muy interesante en torno a qué consistirá ese liderazgo, pero lo que sí se puede inferir de los discursos del presidente electo, es que él quiere revivir y darle fuerza a lo que son los regímenes internacionales y fortalecer las instancias internacionales”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el internacionalista Emerson Forigua, profesor de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.

El catedrático anotó que el enfoque de Donald Trump, por ejemplo con relación a China, siempre fue más de carácter unilateral, confrontacionista, de aranceles y de proteccionismo, pero el candidato Biden, en uno de los últimos debates, se refirió a buscar un acuerdo, “a instaurar unas reglas de juego y a usar las diferentes herramientas del poder norteamericano para obligar o hacer que China se sume a esas reglas de juego, y así regular el comportamiento de los chinos en materia comercial en el sistema internacional”.

Para el profesor Forigua, uno de los grandes retos de la nueva administración será el manejo de las relaciones con Rusia, los focos de tensión con el Kremlin en Europa Centro Oriental, el Mar Negro o el Báltico y en especial, el futuro de los mecanismos de control de las armas nucleares. Ante el retiro o no renovación de varios de estos instrumentos en los últimos años (Tratado Antimisiles Balísticos, Tratado de Armas nucleares de alcance intermedio o Trato de Cielos Abiertos) y el inminente vencimiento del Start en febrero de 2021, la administración Biden deberá decidir si mantiene una línea de presión sobre Rusia descartando cualquier tipo de negociaron en esta materia o si por el contrario, deciden conversar con Moscú para renovar el marco regulatorio de las armas nucleares.

“Putin planteó a Trump prolongarlo por un año y en principio la respuesta norteamericana fue no. Entonces habría que ver si Biden decide mantener la presión sobre Rusia a este respecto y allí es en donde probablemente veremos un enfoque más duro por parte de Estados Unidos”, explicó el profesor Forigua.

Efectivamente, sobre Rusia y China, en declaraciones hechas durante la campaña Biden dijo considerar a Rusia el país que más “amenaza la seguridad” de Estados Unidos, mientras que China es su principal competidor, con el que mantiene un pulso que podría volverse “más serio” en los próximos años.

Creo que la mayor amenaza para Estados Unidos ahora mismo, en el sentido de romper nuestra seguridad y nuestras alianzas, es Rusia, mientras que nuestro mayor competidor es China. Y dependiendo de cómo manejemos eso, se decidirá si somos competencia o si acabamos en una competición más seria en el sentido del uso de la fuerza”, respondió Biden en una entrevista con el programa de la cadena CBS, 60 Minutos.

Cabe decir que en ese mismo programa, Trump expuso que la mayor amenaza para Estados Unidos es China, al que describió como “un competidor y un enemigo”.

Dos caras de la moneda

En cambio, Adam McConnel, profesor de historia en la Universidad Sabanci, de Estambul, planteó en un artículo divulgado por la Agencia Anadolu que “las declaraciones públicas del equipo de política exterior de Biden inspiran poca esperanza”, anotando que “la actitud de la élite de la política exterior de Washington” le sirven principalmente para aumentar su “sospecha de que no entienden el mundo para el que proponen políticas”.

“Parece completamente confuso si tienen la información o la capacidad analítica para comprender el mundo o para discernir cuáles son los intereses de Estados Unidos. No estoy solo en este parecer, y cuando se plantean cuestiones similares a los responsables de la creación de la política exterior, la respuesta habitual es que la formulación de la política exterior es ‘imperfecta’ y ‘difícil’, y que deben esperarse errores”, consideró.



Pero la otra cara de la moneda la tiene Daniel W. Drezner, profesor de Política Internacional en la Universidad de Tufts, en Massachusetts, habló de una "doctrina Biden" definiéndola como "restauracionismo", cuyo objetivo sería que Washington vuelva a ser el líder del orden internacional mundial que nació después de la Segunda Guerra Mundial y cuya espina dorsal son las democracias occidentales y la cooperación a través de organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Propósitos

Lo que ha expuesto Biden es que “nuestras políticas en el país y en el extranjero están profundamente conectadas”, anunciando que, como presidente, promoverá la seguridad, la prosperidad y los valores de los Estados Unidos al tomar medidas inmediatas para “renovar nuestra propia democracia y alianzas, proteger nuestro futuro económico, y una vez más colocar a los Estados Unidos a la cabecera de la mesa, liderando al mundo para abordar los desafíos globales más urgentes”.

En julio del año pasado, en un discurso en The Graduate Center en CUNY, en Nueva York, Biden presentó su plan para reparar el daño causado por el presidente Trump y trazar un rumbo fundamentalmente diferente para la política exterior estadounidense “hacia el mundo tal como lo encontramos hoy, y como anticipamos será mañana”.

Subrayando que “la democracia es la raíz de nuestra sociedad, el manantial de nuestro poder y la fuente de nuestra renovación”, Biden enfatizó que “Estados Unidos deben liderar no solo con el ejemplo del poder, sino también con el poder de nuestro ejemplo”.


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Entre sus primeras acciones como presidente, luego de tomar pasos esenciales para reforzar la base democrática de Estados Unidos e inspirar acción en otros, Biden se dispone a organizar y llevar a cabo una Cumbre por la Democracia mundial para renovar el espíritu y el propósito compartido de las naciones del mundo libre.

En esa dirección, Biden ha anunciado que durante su primer año en el cargo reunirá a las democracias del mundo “para fortalecer nuestras instituciones democráticas, enfrentar honestamente el desafío de las naciones que están retrocediendo y forjar una agenda común para abordar las amenazas a nuestros valores comunes”.

Esa cumbre, destacó en su momento, “dará prioridad a los resultados al impulsar nuevos compromisos significativos de los países en tres áreas: la lucha contra la corrupción; la defensa contra el autoritarismo, incluida la seguridad electoral; y promover los derechos humanos en sus propias naciones y en el extranjero”.

“La cumbre incluirá organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo que están en primera línea en la defensa de nuestras democracias”, anticipó, precisando que “también emitirá un llamado a la acción para que el sector privado, incluidas las corporaciones tecnológicas y los gigantes de las redes sociales, asuman sus propios compromisos, reconozcan sus responsabilidades y su enorme interés en preservar sociedades abiertas y democráticas y proteger la libertad de expresión. Por ejemplo, las compañías de tecnología, que se benefician de los frutos de la democracia, deben hacer promesas concretas sobre cómo pueden garantizar que sus algoritmos y plataformas no estén potenciando el estado de vigilancia, facilitando la represión en China y en otros lugares, propagando el odio, incitando a la gente a la violencia y siendo susceptibles al uso indebido”.