Bolsonaro y Correa: poderosos expresidentes opositores | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 1 de Abril de 2023
Pablo Uribe Ruan*

En los tiempos de la presidencia de Juan Manuel Rosa, en Argentina, Domingo F. Sarmiento era, desde los periódicos y las calles, su principal opositor.

El camino natural de los expresidentes en América Latina, pasado su mandato, era dedicar su vida a la oposición política.

Así pasaba en casi todo lado. Portales en Chile moría en un levantamiento opositor, mientras que al norte Mosquera, en Colombia, hacía oposición a presidentes conservadores como liberales.

Hoy, con otras formas, los expresidentes en América Latina dirigen la oposición en sus países, como Rafael Correa en Ecuador o Jair Bolsonaro, que aterrizó el miércoles en Brasilia.

El Capitán, de vuelta

En un vuelo proveniente de Orlando, Florida, el expresidente Bolsonaro llegó a la capital del gigante suramericano. Lo acompañaba una risa prominente, típica en él, a pesar de los procesos judiciales en su contra por presunta malversación de fondos y el asalto de sus seguidores al Congreso y la Fiscalía. Tiene muchas cosas a su favor, es claro.

“No tengo ningún cargo, pero no estoy jubilado”, fueron las primeras palabras de “El Capitán”. “Vamos a hacer que ese personal que, por ahora y por poco tiempo, está en el poder, no pueda hacer lo que se le antoje con nuestra nación”, declaró desde la sede de su popular agrupación política, el Partido Liberal. “Voy a recorrer Brasil”.

De 68 años y en mejor estado de salud tras varias intervenciones quirúrgicas derivadas de un atentado en su contra durante la campaña presidencial de 2018, Bolsonaro tiene mayorías en el Congreso, un escenario complejo para Lula da Silva, que ya conoce, por la experiencia durante el gobierno de Dilma Rousseff, del poder de la derecha para hacer oposición en el Parlamento.

Dilma, acorralada en Planalto -sede de gobierno- por casi dos años, tras el escándalo de Odebrecht que involucró al Partido de los Trabajadores (PT), incluido a Lula, tuvo poco margen de acción durante más de la mitad de su gobierno (2011-16).

Tanto en la calle como en el legislativo, la oposición en ese entonces se organizó para forzar un juicio político en su contra (impeachment), que desgastó paulatinamente su mandato, hasta que terminó en su destitución por parte del Senado en 2016.

Lejos de las circunstancias de aquel año, hoy Brasil tiene una oposición más organizada y unida bajo la figura de Bolsonaro, por el que votó casi la mitad del país para repetir otro periodo presidencial.

Por su estilo, todo parece indicar que el expresidente, que se negó a participar de la posesión de Lula da Silva, hoy es el principal actor político para liderar la oposición en Brasil.

Aunque debe enfrentar varios procesos judiciales, entre ellos uno que puede terminar en que lo inhabiliten para ejercer cargos públicos por 8 años, Bolsonaro cuenta con un amplio respaldo en la calle -en Brasil no se asocia la calle solamente con la izquierda- y domina, por ahora, el variopinto Congreso brasileño,

en el que cuenta con mayorías absolutas para bloquear la agenda de Lula.



¿Usará, desde ya, el capital político en Congreso y calle para oponerse a Lula? No, tal vez. Tras la asonada de algunos de sus seguidores al legislativo, el expresidente ha quedado expuesto por una especie de omisión, inacción, al no llamar a la calma a sus bases, además de que, por la vía judicial, su actividad política puede ser bloqueada.

Pero su llegada a Brasilia da cuenta de que, como en los tiempos de Rosas-Sarmiento en Argentina, la oposición brasileña va ser liderada por Bolsonaro durante estos cuatro años, un expresidente que, con las bases populares y el legislativo a su favor, es capaz de convocar muchas fuerzas y convertirse en un incómodo contradictor, tal vez mucho más incisivo que las masas de 2016 que forzaron la destitución de Dilma.

Correa desde Bruselas

No sólo la derecha tiene un expresidente opositor en Brasil. En Europa, y por vía de la doble nacionalidad, el expresidente de izquierda, Rafael Correa, que dejó el poder en 2017, se ha convertido en el principal opositor de Guillermo Lasso en Ecuador.

Desde Bruselas, Bélgica, Correa ha revivido su movimiento político en el que participan viejos aliados y el movimiento social indígena, el Conaie. Las redes virtuales, como las cartas que enviaba Sarmiento desde Francia contra Rosas, son la herramienta para que el expresidente ecuatoriano haga, día y noche, oposición.

El expresidente ecuatoriano, sin pisar su país, donde tiene una orden de captura, ha logrado en los últimos dos años que las bases sociales se unan para bloquear las vías de Ecuador por el aumento de la gasolina, y otras razones. También, ha generado un clima a nivel nacional en contra de las políticas “neoliberales” de Lasso, al que califica de un “banquero” ventajoso, y quien perdió un referendo convocado para, entre otras, enfrentar el narcotráfico.

En provecho de la impopularidad del Presidente, Correa logró que en las elecciones de gobernadores y alcaldes en Ecuador los partidos afines ganaran la alcaldía de Quito, Pavel Muñoz, y la de la Guayaquil, por vía de Aquiles Álvarez. Igualmente, las gobernaciones de Guayas y Pichicha quedaron en manos de los aliados correistas.

Las principales regiones y ciudades, tras las elecciones, están en contra de Lasso.

Poderosos expresidentes

Con el escenario político a su favor, no el judicial, por una sentencia ratificada en su contra por sobornos en 2016, en Ecuador se preguntan si Correa piensa volver a la presidencia, a la que, por Constitución, puede aspirar nuevamente.  “Me meten preso si vuelvo a Ecuador”, dijo, recientemente.

Como Bolsonaro, el mayor opositor en Ecuador es el expresidente Correa, el único que parece capaz de capitalizar en las calles y las urnas y el Congreso una fuerza política que ha derivado, entre otras, a un juicio político contra Lasso.

Uno de derecha, otro de izquierda, Bolsonaro y Lasso demuestran que, como en el siglo XIX, los expresidentes dominan, casi que monopolizan, la oposición en Brasil y Ecuador, y son un elemento esencial para entender el futuro político de los países de la región, aunque existan sectores de la ciudadanía que exijan su retiro.

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*MPhill Universidad de Oxford. Consultor en seguridad, riesgo país y tecnología.

 @UribeRuan