La huelga de camioneros paraliza el lunes por octavo día a Brasil, pese a las concesiones hechas por el gobierno del presidente Michel Temer, que denunció la presencia de "infiltrados" en los bloqueos.
A inicios de la tarde, había 556 bloqueos de carreteras en 24 de los 27 estados del país, en su gran mayoría en los ricos estados del sudeste y el sur, informó la Policía de Carreteras Federal (PRF).
La huelga, contra el aumento de los precios del diésel, impactó en todos los sectores de la mayor economía de América Latina: aprovisionamiento de combustibles y alimentos, y traslado de medicamentos para hospitales y de raciones para las explotaciones agroganaderas y los criaderos, donde murieron millones de aves en los últimos días.
Al menos cinco aeropuertos cancelaron vuelos el lunes. En Sao Paulo, capital económica del país, la flota de autobuses funcionaba al 70% de su capacidad y en Rio al 45%.
En las gasolineras donde llegaba combustible, se formaban kilométricas colas de automóviles.
La Asociación Brasileña de Comercio Exterior (AEB) estimó que a causa de la paralización dejaron de exportarse productos por 1.000 millones de dólares.
Temer anunció el domingo una reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días, junto a otras medidas que dieron satisfacción a la mayoría de las centrales gremiales. Pero eso no bastó para acabar con el movimiento.
"Empieza a haber una reanudación de actividades, pero aún no es como nos gustaría. Es lenta", admitió el jefe de gabinete, Eliseu Padilha.
"Nuestra vocación es de diálogo, de conciliación y de entendimiento (...). Tengo la absoluta certeza de que en uno o dos días esa huelga cesará", escribió temer en su cuenta Twitter.
La crisis se produce en plena precampaña de las elecciones presidenciales y legislativas de octubre próximo, en la cual ningún candidato favorable a las políticas de ajuste fiscal preconizadas por el gobierno figura entre los favoritos para suceder a Temer.
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Petrobras se hunde, petroleros anuncian huelga
Las acciones de Petrobras en la Bolsa de Sao Paulo se hundían el lunes por la tarde en torno a 14%, en reacción a las concesiones anunciadas por Temer. El jueves pasado, los valores de la petrolera estatal ya se habían derrumbado otro 14%.
La medida más cuestionada por los mercados es la reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días, y luego de ese periodo una revisión mensual de precios, y ya no diaria, como lo hacía la estatal Petrobras hasta la semana pasada, cuando estalló la crisis.
El ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, aseguró que esa medida "no ocasionará ningún perjuicio" a la compañía y que "no supone una congelación de los precios", sino que "solo altera la periodicidad" de la revisión.
Pero el impacto de las nuevas subvenciones para ayudar a Petrobras a mantener sus márgenes será de 9.500 millones de reales (unos 2.500 millones de dólares), que pueden comprometer las metas fiscales y la credibilidad del gobierno, cuya mayor bandera ha sido el restablecimiento de las cuentas públicas a través de duros ajustes.
Para completar el cuadro, la Federación Única de Petroleros (FUP) convocó a un paro de 72 horas a partir del miércoles en Petrobras, exigiendo la reducción de los precios del gas de cocina y de los combustibles y la renuncia del presidente de la firma, Pedro Parente, "quien con el aval del gobierno de Michel Temer sumió al país en una crisis sin precedentes".
"Infiltrados"
"A partir de ahora, es un movimiento de radicalización anárquica que entendemos que no va a prosperar", dijo el secretario general de la Presidencia, Carlos Marun, al referirse al mantenimiento d elos bloqueos de carreteras.
Y el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, denunció la presencia de personas que "se infiltraron en el movimiento con objetivos diferenciados, esencialmente políticos".
En muchos bloqueos de camioneros, se veían consignas llamando a una "intervención militar".
"Los camioneros se encuentran frente a un gobierno muy frágil, muy vulnerable. El gobierno mostró capacidades limitadas de reacción, con muchas vacilaciones, lo que fortaleció las demandas que serán fatalmente satisfechas, e detrimento de toda la sociedad", afirmó Carlos Pereira, analista político de la Fundación Getúlio Vargas, en declaraciones a la AFP.
Una herramienta de observación de las redes sociales, Torabit, detectó una reducción del apoyo de la población al movimiento de los transportistas. El análisis de 361.807 comentarios desde el viernes al mediodía hasta el lunes a las 10H00 muestra una reducción del apoyo explícito al movimiento de 53,4% a 34,5%.