Cinco claves del triunfo de Lasso en Ecuador | El Nuevo Siglo
GUILLERMO LASSO logró tras devolver la derecha al poder tras 14 años de gobiernos de izquierda.
Foto archivo AFP
Lunes, 12 de Abril de 2021
Redacción internacional

EN tan solo dos meses y con un cambio radical, que fue desde su vestimenta hasta el discurso, el conservador Guillermo Lasso derrotó por primera vez a la izquierda socialista en Ecuador en 14 años y se apresta, así, a desarrollar un plan de gobierno diferente y con dos retos inaplazables: gestión eficaz en la lucha contra el covid y la reactivación económica.

Tras dos aspiraciones fallidos (2013-2017), la tercera fue la vencida. Y ello por varias razones, que van desde la marcada polarización política hasta la grave crisis sanitaria y social, lo que llevó a los electores a elegir al de mayor experiencia y capacidad gerencial. Porque ante la pandemia global del coronavirus, como han señalado varios analistas, los países requieren hoy más que políticos líderes que implementen y gestionen políticas adecuadas.

El proceso electoral ecuatoriano deja varias lecciones y evidencia, una vez más, que la  campaña más estratégica es escuchar a los ciudadanos para presentar un programa con soluciones efectivas. Estas son algunas de ellas:

  1. La derecha al poder.  En un escenario distinto a lo de sus fallidos intentos anteriores y con varios candidatos de derecha en liza para la primera vuelta, el exbanquero Guillermo Lasso logró su pase al balotaje presidencial el 7 de febrero con una mínima ventaja frente al indigenista Yakú Pérez. Ante un rival diferente en todo, desde su edad, inclinación política y agenda programática como lo es Andrés Arauz (el vencedor de la primera jornada), el candidato conservador de 65 años empleó toda su energía y poder de convencimiento para concitar el apoyo de todas las fuerzas políticas que coincidían en que no era bueno para el país retornar a las políticas de izquierda que implantó el hoy prófugo exmandatario Rafael Correa y que volvía a enarbolar Arauz.  Con el lema personal de persiste y vencerás, Lasso logró en tan solo dos meses revertir la tendencia e hizo que la derecha volviera a ser la opción preferente en las urnas, algo que no ocurría desde 1996. Así, luego de tres gobiernos de izquierda socialista (dos de Correa y uno de Lenín Moreno) la centroderecha se alzó con el poder.
  2. Cambio estratégico. En un escenario de polarización entre los correístas y los ‘anti’, el joven Arauz (36 años) y el Lasso (65) emprendieron sus campañas hacia el balotaje con cambios drásticos. El primero se esforzó por demostrar que su amistad con Correa no iba a influir en su posible gobierno aunque no descartó hacer algunas modificaciones que permitieran a su mentor volver al país sin medida judicial alguna. Por su parte Lasso, de canas y bastón, remozó su atuendo cambiando el traje y corbata por vaqueros y zapatos deportivos rojos y abrió un diálogo político con sus otrora rivales de la primera vuelta con quienes tenía más puntos de encuentro que de diferencia. Y, contrario a centrar su discurso en los ‘peligros’ del correísmo se desmarcó de esa pelea política logrando concitar de esta forma el apoyo no solo de varias fuerzas políticas sino que convenció a quienes las habían apoyado de darle su voto para esta segunda. A la vez el eje de su campaña fue el inaplazable cambio y su exitosa gestión de banquero se convirtió en prenda de garantía para sacar a la economía de la crisis en que se encuentra.


 

3.Equivocación de encuestas.  Salvo una de las firmas encuestadoras, Cedatos, señalaron que se daría un voto-finish por la presidencia de Ecuador entre el candidato Arauz de Unión por la Esperanza (UNES), y Guillermo Lasso (Creo-Psc) e, inclusive, las firmas  Clima Social, Perfiles de Opinión, Eureknow, Ipsos y Omar Maluk informaron que el candidato correísta partía con cierta ventaja en la intención de voto con un balance entre 34% y 38%  frente a su rival de centroderecha. Pero Cedatos reflejó un 52% a favor de este último basándose en que en todos los sondeos previos se veía claramente un estancamiento en la tendencia de Arauz mientras que Lasso registraba un aumento lento pero sostenido.  Y aquí vale anotar que los indecisos se definieron para el balotaje ya que para la primera vuelta las encuestas los ubicaron en 35% y para la segunda en 8%, lo que se reflejó en las urnas. Con el total de los votos escrutados, Lasso logró la presidencia de Ecuador con el 53% de los sufragios frente a 47.5% de su rival.

4. Disciplina indígena. El tercer lugar que ocupó su líder, Yakú Pérez, con un 19.39% de la votación en la jornada de febrero, escasos 0.35 puntos porcentuales por debajo de Guillermo Lasso llevó a que este indigenista tras denunciar fraude y exigir recuento de votos manifestara que no apoyaría a ninguno de los candidatos que disputarían la presidencia en segunda vuelta. La semana pasada, el director de la poderosa Confederación Nacional de Indígenas de Ecuador (Conaie) dijo que ese movimiento apoyaba a Arauz, lo que le valió no solo su cargo sino la expulsión del movimiento. Sin embargo, tras la jornada de este domingo quedó en evidencia la disciplina de ‘partido’ de los indígenas que contrario a lo que se esperaba no se abstuvieron sino que promovieron y depositaron el voto nulo. Según informaron las autoridades electorales, un 16.33% de los 1.728.482 sufragios nulos fue de ciudadanos indigenistas, algo tan histórico como el apoyo que logró Pérez en la primera vuelta, ya que ninguno de sus candidatos había alcanzado tal nivel de apoyo en las urnas. Este líder y su partido, Pachakutik, habían pedido a sus simpatizantes votar nulo en protesta por lo que consideraron un fraude electoral el 7 de febrero. Vale recordar que el movimiento indigenista tiene vinculación con la izquierda y se esperaba que Arauz se granjeara tanto el apoyo de éstos como de los otros partidos de dicha tendencia. Ese fue su mayor fracaso, no poder unir la izquierda.



5. ¿Ocaso correísta? En sus primeras palabras como mandatario electo, Lasso ofreció paz, invocó repetidamente a Dios y reforzó su mensaje de protección a la familia y contra la discriminación de las minorías sexuales. "Yo no llego con una lista de a quiénes quiero perseguir ni ver en la cárcel. Yo quiero ver a todos los ecuatorianos libres, que no tengan miedo al gobierno (...), que expresen sus opiniones con libertad", señaló. Implícitamente, quiso tranquilizar a sus oponentes correístas que bajo el gobierno de Moreno fueron encausados y algunos llevados a la cárcel por corrupción, mientras otros se autoexiliaron aduciendo una cacería de brujas. Por su parte el perdedor abogó de nuevo por "la reconciliación" e instó a que cese la "persecución política”. Arauz, quien también se mostró dispuesto a dialogar y a trabajar por los ecuatorianos anticipó una profunda reflexión personal y no se descarta  que también sea política. La pregunta que ronda a los seguidores del exmandatario en el exilio es “Si no está Rafael Correa aquí, ¿se disolverá el correísmo?".  Ello en gran parte dependerá de la gestión que realice Lasso porque ahora que ha devuelto la derecha al poder debe cumplir con la agenda de cambio que prometió y que centra la esperanza de millones de ecuatorianos.