Confederación Jordania-Palestina, ¿utopía? | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Miércoles, 5 de Septiembre de 2018
Pablo Uribe Ruan
El domingo se filtró que delegados de EE.UU. se reunieron con el palestino Abas para plantearle esta idea, que no es nueva 
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LA PROPUESTA de que Palestina cree una confederación con Jordania empieza a tomar fuerza luego de que una ONG anunciara el domingo que Jared Kushner y Jason Greenblatt, emisarios de Donald Trump en Medio Oriente, conversaron con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, sobre esta posibilidad.

Hagit Ofran, de la ONG  “Paz Ahora”, quien dio a conocer la noticia, contó que Abas estaría interesado en la idea de una confederación con Jordania, pero con la condición de que Israel forme parte de ella. Es claro que el gobierno de Benjamin Netanyahu no  aceptaría esta propuesta, dada la posición de su partido, el Likut, de cerrar cualquier posibilidad de diálogo con los palestinos.

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El debate, sin embargo, se abre de nuevo como parte de la estrategia de Trump en Medio Oriente para cumplir una de sus promesas de campaña: lograr un acuerdo entre palestinos e israelíes.

Estado de cosas

Por los problemas territoriales, políticos y económicos, ni a Israel ni a Palestina nunca les ha sonado la idea de confederarse. Una parte del Likut (la derecha israelí), sin embargo, considera que la propuesta inicial de Kushner -que Palestina y Jordania lo hagan- beneficia a Israel.

Este sector, según el periódico israelí Haretz, cree que mediante esta fórmula se evitaría un Estado palestino independiente y se lograría que Jordania se hiciera cargo de los 3.5 millones de palestinos que viven en Cisjordania, territorio que Israel ocupa desde hace más de medio siglo.

No es una idea nueva en Israel. El periodista palestino Daoud Kuttab, en The Atlantic, cuenta que en 1993, cuando cubría un evento al que asistía el presidente israelí de ese entonces, Isaac Rabin, este le respondió que se imaginaba a Palestina como una “entidad de Jordania”.

Para los palestinos tampoco es una idea fuera de lugar. Aunque Abas dejó claro su reiterada posición de que Israel debe ser parte de la eventual confederación, también es cierto que en el Estado palestino existe un creciente descontento con la Organización para la Liberación Palestina (OLP) y la urgencia de ponerle fin a la ocupación de Israel, así sea uniéndose con Jordania.

La posible alianza tiene una serie de problemas que, como en cualquier país, Estado o región se presentan. En su mayoría, los palestinos la verían como una violación flagrante de su soberanía y la confirmación, una vez más, de que la comunidad internacional no apoya su causa de construir un Estado soberano e independiente.

Los jordanos, por su parte, tienen unos intereses geopolíticos que eventualmente se verían perjudicados con esta propuesta. La verían, de acuerdo con diferentes analistas, como una carga que debilitaría sus intentos por construir una Jordania, hoy casa de millones de palestinos, en la Ribera Oriental lejos de numerosos ciudadanos originarios de Palestina.

Muchos, como el periodista Kuttab, dicen que la intención del partido de gobierno en Israel es lograr que ante esta eventual alianza quede claro que Jordania, al final, es Palestina. Por tal motivo es que, por ahora, Abas ha rechazado la propuesta inicial, pero es muy posible que Jordania haga lo mismo, insistiendo en que Israel también debe ser parte de la confederación.

Confederación

Ser parte de una confederación implica el reconocimiento de la soberanía de los estados parte. Este es uno de los puntos más polémicos en este caso, pues Israel ha reiterado que Palestina no es un Estado, mientras que esta última ha empleado una campaña en toda la comunidad internacional para que sea reconocida como un Estado soberano e independiente.

Establecido por primera vez en el Congreso de Viena en 1815, el término hace referencia a la unión permanente de estados soberanos que comparten propósitos comunes. Esta calificación fue dada al momento en el que se creó la Confederación Germana, que incluía más de 35 estados soberanos.

En la década de los 80 esta idea tomó mucha fuerza en Medio Oriente para resolver el conflicto palestino-israelí. Pero perdió fuerza tras los inicios de la Primera Intifada que explotó en 1987, cuando el pueblo palestino salió masivamente a las calles para protestar en contra de la ocupación de Israel.

Es cierto, como se ha dicho, que al gobierno de Netanyahu –quizá más que a cualquiera de sus sucesores- le es casi imposible el reconocimiento de la soberanía de Palestina, un requisito inseparable de cualquier confederación. Ahora bien, este conflicto es tan complejo que podría modificar en alguna medida estas categorías de valorización.

Otro punto central es la posición de Jordania, desconocida hasta el momento. Se sabe que el rey de Jordania, Abdullah II, no ha sido tan cercano a Palestina como su papá Husein I, quien en algún momento expresó su deseo de que fueran un mismo país. En 1987, después de que iniciara la Intifada, el Rey se distanció de Palestina y dejó de tener un papel activo en Cisjordania, región donde viven numerosos palestinos.

Aún es muy temprano para sacar conclusiones de la propuesta de los delegados norteamericanos. Lo único que queda claro es que Trump y su gente siguen planteando diferentes salidas para ponerle fin al conflicto entre Palestina e Israel. Esta, en alguna medida, es una de ellas.