El exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, Mike Pompeo, fue confirmado este jueves por el Senado como Secretario de Estado, y ya representará al país el viernes en Bruselas en la reunión de cancilleres de la OTAN.
Empresario, exmilitar y exlegislador, Pompeo fue confirmado por 57 votos a favor y 42 en contra, un resultado que indica que varios senadores del opositor partido Demócrata votaron por la afirmativa.
Instantes después de ese voto, el juez de la Suprema Corte Samuel Alito se trasladó a la Casa Blanca para tomar juramento a Pompeo, quien de inmediato inició los preparativos para su viaje a Bruselas ya como Secretario de Estado.
Tras su misión a Bruselas, Pompeo visitará Israel, Jordania y Arabia Saudí, países elegidos para reflejar "su importancia como aliados claves en la región", señaló la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Al frente de la gigantesca máquina diplomática estadounidense, Pompeo tendrá en sus manos dos de los temas más críticos de la actualidad: el futuro del acuerdo nuclear con Irán y la delicada aproximación con Corea del Norte.
En el Departamento de Estado, Pompeo sustituirá al multimillonario ejecutivo petrolero Rex Tillerson, quien después de meses de tensa relación con el presidente Donald Trump terminó siendo sumariamente despedido del cargo el mes pasado.
Considerado un representante de la 'línea dura' en el interior del gobierno de Trump gracias a su gestión como director de la CIA, Pompeo se convirtió lentamente en un interlocutor con acceso privilegiado al presidente.
En misión secreta
La confianza de Trump en Pompeo quedó de manifiesto cuando se informó que el presidente envió al director de la CIA en una misión secreta a Corea del Norte, donde se encontró con el líder Kim Jong-Un en la capital, Pyongyang.
Ese encuentro entre Pompeo y Kim es el contacto de más alto nivel hasta ahora en la preparación del esperado encuentro entre Trump y el líder norcoreano, que podría ocurrir el mes próximo.
Sin embargo, la confirmación de Pompeo encontró evidentes dificultades en el influyente comité de Relaciones Exteriores del Senado, que solamente pudo sugerir la aprobación del nombramiento después de idas y venidas y urgentes intervenciones de la Casa Blanca.
Los senadores de ese comité sometieron a Pompeo a un espectacular interrogatorio, donde los representantes de la oposición le cuestionaron su eventual independencia en el cargo a raíz de su proximidad personal con Trump.
A última hora, la intervención de Trump evitó una humillación histórica para Pompeo, ya que en el Senado no hay registros de que un nominado para ser secretario de Estado haya sido rechazado por ese Comité.
Ahora, además del 'halcón' Pompeo en el Departamento de Estado, Trump tiene otro 'línea dura' en su círculo más próximo de asesores en el ultraconservador John Bolton, recientemente nombrado Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Sin embargo, la misión secreta de Pompeo a Corea del Norte pareció dar frutos.
Después de ese encuentro, Kim anunció la suspensión de las pruebas nucleares y misilísticas norcoreanas, paso que fue interpretado como un gesto de buena voluntad hacia el encuentro con Trump.
Balance en el gabinete
Esta sorprendente aproximación entre Trump y Kim, sin embargo, contrasta con los choques públicos que el presidente mantuvo con Tillerson, quien había tratado de abrir "un canal de comunicación" con el gobierno norcoreano.
Tillerson "está perdiendo el tiempo" con eso, llegó a afirmar Trump en un mensaje en Twitter, posición que el jefe de Estado parece ahora haber modificado.
En el caso del acuerdo firmado en 2015 entre Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia con Irán, por su política nuclear, el papel de Pompeo no se perfila precisamente como constructivo.
Desde que llegó a la Casa Blanca Trump no esconde su deseo de denunciar y alejarse de ese acuerdo, un paso que echaría por tierra el esfuerzo diplomático que se requirió para firmarlo y tendría consecuencias imprevisibles en la región.
Tillerson, en cambio, defendía que Washington permaneciera en el acuerdo, una sugerencia que coincidía con la de todos los otros firmantes.
Cuando fue interrogado por el Senado para ser director de la CIA, Pompeo había expresado reticencias en afirmar que Irán cumplía con sus obligaciones a la luz del acuerdo, pero al ser interrogado para ser Secretario de Estado se mostró más optimista.
De cualquier forma, si Estados Unidos asume la decisión de abandonar el acuerdo con Irán, ello deberá tener un impacto en el grado de confiabilidad de un acuerdo similar con Corea del Norte.
Analistas locales coinciden en señalar que Tillerson había tejido una alianza informal con el Secretario de Defensa, Jim Mattis, para contener los impulsos agresivos del presidente.
Ahora resta ver si la presencia de Pompeo y Bolton en el gabinete no tiene el efecto contrario.