CON la mayoría de la base republicana apoyando a Donald Trump como su líder, tal cual lo revelaron los votos en la presidencial (75 millones) y un reciente sondeo de The Washington Post (6 de cada 10 conservadores e independientes creen que el partido debe permanecer bajo su mando),  el exmandatario enfrenta su segundo juicio político.

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La influencia de este ‘outsider’ es evidente no sólo sobre su colectividad, sino la política estadounidense. Y lo es tanto por el impeachment logrado por los demócratas a raíz de la toma y violencia al Capitolio, por lo que le endilgaron el cargo de ‘incitación a la insurrección’ como por el inmediato futuro electoral, ya que toma fuerza la idea de que Trump funde su propio partido, el que han anticipado se llamaría “Patriotas”.

Pero lo inmediato y que medirá el comportamiento de los conservadores es el juicio en el Senado que inicia este martes y cuyos parámetros no se han establecido, a saber, qué pruebas y cuáles testigos presentarán los demócratas.

Los 100 senadores entran desde este domingo en un territorio tan controvertido como inexplorado. Las razones, 45 de los 50 conservadores consideran que es un proceso ‘no ha lugar’ porque será contra un presidente que ya no está en el cargo; para lograr una inhabilitación para ejercer cargo público (el real objetivo de los demócratas) necesitan primero condenarlo con 67 votos del centenar de parlamentarios y, porque los legisladores conservadores son conscientes del decisivo rol de Trump en su partido.

Además, porque no hay precedentes de una condena a un presidente por el Congreso, y es altamente probable que esta no sea la excepción.

Contrario a lo que ocurrió en la Cámara de Representantes con la aprobación del impeachment donde una decena de republicanos facilitaron su aprobación, en el Senado por el momento solo hay cinco que acompañan a los demócratas en este proceso.  Mitt Romney, Susan Collins, Lisa Murkowski, Ben Sasse y Pat Toomey así lo han manifestado públicamente y con su voto en contra a una moción de censura que pretendía archivar el proceso.

Como se sabe la Cámara Alta de Estados Unidos está en paridad de integrantes. Entonces para lograr que Trump sea hallado culpable del cargo que se le acusa  necesitará además de los cinco antes reseñados, el apoyo de otros 12 senadores. Y ello parece altamente improbable. Sí y solo sí llegara a lograrlo, se podría realizar una segunda votación para prohibir que el hoy expresidente vuelva a ocupar un cargo federal. En esa votación, solo se necesitaría una mayoría simple.

Una encuesta difundida este domingo por ABC News e Ipsos señala que un poco más de la mitad de los estadounidenses (56%) apoya que el Senado encuentre responsable a Trump y que su condena sea la prohibición para volver a ocupar un cargo federal, con lo que quedaría impedido para buscar la reelección en cuatro años. Un 43% de los indagados indica que no debería serlo. El universo fue de 900 personas.

Mayoría de senadores republicanos ha argumentado que creen que el juicio es inconstitucional, ya que Trump ya no está en el cargo y, por lo tanto, no puede ser destituido. Vale señalar que el Senado puede condenar y destituir a un presidente en ejercicio, pero no a un ciudadano particular.

Los demócratas, por otro lado, han respondido que no responsabilizar a Trump sentaría un precedente peligroso para los futuros presidentes de que pueden evadir el castigo por sus acciones, siempre y cuando lleguen durante sus últimos días en el cargo. Insisten en que el expresidente violó su juramento al incitar a sus partidarios a lanzar el ataque. 

Este martes comienza el proceso a Trump (el segundo en un año), con transmisión en vivo para que los millones de estadounidenses puedan tener su propio juicio de valor. Si bien se podría esperar que despertara un máximo interés nacional, recientes sondeos develan creciente apatía porque los ciudadanos están ahora más interesados en conseguir empleo, conservar el que tienen o acceder a la ayuda estatal hoy en US$600 mensuales para sobrevivir.

En este sentido, es también altamente probable que el desenlace del impeachment sea rápido y sin la condena esperada, ya que los demócratas deberán priorizar el entendimiento con la oposición republicana para aprobar el plan de ayuda del presidente Joe Biden por US$1.9 billones, para combatir la pandemia, que incluye recursos para la emergencia sanitaria, ayudas sociales y duplicar el salario mínimo legal por hora que se encuentra en US$7.50.

Así las cosas no se vislumbra que los demócratas logren su objetivo de inhabilitar a Trump y que los republicanos se den la pela de permitirlo.