¿Convencerá EE.UU. a ONU de reformar Consejo de Seguridad? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 18 de Septiembre de 2022
Redacción internacional con AFP

La Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), que vuelve a la presencialidad, concita como nunca en la historia reciente el interés geopolítico global porque tiene como marco las profundas divisiones derivadas por la invasión rusa a Ucrania que este 24 entrará en su octavo mes, sino porque Estados Unidos impulsará una propuesta para que se reforme tal Organización, especialmente el Consejo de Seguridad.

El foro mundial, que comenzó hace una semana con la entrega del ‘mazo’ al presidente de esta 77ava. sesión,  Csaba Kőrösi, tendrá a partir de mañana en esta ventana política a no menos de 150 líderes mundiales, quienes no podrán evadir el tema de la guerra y sus  implicaciones en la afectación económica global, ralentizando no sólo la recuperación pospandemia sino generando una alineación política de bloques que no se veía desde la Guerra Fría.

Dividida, tal cual lo admite Kőrösi en entrevista a la agencia de noticias de Naciones Unidas, esta sesión plenaria debe llevar a decisiones concretas, en los diversos ámbitos.

El presidente de la Asamblea, que concluirá con el mes, recuerda que “la ONU está tan dividida hoy como lo está el mundo ahí fuera. Así que lo que debemos hacer es básicamente intentar resolver algunos de los grandes problemas que nos dividen. Esto significa gestionar la crisis y que las Naciones Unidas deben ayudar a los Estados miembros a mirar hacia adelante. Significa transformación”.

Bajo esa óptica insiste en que el mazo tiene hoy un gran “peso político y espiritual” porque se deben buscar salidas a la crisis “muy compleja que atraviesa el mundo”.

En la misma línea fue el llamado del secretario general, Antonio Guterres, al insistir en que “nuestro mundo está asolado por la guerra, golpeado por el caos climático, marcado por el odio y cubierto de vergüenza por la pobreza, el hambre y la desigualdad…La humanidad a "unirse" para encontrar soluciones”.

Sin embargo esa  esperanza de unidad parece inalcanzable, como recién lo evidenció la profunda división en torno a la participación vía video del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Debido a la pandemia de covid-19, en 2020 y 2021, los discursos de los líderes durante la Asamblea General se habían realizado, al menos en parte, por video. Pero este año se ha vuelto a las reglas habituales y se recuerda que para tener derecho a voz en la Asamblea General a partir del martes, hay que estar presente. Con la notable excepción de Zelenski, luego de que el viernes los estados miembros aprobaran una propuesta para permitirle transmitir un mensaje pregrabado mientras lidera la respuesta militar a la invasión rusa a su país.

Siete naciones votaron en contra de esta iniciativa (Rusia, Bielorrusia, Siria, Cuba, Corea del Norte, Eritrea y Nicaragua), argumentando que debería extenderse a todos los líderes, ya que el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, no planean viajar a Nueva York.

Según Richard Gowan, analista del International Crisis Group, Zelenski recibirá "mil veces más atención que la mayoría de los discursos de otros líderes presentes", pero "debe tener cuidado". "Muchos políticos no occidentales están resentidos con Occidente por centrarse en Ucrania", opinó.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, reconoció estas inquietudes. "A los países les preocupa que mientras nos enfocamos en Ucrania, no estamos prestando suficiente atención a otras crisis en el mundo. Ese no es el caso", declaró.

Los constantes llamados de los países miembros a un cambio radical en la ONU, por considerar que ha perdido peso y efectividad frente a las diversas situaciones globales, así como las constantes quejas sobre la estructura de la misma tendrán ahora una voz tan fuerte como influyente: la de Estados Unidos.

Se anticipó que el gobierno Biden abogará por una pronta reforma a dicha Organización, pero sobre todo al poderoso Consejo de Seguridad, donde Rusia ejerce reiteradamente su poder de veto, lo que generalmente sigue su aliado y socio en la construcción de un ‘nuevo orden mundial’: China.

Estos dos países junto a Estados Unidos, Francia y Reino Unido conforman los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, donde también tienen asiento otros diez, pero que son renovados cada dos años.

Con las manos atadas frente a cualquier resolución del Consejo de Seguridad porque la votación siempre es de 3 contra 2 y máxime sobre cualquiera que pretenda que Moscú rinda cuentas por la invasión a su país vecino, Estados Unidos planteará una reforma al mismo.

Las potencias occidentales han analizado detenidamente las reglas de procedimiento para garantizar que Rusia no bloquee las reuniones de mencionado Consejo de Seguridad, y han recurrido a la Asamblea General, donde cada uno de los 193 estados miembros de la ONU tiene un voto, para buscar una condena de Rusia.

Pero es notable la impotencia de la ONU en este conflicto. Basta remontarse a febrero, cuando en medio de una reunión del Consejo de Seguridad, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que lanzaba una "operación militar especial" en Ucrania. Y en Nueva York, los diplomáticos siguieron leyendo declaraciones pre-escritas.

En un discurso reciente, la embajadora estadounidense Thomas-Greenfield, expresó su apoyo a "propuestas sensibles y creíbles" para reformar ese máximo organismo.



"Statu quo insostenible"

"No debemos defender un statu quo insostenible y obsoleto" sino "mostrar flexibilidad y apertura en nombre de una mayor credibilidad y legitimidad", dijo la representante norteamericana ante ese foro mundial.

"Cualquier miembro permanente que ejerza el veto para defender sus propios actos de agresión pierde autoridad moral y debe rendir cuentas", advirtió también, prometiendo que Estados Unidos sólo ejercería ese derecho en "situaciones raras y extraordinarias".

Rusia y China se mofan de estas palabras de Estados Unidos, que bajo George W. Bush ignoró al Consejo de Seguridad para invadir Irak.

Para Naledi Pandor, la ministra de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, un país que hace tiempo que busca un asiento en el Consejo de Seguridad, es hipócrita criticar el concepto del veto únicamente por cómo lo usa Rusia hoy.

"Algunos de quienes hemos estado pidiendo que la Asamblea General tenga más voz nunca tuvimos apoyo, pero de repente, ¿hoy sí?", dijo días atrás en el centro de estudios CFR en Washington. "Ahí es donde el derecho internacional empieza a no significar nada".

Thomas-Greenfield reconoció que Estados Unidos no siempre ha estado a la altura de sus estándares, pero señaló que Washington ha ejercido su derecho a veto solo cuatro veces desde 2009, todas menos una para apoyar a Israel, frente a las 26 veces que lo ha hecho Rusia.

Para Richard Gowan, analista del International Crisis Group, existe una genuina preocupación de Estados Unidos por las "disfunciones" del Consejo de Seguridad.

"Pero también es una forma inteligente de poner en aprietos a China y Rusia. Porque todos sabemos que los más reacios a reformar el Consejo son Rusia y China", dijo.

Los cinco miembros permanentes reflejan la dinámica de poder posterior a la Segunda Guerra Mundial. Ucrania argumentó recientemente que el asiento de Rusia pertenecía en realidad a la antigua Unión Soviética.

El impulso más fuerte para reformar el Consejo de Seguridad se produjo en el 60 aniversario del final de la guerra, cuando Brasil, Alemania, India y Japón presentaron conjuntamente sus candidaturas para puestos permanentes.

China se opuso ferozmente a dar un asiento a otra potencia de Asia oriental, Japón, uno de los mayores contribuyentes a la ONU después de Estados Unidos.

Washington ha apoyado las ambiciones de Japón, y el expresidente Barack Obama expresó su respaldo a una candidatura de India. Pero más allá de las palabras, los líderes estadounidenses han hecho poco para concretar cambios.

Según Gowan, un llamamiento del presidente Joe Biden para una revisión del Consejo impulsaría los esfuerzos de reforma, pero su percepción es que los estadounidenses no tienen realmente claro qué quieren. "Están sacando el tema para probar las aguas, para desafiar a los chinos y a los rusos. Esto podría desinflarse", argumentó.

Los expertos en diplomacia dudan de que pueda haber una reforma del Consejo de Seguridad mientras Rusia y China vean peligrar sus intereses. /Redacción internacional con AFP