Costa Rica votaba este domingo para elegir un nuevo presidente entre 25 candidatos y sin ningún favorito para hacerse cargo de la crisis económica que afecta a una de las democracias más estables de América Latina, lo que hace prever una segunda vuelta el 3 de abril.
Según Eugenia Zamora, presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), la jornada transcurre "con normalidad" y, al menos en las primeras horas de sufragio "hay una afluencia muy importante de votantes".
"Este es un país con democracia robusta y un ejercicio electoral sólido. Da gusto y es interesante. Ofrece elementos de aprendizaje para otros países", respaldó Isabel de Saint Malo, jefa de misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Unos, 3,5 millones de costarricenses, de un total de cinco millones, también eligen al Congreso de 57 diputados y podrán hacerlo hasta las 18H00 locales (00H00 GMT). Los primeros resultados oficiales se conocerán tres horas después.
De los cinco candidatos con opciones reales, el expresidente centroizquierdista José María Figueres, quien lideró los sondeos con 17% de adhesiones, fue el primero en votar.
"Tenemos un millón y medio de personas viviendo en pobreza y medio millón en pobreza extrema. Hay faltante de soluciones habitacionales de 160.000 viviendas. Esas cosas nunca las habíamos vivido en esa magnitud en este país", dijo Figueres.
Luego de sufragar visitó la tumba de su padre, el exmandatario José Figueres Ferrer, quien abolió el Ejército en 1948.
Sobreoferta de partidos
Segunda en encuestas, la socialcristiana Lineth Saborío, con 13%, votó pasado el mediodía.
"Sentimos que estamos logrando nuestros objetivos. Tenemos seguridad de los resultados, vamos a continuar avanzando", dijo Saborío tras sufragar.
Tercero en los sondeos, con 10,3%, está el conservador evangélico Fabricio Alvarado, aspirante de Nueva República, quien estuvo en segunda ronda en 2018 pero perdió ante el presidente saliente, Carlos Alvarado.
"Ha sido una campaña cansada físicamente, pero estamos contentos y con la expectativa de lograr la meta y ganar estas elecciones", expuso.
Los otros aspirantes con opciones son el economista de derecha Rodrigo Chaves (8,2%) y el izquierdista José María Villalta (7,6%).
Los cinco candidatos han sido acompañados este domingo por múltiples seguidores que animaron una elección que, hasta el sábado, era fría y caminaba de la mano de la incertidumbre, con 31,8% del electorado indeciso, según encuestas.
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Vuelta de los tradicionales
Para analistas, la gran oferta de candidatos también es el reflejo de un país que, a pesar de su estabilidad, sufre de enorme desconfianza política.
"No hay nadie asegurado en segunda ronda. Hay gran porcentaje de electores que se decidirán en el último momento. Es difícil plantear escenarios, pero creo habrá dos propuestas antagónicas", opinó la politóloga Gina Sibaja.
Uno de los escenarios en el balotaje puede enfrentar a los partidos tradicionales: Partido Liberación Nacional (PLN), de Figueres --presidente en 1994-1998--, y Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de Saborío --vicepresidenta en 2002-2006--.
Esto traería de vuelta el bipartidismo del siglo XX, quebrado con el triunfo del Partido Acción Ciudadana (PAC), que gobernó los últimos ocho años pero hoy es impopular y no tiene posibilidades.
Luego de votar, el presidente Alvarado destacó la solidez democrática del país.
"Estamos entre las democracias más fuertes del mundo y hoy reafirmamos eso con nuestro voto (...) Otros países no tienen esta opción libre. Nosotros tenemos elecciones de manera no interrumpida desde 1953", dijo.
Francisco Zeledón, de 35 años y vecino de Moravia, en San José, expresó que "votar es el arma más importante que tenemos para solucionar los problemas, no nos podemos quejar después. Hay que resolver la pobreza y generar trabajo para la gente".
Crisis
Conocido por ser el primer país de Latinoamérica en el ránking global de felicidad 2018-2020 y su activismo medioambiental, Costa Rica ve opacada su alegría por una severa crisis financiera y social.
El desempleo (14,4% en 2021), la pobreza (23% en 2021) y una economía con deuda pública equivalente al 70% del PIB encendieron las alarmas de organismos multilaterales.
La situación se agravó con la pandemia de covid-19, que golpeó duramente al turismo, uno de sus principales motores.
Además, en los últimos 13 años, dos expresidentes enfrentaron juicios por corrupción (uno fue condenado) y en 2021 estallaron dos casos de irregularidades millonarias en el sector de obras públicas, con ministros involucrados.
El descontento ciudadano se ha traducido en el aumento progresivo del abstencionismo, que creció desde la votación presidencial de 2010, llegando hasta 34,3% en 2018.