Crisis en Perú no tiene ganadores: M. Campos | El Nuevo Siglo
Foto archivo Xinhua
Miércoles, 28 de Marzo de 2018
Pablo Uribe Ruan
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, Milagros Campos, profesora de la Universidad Católica de Perú, dijo que “PPK fue un presidente débil, con una investigación que fue develando paulatinamente vínculos con las empresas acusadas de corrupción” y destacó que este país “tiene su propia versión de la videopolítica” 

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LA SALIDA anticipada del poder de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) deja varias lecciones. Milagros Campos, profesora de la Pontifica Universidad Católica del Perú, habló con EL NUEVO SIGLO sobre las diferencias y similitudes entre la crisis de los noventa y la de ahora, el rol del fujimorismo, la aparente desinstitucionalización de la figura presidencial y los retos que tiene Martín Vizcarra, reemplazo de PPK.

 

EL NUEVO SIGLO (ENS): Esta crisis institucional, marcada por el escándalo de Lava Jato, ¿es peor, igual o inferior a la que el Perú vivió en los noventa, tras la destitución de Alberto Fujimori? ¿Es un deja vu?

MILAGROS CAMPOS (MC): Es un deja vu en alguna medida, pero son situaciones muy diferentes. La crisis política del 2000 fue sistémica y supuso un cambio de régimen. Debo destacar sin embargo, que en contextos radicalmente diferenciados, la transición se ha realizado de manera pacífica y en estricto cumplimiento de la sucesión establecida en la Constitución.

ENS: Algunos, como el escritor Luis Jochamowitz, dicen que no es comparable, sino que es una herencia de las prácticas que dejó Montesinos, con los videos y compra de congresistas. ¿Usted qué opina?

MC: El Perú tiene su propia versión de la videopolítica. Estoy de acuerdo con lo expresado por Jochamowitz. En el Perú desde el 2000 no ha vuelto a garantizarse la privacidad en las comunicaciones. Grabaciones y videos han sido determinantes en elecciones y han generado crisis políticas.

ENS: El fujimorismo, fuerza política más representativa en el Congreso, sacó a PPK del poder, pese a que su líder, Alberto, está en la cárcel por crímenes de lesa humanidad. ¿Cómo entender esto?

MC: Fujimori fue beneficiado por un indulto, gracia presidencial que Pedro Pablo Kuczynski le otorgó en Navidad, por razones humanitarias.

Cortesía

(Cortesía)

 

ENS: ¿Por qué Kuczynski cayó tan rápido? (sólo gobernó 20 meses)

MC: Kuczynski ganó las elecciones de 2016 en un contexto altamente polarizado y por un estrecho margen. Fue electo en segunda vuelta. La elección del Congreso se definió en la primera. Fuerza Popular –el fujimorismo– obtuvo mayoría absoluta con 36% de los votos; obtuvo 73 de los 130 escaños, 56%, mientras que el partido de gobierno controlaba el 14% de los escaños. Se configuró lo que se conoce como gobierno dividido: El gobierno de Peruanos por el Kambio (PPK) no sólo carecía de mayoría sino que la mayoría del Congreso corresponde a otro partido, Fuerza Popular (FP). Escenario inusual en el Perú y que incluso en países con instituciones sólidas,  ofrece dificultades de gobernabilidad.

En ese contexto PPK fue un presidente débil, con una investigación que fue develando paulatinamente vínculos con las empresas acusadas de corrupción y conflictos de interés que no supo explicar oportuna y consistentemente. Con votos de todos los partidos no sólo de la mayoría parlamentaria, estuvo a punto de ser vacado en diciembre. Con nuevas revelaciones de sus cuentas, se vio obligado a renunciar el 21 de marzo, ante la inminente aprobación de una nueva moción de vacancia por permanente incapacidad moral.

ENS: ¿Cómo explica que en Perú se caigan casi todos los presidentes?

MC: En el siglo XX los gobiernos sin mayoría en el Congreso eran interrumpidos por golpes de Estado. Después de la crisis política del 2000 que terminó con el Gobierno de Fujimori, Toledo (2001-2006), García (2006-2011) y Humala (2011-2016) concluyeron su mandato sin haber tenido mayoría absoluta  en el Congreso.

ENS: Los hijos de Fujimori, Keiko y Kunji, son los principales ganadores de la renuncia de PPK. Dicen que Keiko nunca aceptó hacer perdido con Kuczynski en 2016. ¿Será la próxima presidente del país?

MC: La crisis no tiene ganadores desde mi punto de vista.

ENS: ¿Qué opina de la reforma política que algunos sectores ya están promoviendo? (un modelo parecido al de Paniagua en 2001)

MC: En el Perú se vienen debatiendo reformas desde hace más de diez años. Las más profundas son el retorno de la bicameralidad, la eliminación del voto preferencial en la elección parlamentaria entre otras. En el pasado se frustraron porque los congresos estuvieron muy fragmentados.  Ahora hay mayor posibilidad de aprobarlas porque requieren de mayorías calificadas. Sin embargo, me inclino a iniciar un debate sobre el sistema de gobierno. La vacancia presidencial por permanente incapacidad moral puede ser un tema recurrente cuando los presidentes no logren mayorías.

ENS: Martín Vizcarra, ¿tiene cómo aguantar estos tres años y medio de gobierno?

MS: Vizcarra tiene varios retos. El primero es lograr un pacto de gobernabilidad con el Congreso, en torno a una agenda que permita una relación de colaboración. Soy de quienes cree que los primeros cien días marcan el ritmo del gobierno, veremos qué ocurre en los próximos días.   

ENS: En Perú, igual que en el resto de Latinoamérica, se habla de una reacción de la ciudadanía contra los políticos tradicionales. ¿No se viene un mesías de la antipolítica?

MC: De acuerdo con la décima encuesta nacional sobre percepciones de corrupción realizada por Proética, la corrupción junto con la delincuencia son las dos principales preocupaciones de los ciudadanos. La corrupción ocupa el segundo lugar a nivel nacional (52%);  al interior del país, el primer lugar (53%). La misma encuesta indica que la corrupción de funcionarios y autoridades es, desde 2006, el principal problema que enfrenta el Estado. El 68% cree que el crimen organizado se ha infiltrado en la política. Todo ello ha generado una gran desconfianza en la política y en las instituciones centrales en la marcha del Estado. En ese contexto, un discurso mesiánico y antipolítico es muy peligroso. Reestablecer la confianza es la tarea más importante. La historia reciente muestra que los outsiders no garantizan ninguna mejora, menos aún quienes se soñaron presidentes e incursionan en la política para hacer su sueño realidad.