Cuatro lecciones que deja juicio a Trump, quien fue absuelto | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 5 de Febrero de 2020
Redacción Web con AFP

Como estaba cantado, el Senado de Estados Unidos, de mayoría republicana, absolvió al presidente Donald Trump de los dos cargos que se le imputaban en el impeachment que envió la Cámara y con el que los demócratas pretendían fuera destituido.

En el primero de los cargos, abuso de poder, por presuntamente haber condicionado la ayuda a Ucrania a una investigación sobre su rival político Joe Biden y su hijo, que trabajaba para una cuestionada multinacional de ese país, la votación fue de 48 por la aprobación y 52 por la absolución.

En el segundo cargo, obstrucción al Congreso, el guarismo fue de por la condena 47 y por la inocencia, 53

Tras esta prevista absolución en el Congreso, el presidente Donald Trump se concentrará de lleno en su gestión, que acaba de lograr un 49% de apoyo ciudadano y la campaña por su reelección en noviembre.

Los demócratas, tras su fallida intentona para destituirlo, señalaron que el verdadero fallo del juicio se dará en las urnas, el próximo 3 de noviembre, cita para la cual deben definir candidato en las prolongadas primarias que arrancaron el lunes en Iowa y que hoy, tres días después, no ha dado el ganador por problemas técnicos.

EL epílogo del juicio político contra el presidente Donald Trump deja en evidencia tanto la marcada división bipartidista y la firme autoridad del presidente en las filas republicanas como el temor de que esta herramienta constitucional (impeachment) se convierta en un ‘arma’ recurrente ante la división política.

En más de 230 años, solo tres presidentes de Estados Unidos se han enfrentado a un juicio político. Pero muchos temen que esta herramienta constitucional se banalice ante contextos de división políticas.

La Constitución de Estados Unidos proporciona un marco excepcional para expulsar a un presidente culpable de "traición, corrupción" y "delitos mayores".

Le corresponde a la Cámara de Representantes acusarlo en una votación conocida como "impeachment", y el Senado es el encargado de juzgarlo. Para declararlo destituir al mandatario necesita el voto de dos terceras partes de la cámara. 

Solo Andrew Johnson en 1868, Bill Clinton en 1999 y Donald Trump han sufrido este proceso. Por lo tanto, algo raro en la historia.  

Solo 21 años separan los juicios de los presidentes Clinton y Trump, y eso que Richard Nixon dimitió en 1974 poco antes de una votación de "juicio político" por su vinculación con el escándalo de espionaje político de Watergate.

También en los últimos años, sobrevoló la amenaza de juicio político contra George W. Bush por la invasión de Irak y, aunque de forma más marginal, contra Barack Obama. 

"El juicio político a Trump es menos histórico que la continuación de una tendencia alarmante", escribió Michael Gordon, exmiembro de la administración Clinton, en sitio web Business Insider.

"Teniendo en cuenta las crecientes divisiones de nuestro país", añadió, "es probable que el 'impeachment' se convierta en algo normal". 

Los abogados de Trump blandieron este argumento en su exposición oral.  

Sin detenerse en los hechos de los que se acusa al multimillonario republicano (haber congelado la ayuda destinada a Ucrania para obligar a este país a investigar a uno de sus rivales políticos), consideraron que, incluso si estaban probados, no justificaban su destitución.

"El listón para la destitución no puede establecerse tan bajo", dijo Jay Sekulow, de lo contrario "tendrá un impacto en el funcionamiento de nuestra República y la Constitución durante generaciones".

"El 'impeachment' se va a convertir en el arma" del partido mayoritario en la Cámara de Representantes simplemente porque "no le gusta el presidente", se quejó el senador republicano Rand Paul. 

Pero James Thurber, profesor de ciencias políticas de la universidad Americana, muestra su escepticismo ante este argumento. 

"Sin duda, Estados Unidos está polarizado y seguirá polarizado por varias razones, y una de ellas, y no menos importante, es la división entre lo rural y lo urbano", explicó.

Pero el juicio político es un asunto "tan serio" que la "gente no quiere pasar por esto de nuevo".  "Existen otros mecanismos para competir entre partidos", dijo el académico.

 

Lecciones

Y más allá de la visión de los expertos, tras concluirse el juicio a Trump en el Senado se pueden sacar cuatro claras conclusiones del mismo:

1. Un país partido en dos.  El juicio por el llamado escándalo ucraniano ilustró la profundidad de las diferencias entre demócratas y republicanos en el Congreso, pero también las que dividen a los estadounidenses de a pie. Para los demócratas, Trump es un líder peligroso que cree estar por encima de la ley. Para los republicanos, el presidente es víctima de una campaña orquestada por sus enemigos para impedir su reelección. Y, frente a la ciudadanía en general, las opiniones estaban divididas prácticamente en la mitad a favor y en contra de que saliera de la Casa blanca.

2. Republicanos alineados.  Trump ganó la interna republicana en 2016 a pesar del rechazo abierto de algunos integrantes de ese partido, pero hoy ostenta control total sobre sus tropas, a las que exige lealtad absoluta. En el Congreso, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, es su aliado y mantiene a los legisladores del partido alineados.  A pesar de que dos senadores republicanos votaron a favor de llamar a testigos, lo que hubiese estirado el juicio, el lado de Trump ganó finalmente.

3. Instituciones dañadas.  La polarización está haciendo mella en el trabajo del Congreso. Desde que los demócratas retomaron el control de la Cámara de Representantes en 2019, cientos de leyes aprobadas por ese organismo han sido frenadas por el Senado, de mayoría republicana.  El impeachment no ha hecho sino tensar aún más esta situación, lo que deja a cualquier acuerdo entre demócratas y republicanos como algo prácticamente imposible. Según la senadora republicana Lisa Murkowski, quien opina que la conducta del presidente fue errada, esto ha impedido que el juicio a Trump sea justo. "Me entristece decir que, como institución, el Congreso ha fallado", dijo.

4. Schiff, gran orador. Adam Schiff, fiscal jefe del juicio, cautivó por horas a los parlamentarios con sus detallados y hábiles discursos sobre lo que ocurrió en el escándalo, que condimentó con expresividad teatral. En una de sus últimas exposiciones, Schiff dijo que Trump debía ser removido de su cargo "porque lo que está bien importa y la verdad importa". "De lo contrario, estamos perdidos", dijo. Hasta el senador Lindsey Graham, defensor radical de Trump, dijo que Schiff había hecho "un buen trabajo".

Concluido este proceso de destitución se está a la expectativa de que el mismo pueda volverse en contra de quienes lo promovieron, como ocurrió en el pasado. Vale recordar que losrepublicanos salieron perjudicados en las encuestas después de enjuiciar a Clinton por sus mentiras sobre su relación con Monica Lewinsky, una pasante de la Casa Blanca.