EN LO que representa en la señal más significativa hasta ahora de que se realizará una cumbre entre el presidente estadounidense y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, el propio mandatario confirmó que el jefe de la CIA y futuro secretario de Estado, Mike Pompeo, estuvo en Pyongyang en una reunión secreta con el mencionado dirigente.
El anuncio de la reunión entre Kim y Pompeo -designado por Trump como secretario de Estado- fue el último de una serie de revelaciones hechas por el líder estadounidense esta semana.
Entre ellas, Trump alimentó la esperanza de que se declare formalmente el fin de la guerra en la dividida península de Corea, algo impensable meses atrás.
"Mike Pompeo se reunió con Kim Jong Un en Corea del Norte la semana pasada. La reunión fue muy fluida y se generó una buena relación. Ahora se está trabajando en los detalles de la cumbre", dijo Trump en Twitter.
Tanto los funcionarios como los expertos dicen que no está claro aún si Kim, quien depende de su poderío militar para mantenerse en el poder, está dispuesto a renunciar a sus armas nucleares.
Cuando Corea del Norte habla de "desnuclearización" se refiere al retiro de la presencia militar estadounidense de la península de Corea, algo que Washington no considera posible.
"¡La desnuclearización será una gran cosa para el mundo, y también para Corea del Norte!", agregó Trump en su tuit, aludiendo a la renuncia de los programas nucleares y balísticos de Pyongyang.
De cualquier modo, esto ha elevado las esperanzas de que dos inminentes e históricas cumbres impliquen un importante avance: Kim Jong Un sostendrá un encuentro con Trump y otro con el presidente surcoreano Moon Jae-in.
Se espera que Kim y Moon se reúnan el viernes 27 con para discutir una declaración de paz para reemplazar el armisticio firmado en 1953. Trump había dado el martes su "bendición" a las conversaciones que buscan poner formalmente fin a la Guerra de Corea (1950-1953).
Cualquier tratado final de paz estaría cargado de complicaciones. "El tratado de paz es un problema muy difícil", dijo Koo Kab-woo, profesor en la Universidad de Estudios Norcoreanos.
Mientras el comando de la ONU liderado por Estados Unidos, China y Corea del Norte son signatarios del armisticio, Corea del Sur no lo es. Tanto Pyongyang como Seúl reclaman soberanía sobre la totalidad de la península, y un tratado implicaría un reconocimiento mutuo.
Probablemente el Norte reclame el retiro de las tropas estadounidenses, mientras que el asesor de seguridad nacional surcoreano, Chung Eui-yong, dijo que Seúl y Washington esperan que Pyongyang abandone sus ambiciones nucleares.
En tanto, en un horizonte de unos dos meses aparece la cumbre que el propio Trump sostendría con Kim. Ambos líderes no han hablado directamente, señaló la Casa Blanca, pero el mandatario reveló el martes contactos a "muy alto nivel" -una aparente referencia al viaje de Pompeo- para preparar ese histórico encuentro.
Trump dijo también que "cinco locaciones" estaban siendo consideradas para albergar la reunión, que tendría lugar "a principios de junio o antes asumiendo que todo vaya bien".
Pero "es posible que no todo salga bien y no sostengamos las reuniones y simplemente seguiremos con este camino muy fuerte que hemos tomado", agregó./AFP