EE.UU. ante su verdadero supermartes, ¿acabará la incertidumbre? | El Nuevo Siglo
KAMALA HARRIS opta por el continuismo del debilitado gobierno demócrata de su mentor, Joe Biden. El expresidente republicano Donald Trump renueva su apuesta por hacer a "América grande de nuevo"/Archivo AFP
Lunes, 4 de Noviembre de 2024
Redacción internacional con AFP y Europa Press

CON LAS encuestas ratificando un reñido duelo -más no así las casas de apuestas que están 6 a 4 a favor del expresidente republicano-, una seguridad nacional como nunca antes vista, alertas en rojo por presuntas campañas de desinformación y el vaticinio de una participación electoral récord, los estadounidenses viven hoy un real “supermartes” para elegir entre Donald Trump y la demócrata Kamala Harris a su presidente No. 47.

La polarización política en el coloso del Norte no es nueva y se ha evidenciado con mayor fuerza en últimas dos décadas. Lo que es novedad para esta final por la Casa Blanca es el cambio en el comportamiento electoral, en grupos etarios y raciales muy específicos que ahora deciden su apoyo en base a sus mayores preocupaciones que, tal y como lo han evidenciado todas las firmas encuestadoras son el manejo de la economía y la inmigración ilegal.

Así, más que cultura política hay, más allá de una disciplina partidista, una toma de conciencia personal frente a su diario vivir y su inmediato futuro. Además, ante la alternancia de poder que se registró hace cuatro años con el retorno de los demócratas a la Casa Blanca luego de un mandato republicano, comparan y evalúan con cuál de los dos gobiernos les fue mejor.

Hoy termina una campaña que fue inédita por varios factores: no hubo el tradicional y largo proceso de primarias ante la arrolladora fuerza electoral de Trump -en el caso republicano- y el tempranero anuncio reeleccionista de Joe Biden; la decisión demócrata de cambiarlo a tan solo tres meses de la elección presidencial, convirtiendo en candidata -sin ningún proceso interno y por tanto rival- a su vice, Kamala Harris; una ofensiva judicial contra el aspirante republicano que contrario a lo previsto por la izquierda ‘progresista’ consolidó su apoyo y dos intentos de asesinarlo.

Para la jornada de las urnas este martes 4 de noviembre están convocados unos 244 millones de ciudadanos, según el Bippartid Policy Center y se pronostica que la participación electoral marcará hoy record.

En las elecciones de mitad de mandato de 2018 y 2022 y en las presidenciales de hace cuatro años se registró la mayor participación en elecciones de este tipo en décadas, según el Pew Research Center. Por ejemplo, "cerca de dos tercios" de los votantes lo hicieron en 2020, "la tasa más alta para cualquier elección nacional desde 1900", según la misma fuente.

Para la ‘reñida’ definición presidencial de hoy, ya el 30% de los estadounidenses votaron de manera anticipada y por correo, entre ellos el presidente Biden y la candidata demócrata Harris.

Los que lo harán este martes verán operativos de seguridad, como nunca antes, en los cerca de 100 mil colegios electorales del país. Habrá desde presencia de la Guardia Nacional, sobrevuelo de drones y botones para llamadas de emergencia hasta medidas excepcionales para garantizar la seguridad física de los trabajadores electorales, así como de las propias papeletas.

El blindaje es aún mayor en los siete estados “bisagra”, cuyo comportamiento definirá al vencedor.

Desde semanas atrás, las encuestas han evitado dar un claro favorito y coinciden en señalar que Trump y Harris están en cerrado duelo tanto en el voto nacional como en los de los mencionados estados. Sin embargo, y basándose en las mismas, en cinco de esos siete estados claves la ventaja -y la tendencia- la tiene Trump, al igual que el voto nacional, aunque éste como se sabe no determina al ganador.

Técnicamente, los ciudadanos no eligen de manera directa al presidente, sino a los integrantes del Colegio Electoral, en virtud de un particular sistema que establece que la candidatura vencedora en cada estado se lleva todos los representantes en juego en dicho territorio; a excepción de Maine y Nebraska, donde el reparto es proporcional. Quien logre el mínimo 270 grandes electores de ese Colegio se hace a las llaves de la Casa Blanca.

Como no existe un gran organismo federal en el que seguir la noche electoral, son las proyecciones a boca de urna de los grandes medios los que van mostrando la tendencia en cada estado y así el mapa se irá tiñendo el mapa de rojo (republicanos) o de azul (demócratas).

Los llamados estados bisagra o pendulares son siete: Arizona, Carolina del Norte, Nevada, Georgia, Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Los datos de estos tres últimos serán los que más tarde se conocerán ya que cierran votaciones a las 8 de la noche hora local (igual que en Colombia) y serían los que tendrían el peso decisivo en la elección presidencial.

¿Acertarán las encuestas?

Las encuestas muestran una tendencia en la intención de voto, pero la verdadera es la de las urnas. Así no si siempre han estado en línea con el resultado final y pruebas recientes de ello, se equivocaron en 2016 cuando Trump le ganó a Hillary Clinton y hace cuatro años, con el triunfo de Biden sobre el entonces presidente republicano que buscaba reelegirse.

La media general de las encuestas de Real Clear Politics da un empate en el voto nacional entre Trump y Harris, mientras que en los estados “bisagra”, la candidata tiene una ligera ventaja en Michigan (48.4% vs- 47.8%) y Wisconsin (48.6% vs. 48.2%). El republicano va adelante y por una diferencia mayor en Georgia (49.4% vs. 47.7%), Nevada (48.5% vs. 47.5), Arizona (48.9% vs. 46.2%), Carolina del Norte (48.8% vs. 47.3%) y Pensilvania (48.3% vs. 48%).

Por su parte, en la tarde de ayer, el recopilador de encuestas FiveThirtyEight daba a Harris y Trump un empate con el 47,8% de los votos en Pensilvania, un ajustado 47,4% frente a 47,7% en Nevada y una diferencia de apenas un punto porcentual en Wisconsin, Michigan y Carolina del Norte.

Sin embargo, no todo el mundo está convencido de que esta sea una competencia tan ajustada y varios expertos advirtieron que, al final, la diferencia entre ambos candidatos puede ser mucho mayor de lo esperado, aunque omitieron señalar al que tendría más ventaja.

Por ejemplo, considera Joshua Clinton, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee y especialista en sondeos cuestionó la "similitud" de los resultados -con pocos decimales- de las encuestas de opinión disponibles, que “muestran no solo una carrera extraordinariamente reñida, sino inverosímilmente reñida”, sugiriendo que quizás sean los encuestadores y no los opuestos quienes estén detrás de esta casi. unanimidad.

"Una encuestadora temerosa que obtiene un margen de cinco puntos en una carrera reñida puede optar por ajustar sus resultados para que coincidan con lo que muestran otras encuestas, a fin de que su sondeo particular no dañe su reputación", explicó el experto.

También hay que señalar que los institutos de encuestas están a la defensiva, enfrentados a costos financieros ya las crecientes dificultades para llegar a los tensos en la era de los teléfonos inteligentes que filtran las llamadas.

Además, la experiencia de las últimas elecciones presidenciales estadounidenses no invita a respaldar sus predicciones sin reservas.

Las encuestadoras se equivocaron tanto en 2016 (victoria de Trump sobre Hillary Clinton) como en 2020 (derrota de Trump ante Joe Biden).

La primera vez, por subestimar la categoría de "blancos sin título universitario" entre los votantes que dieron la victoria al republicano. La segunda, a pesar de las correcciones adoptadas, por infravalorar una vez más el voto a Trump y considerar de más el dirigido a Biden.

Bastaría un error de este tipo para que los siete estados clave fueran ganados el martes por Trump o Harris, una hipótesis que nadie puede descartar.

Por su parte W. Joseph Campbell, profesor de la American University de Washington, confirmó a la AFP que se ha planteado "si los encuestadores no están maquillando demasiado sus datos, para alinearse con los resultados de los demás".

"Es un fenómeno difícil de probar, pero que se sospecha, y se llama instinto de rebaño", señaló. A continuación, mencionó otro famoso precedente, el de las presidenciales de 1980.

"Todas las encuestas mostraron una carrera muy reñida entre el presidente Jimmy Carter y el republicano Ronald Reagan. Y Reagan acabó ganando casi por goleada, por casi 10 puntos porcentuales. No digo que eso vaya a repetirse en 2024, pero es algo a tener en cuenta.

Entre dudas, vaticinios y marcada división política, los estadounidenses definen hoy a un presidente para cuatro años, renovarán la totalidad de la Cámara de Representantes, controlada actualmente por los republicanos y una tercera parte del Senado. Y, en esta elección del Congreso también se pronostican sorpresas. Hoy será un día largo y en el que si se cumple lo que dicen las encuestas seguirá la incertidumbre sobre el ganador de la Casa Blanca.