El presidente Joe Biden firmó un decreto que permite a Estados Unidos disponer de 7.000 millones de dólares del banco central de Afganistán depositados en instituciones financieras estadounidenses, informó la Casa Blanca.
En una maniobra muy inusual en la que Estados Unidos toma posesión de los activos de otro Estado, Biden solicita que estos fondos sean depositados en una cuenta de la sede de la Reserva Federal (Fed, Banco Central) de Nueva York.
"El robo y la incautación del dinero del pueblo afgano en manos de Estados Unidos representa el nivel más bajo de decadencia humana y moral de un país y una nación", reaccionó en Twitter Mohammad Naeem, vocero de los talibanes.
Los activos de bancos centrales suelen ser títulos financieros, de divisas o de oro.
Biden quiere que la mitad de los 7.000 millones se reserve para reclamos de indemnización de familiares de víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que llevaron posteriormente a Estados Unidos a invadir Afganistán.
Deora Bodley, estudiante de 20 años, era la más joven de los 40 pasajeros que murieron cuando el vuelo 93 se estrelló en un campo de Pensilvania.
Pero su tía, Sandra Bodley, se ofuscó por la decisión presidencial e indicó que "el pueblo afgano no es responsable del 11 de septiembre".
Afganistán está "devastado y todos los fondos disponibles deben ser usados para los afganos", agregó.
Biden espera que la otra mitad se destine a ayuda humanitaria a Afganistán, pero desembolsada de tal forma que el dinero no caiga en manos de los talibanes, ahora en el poder, explicó la Casa Blanca.
"Es muy importante poder tomar 3.500 millones de dólares y garantizar que se utilicen en beneficio del pueblo afgano", dijo un alto funcionario de la Casa Blanca en rueda de prensa.
Agregó que también se busca garantizar que las familias de las víctimas del terrorismo "puedan hacer oír su voz" frente a la justicia federal estadounidense.
El objetivo es poner bajo reserva unos 3.500 millones de dólares mientras se resuelven los procedimientos judiciales iniciados por las familias que reclaman la incautación de los activos afganos.
El alto funcionario estadounidense, quién solicitó el anonimato, reconoció que se trata de una situación "jurídicamente complicada" y que este anuncio es apenas el comienzo de un procedimiento que puede durar meses.
El camino elegido por Biden para hacerse de estos fondos afganos seguramente generará polémica, en momentos en que Afganistán atraviesa una grave crisis humanitaria.
Los talibanes han exigido hacerse con el control de las reservas del Banco Central afgano, y Rusia en particular también ha instado a Estados Unidos a liberar estos activos.
Las reservas brutas del Banco Central de Afganistán se situaron a finales de abril de 2021 en 9.400 millones de dólares, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esta suma, depositada antes de que los talibanes recuperaran el poder en agosto pasado, se encuentra principalmente en el extranjero y su mayor parte en Estados Unidos.
Seguramente conscientes de la controversia que provocará la decisión, los funcionarios de la Casa Blanca aseguraron que estas reservas afganas "provienen de la continua y significativa ayuda brindada por Estados Unidos y otros donantes internacionales durante dos décadas".